Una cabaña como vía de escape…

¿Alguna vez habéis tenido la necesidad o la tentación de buscar un pequeño refugio donde escapar? ¿Un lugar para perderos un tiempo solos, para escucharos a vosotros mismos y resetear sobre todo lo que hay en el exterior? No es como irse de vacaciones, a mí ni siquiera me serviría la casa que tengo en el pueblo (aunque me fuera sola), mi cabeza seguiría en un constante tengo que hacer, tengo que arreglar, que pintar, que limpiar… y eso amigos, no es desconectar.

La empresaria, diseñadora y modelo Inés de la Fressagne sí que se lo supo montar bien cuando encargó el diseño de esta cabaña de tan solo veintidós metros cuadrados a la empresa Mobalpa, intentando recordar sus sueños infantiles y emulando a las cabañas de los árboles, todo un refugio para ella. Es increíble que, siendo la mitad de mi salón, no le falte detalle (ni siquiera un vestidor).

Dentro de este espacio, el mobiliario a media y los juegos de volúmenes, cobran una gran importancia, todo está pensado al milímetro para aprovechar cada centímetro cuadrado. En la casa conviven distintos ambientes en tres niveles diferentes, cada uno de ellos cumple su función y a su vez, cada solución a medida está pensada para poder ser utilizada de diversas maneras. Como el banco bajo la ventana, que lleva almacenaje en su parte inferior, o el cabecero de la cama al que se le ha añadido un proyector, también bajo los peldaños de las escaleras encontramos nichos donde guardar zapatos, material de oficina u otros enseres, …

Encontramos otros espacios como una pequeña zona de trabajo junto a la escalera, donde se ha aprovechado los huecos bajo los peldaños para guardar el material de oficina, así como la parte superior de la mesa para organizar más utensilios. Al otro lado de la escalera, una de las paredes se ha revestido con pintura de pizarra imantada, un recurso original y práctico para que, a una mente creativa, no se le escape ninguna idea. A la vuelta, increíblemente encontramos un vestidor completo, con todos sus accesorios (quizás era un requisito indispensable para la cabaña de una modelo).

Sobre la escalera, en una plataforma, encontramos la cama. Una hornacina sirve de mesilla, mientras que un simple cordón rojo con bombilla vista ilumina el espacio, aunque ya de por sí es uno de los mejores iluminados gracias a su gran ventanal desde donde se puede ver la vegetación exterior.

En el sencillo baño, también se han incluido barras con ganchos para poder tener a mano las cosas del día a día y pequeñas baldas donde albergar jabones o cremas. Todo está pensado al milímetro, hasta los mecanismos eléctricos de corte vintage, tipo marca Fontini, están en perfecta armonía con la cabaña.

Lo que no me queda claro y eso que la firma Mobalpa mayoritariamente es de cocinas, es si este bonito refugio tiene o no una. En las fotos no aparece, lo cual me hace pensar que quizás esta cabaña está pensada para escapar y descansar, pero no para cocinar :-)

Y mención especial a la puerta de entrada, en la tercera foto podéis ver cómo queda por su parte interior, enmarcada en una librería (a juego con una pequeña vitrina insertada igualmente en la misma). Quién diría que es la puerta principal, más bien podría ser la puerta de paso de una casa de campo. Su color y su acabado aportan un acento muy acogedor.

Ya que de niña no tuve una, de mayor quiero una cabañita como esta ¿alguien más se apunta?

Imágenes: Molbapa

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