Una chimenea nacida de una necesidad. El escultor Dominique Imbert creo en 1967 su propio taller en el sur de Francia, cerca de Momtpellier, donde encontró un edificio ruinoso, sin techo ni ventanas, donde para calentarse tuvo que hacerse para sí mismo una chimenea de acero, más tarde esa misma chimenea, se convertiría en reclamo de sus propios amigos y visitantes del estudio. Así fue como nació la firma Focus, que no es sino la marca comercial del taller «Dominique Imbert s.a.s.».
Resulta obvio pensar que una chimenea no simplemente cumple la función de calentar, sino que más allá de lo funcional es un elemento decorativo más. Con ello me refiero a las chimeneas normales, como la de mi casa, que en los seis años que llevo viviendo en ella, me ha servido como marco de un precioso espejo de Becara, mientras en su interior en lugar de fuego, se acumulan sin piedad los cientos de revistas de decoración que voy leyendo.
Pero éste no es el caso de las chimeneas de acero Focus. Son tan bellas que representan el eje focal de cualquier estancia, allá donde nuestra vista se dirige irremediablemente. Y su belleza no es sólo por ser diferente, sino porque a mi manera de ver, se elevan a la categoría de escultóricas. ¿No os parece que todo lo que las rodea, queda en un segundo plano?.
Y cambiando de tema, mañana no estaré con vosotros, tengo una cita con Feriarte. Así que, hasta el viernes.