Chelsea Hing y su refugio
Son muchos los que durante la pandemia han huido a lugares tranquilos en busca de un refugio donde, si no eliminar toda posibilidad de riesgo de contagio, al menos minimizarlo al máximo. Obviamente ni los que tenemos segundas residencias en pequeños pueblos, siempre podemos optar a esa oportunidad, muchos nos vemos anclados por los trabajos, los colegios de nuestros hijos, etc. De no ser por todo esto, yo ahora mismo estaría viviendo rodeada de pinos.
Esta casa es precisamente eso, el refugio de una conocida Relaciones Públicas australiana, llamada Kate Dinon, que aunque ya era su casa de verano años antes, se utilizó como refugio para ella y su familia durante los meses más duros de la pandemia. Remontándonos a su adquisición allá por 2015, cuando sólo buscaban una casa de vacaciones, fue gracias a su puesto de trabajo y a la gran cartera de creativos que tenía a su alcance, lo que le permitió conocer los proyectos de Chelsea Hing, y por la que se inclinó para encargarle la reforma integral e interiorismo en el momento en que se enamoró y compró esta bonita casa de los años 60 situada en Balnarring Beach (Australia).
El arte tiene un valor muy importante en la vida de la propietaria de ahí que encontremos obras incluso en la cocina. Pinturas de Miranda Skoczek, Eleanor Louise Butt, Del Kathryn Barton, se exhiben en sus paredes, y no sólo eso, también la literatura se expone en las librerías para ser vista como si de arte se tratara.
Todas las habitaciones siguen una misma línea cromática, sin distracciones, porque lo importante como he dicho está en las paredes. Los tonos madera y el mobiliario de fibra aportan la calidez a aquellos de color negro, el contrapunto relajante lo pone ese bonito color verde elegido para las zonas de relax, como los baños y los dormitorios. Si os fijáis parece que sólo hay un baño, pero son dos. Son casi idénticos en materiales y colores, pero uno tiene bañera exenta y el otro ducha, a uno le han puesto un bonito espejo rectangular de bambú mientras el otro, tiene forma circular y por último, uno lleva suelo porcelánico (de Eco Tile Factory, como los azulejos de la cocina) mientras el otro es de madera. En los dormitorios, se repite el mismo esquema, ambos con textiles de lino en rosa palo, cojines de rayas, el mismo verde utilizado también en los baños, pero cambian pequeños detalles como el tipo de cama, una con dosel y la otra sencilla, o la obra de arte que luce uno de los dormitorios pero en el otro no.
De esta manera conseguimos una sensación de unidad en toda la vivienda, incluida la cocina (la joya de la corona), que aunque carezca de ese verde tan apacible, repite otros patrones de la casa como los azulejos del antepecho de la zona de cocción que se han alargado hasta el office, o el resto de los colores. Si os dais cuenta, hay un guiño al verde gracias a la planta situada sobre a encimera.
Como no podía ser de otra manera, tratándose de una casa para disfrutar sobre todo en verano (aunque las circunstancias hayan hecho que las estancias de los propietarios se alarguen más), los exteriores cobran también protagonismo. Por desgracia sólo tenemos una pincelada de lo que es, pero con la imaginación que tengo a mí me basta y me sobra con ver la ducha exterior para saber que probablemente el resto, tampoco tenga desperdicio.
¿Vuestras circunstancias os han permitido escapar de la pandemia a un sitio más relajado donde pasar estos tiempos tan duros? Soy toda oídos…
Imágenes: Chelsea Hing / Design Files