Christina Cole Studio

Aunque por su carácter pueda parecer una vivienda antigua rehabilitada, se trata de un proyecto de nueva construcción. Una casa con siete dormitorios y nueve baños (ahí es nadad), a la que Christina Cole, quiso darle un aspecto atemporal, que pareciera que llevaba habitada durante años.

Desde la entrada ya se percibe su elegancia. Materiales como el mármol, la piedra caliza, el roble o el latón, elevan a esta vivienda a otra dimensión.

Cruzando la puerta de entrada te recibe una preciosa escalera curva con pasamanos de hierro. Actúa como punto focal y tan sólo es interrumpida por una mesa redonda central con un gran centro de flores. Su desnudez acentúa su belleza.

El suelo de mármol y piedra caliza a cuadros, dirigen la mirada a las áreas de más interés. Una de ellas es la cocina, donde la interiorista mezcló varios materiales para crear esa sensación de espacio vivido. En ella encontramos zonas diferenciadas, por un lado, la de preparación y cocinado de alimentos, con una gran isla que combina encimera de mármol Calacatta Caldia de la firma Signorino, con un bonito frente de latón. En esta zona, dos vitrinas en roble contrastan con la campana de obra. En otra parte de la cocina, con salida directa al jardín, encontramos un nuevo espacio de lavado, con encimera de nogal y salpicadero de azulejos de cerámica artesanal. Por último, se ha reservado toda una pared para el almacenaje, con armarios de suelo a techo y del mismo tono que la pared o la campana, de tal forma que se crea una bonita continuidad sin sobrecargar el ambiente. Mención aparte, tienen los paneles y vigas de madera del techo en este espacio.

Es en el comedor, donde más se advierte el encanto antiguo, aunque en realidad sin serlo, ya que hablamos de una casa de nueva construcción, pero donde se han combinado a la perfección, elementos clásicos, contemporáneos y rústicos, creando un ambiente ecléctico y de aspecto vivido. Sin duda donde más se aprecia es en los armarios panelados con espejos antiguos que contrastan con la gran mesa de comedor de roble en líneas rectas y modernas, así como la lámpara hecha a medida al estilo de Jean Michel Frank.

Pasamos a la sala de estar con dos grandes ventanales de acero y corte industrial, que hacen que la luz llegue a todos los rincones de la casa. Si os fijáis en este espacio, las curvas cobran protagonismo, desde el mobiliario (como el sofá, o la mesa de centro, a butaca de tejido de lana bouclè firmada por Erik Wørts Rondell o los apliques antiguos de Jamb London) y también las formas arquitectónicas, como la base de la chimenea que se alza sobre un poyete de formas redondeadas. Todo esto permite que haya una mayor fluidez y mejor circulación alrededor de cada pieza.

El elemento sorpresa lo encontramos en el despacho, donde se ha habilitado un espacio para albergar un bonito coche deportivo antiguo. Es como una obra expuesta, una escultura. Preciosa la idea siempre y cuando tengas el espacio, claro.

El dormitorio principal y el baño siguen la misma línea que el resto de la casa. Colores envolventes, textiles elegantes como el terciopelo que cubre la cama, materiales nobles (mármol y roble) y un claro propósito de seguir combinando lo nuevo con lo antiguo, por ejemplo, la mezcla de una bañera oval y corte contemporáneo, junto a un lavabo clásico en mármol y el espejo vintage.

¿Tenéis ya vuestro espacio favorito en esta maravilla de casa? Os leo en comentarios.

Fotografía: Nils Timm para Estliving

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