Buchanan Studio
El de hoy será el último post hasta septiembre, ya sabéis que me gusta desconectar en agosto, o al menos tomarme ciertas licencias porque como autónoma siempre hay cosas que hacer, como cumplir con mis obligaciones contables o con hacienda que es algo que, por desgracia, no me lo puedo saltar.
Me gusta despedir el mes de julio y mi curso escolar :-) con una casa diferente, con tanta tendencia de «más de lo mismo» acaba una por aburrirse soberanamente. Hoy sin embargo he encontrado algo con historia, personalidad y alma vintage.
La vivienda es uno de esos espacios que, en Siglo XVIII, se veían poco atractivos ya que servían como cuadra o garaje. Por aquel entonces las escondían tras grandes mansiones para no ser vistas y sin embargo ahora, se han convertido en objeto de deseo para los londinenses. Se trata de la casa de los suegros del propietario de Buchanan Studio (si el nombre no os suena, seguro que sí lo harán sus famosas butacas que se hicieron virales en Instagram, os dejo un par de fotos al final del artículo, estoy convencida de que las habréis visto más de una vez).
Cuando compraron la casa, el anterior inquilino la había convertido literalmente en un cubo blanco carente de personalidad y poco ligada a su historia de cuadra. La intención era recuperar su pasado.
Al comenzar a picar las paredes encontraron los ladrillos antiguos, así como una traviesa de metal donde antaño, sujetaban a los caballos. Era un buen comienzo. Dejaron un comedor muy diáfano donde poder albergar la gran mesa de mármol, sitio de reunión de varias generaciones de la familia. El mármol es un guiño al abuelo, un apasionado coleccionista de piedras y fósiles. Si os fijáis, a la mesa se le añadieron ruedas para poder facilitar su movimiento y en el extremo que linda con la pared en lugar de sillas, se colocó un gran banco.
Para las paredes se usó un revestimiento de paneles machihembrados tradicionales, que permiten disimular aquello que no se quiere dejar a la vista (como la caldera, que se oculta en un armario del salón tras este revestimiento). Para el techo, se recuperaron vigas de una antigua escuela de Yorkshire. Y lo que parece la entrada de la calle, esos dos grandes portones tipo granero tras las butacas rosas del cuarto de estar, fue una idea para ahorrar. El espacio estaba cerrado en realidad, así que en lugar de hacer demoliciones sencillamente añadieron esas dos puertas decorativas sobre el ladrillo creando la sensación de puerta de paso a la ,calle.
En la pequeña cocina sin ventanas, echaron mano de la imaginación y por qué no, de la osadía. Pintaron los muebles de rosa y el techo de rojo, una combinación arriesgada pero que a los propietarios les gustaba.
En el baño principal dejaron la bañera, ya que la abuela es una fanática de los baños (sin renunciar al plato de ducha que se aprecia en el otro baño). Fue revestido de mármol, en color rosa muy clarito, los recortes de la piedra se utilizaron para hacer pequeñas estanterías que completan el almacenaje del baño.
Respecto al mobiliario, había que buscar algo acorde a al pasado de la vivienda, así que aprovecharon la tienda de artículos vintage Retrouvius que está cerca de la casa para hacerse con la mayoría de las piezas, además de comprar online otros artículos decorativos en la tienda Vinterior. El resultado como veis no puede ser más especial.
Y hasta aquí el post de hoy. No me voy sin desearon unas felices vacaciones, nos vemos en septiembre y os espero por Instagram también. Gracias por estar ahí! :-)

















Las famosas butacas Studio:

