Un diseño de Alistair Knox
Hay gente realmente dispuesta a cambiar de estilo de vida por darse el «capricho», o quizás piensen que es necesidad, de vivir en una casa construida por un arquitecto o diseñador al que admiran mucho. Para eso, no sólo hay que buscar ente las opciones que estén en venta, sino que también dentro de ellas, has de encontrar la que se adapte mejor a tus necesidades. Si ya es difícil dar con la casa adecuada en general, empeñarte en que esté construida o diseñada por alguien en concreto y además conseguirlo, me parece toda una proeza.
Esto es lo que pasó con una familia que vivía en el centro de Melbourne y tras ver varias propiedades diseñadas por el conocido arquitecto Alistair Knox, encontraron su casa soñada a tan sólo 28 km de la ciudad, en Hurstbridge. Una vivienda de 1978 que cumplía con todas sus expectativas y que sólo había sido utilizada por otros propietarios anteriormente, por lo que dedicaron poco tiempo y dinero a su actualización, se encontraba en muy buen estado y a su gusto. Y lo que fue más oportuno, después de varias búsquedas infructuosas, dieron con esta casa de más de 8 hectáreas justo antes de que estallara la pandemia en Melbourne, por lo que la familia con sus tres hijos, pudo disfrutar de espacios abiertos en lugar de pasar los peores momentos encerrados en plena ciudad.
La casa tiene su historia, historia que los antiguos propietarios contaron a Laurence y Susie cuando les vendieron la propiedad. Como los detalles de la procedencia de varios de los materiales de la casa: los ladrillos de barro se hicieron con arcilla que venía de una presa local, las chimeneas de pizarra y los miles de ladrillos que discurren por la casa fueron recuperados de una escuela de primaria de Richmond, las maderas son de derribo y las tres ventanas de la entrada, que son de plomo, se recuperaron de una iglesia de la ciudad de Briagolong. Las paredes donde no hay ladrillo, son de adobe restauradas. No se ha realizado ningún cambio estructural, sólo pequeñas actualizaciones, lo más significativo fue el cambio de los baños, la nueva zona de lavado y la restauración completa de la piscina.
Lo más difícil fue respetar una casa hecha a mano, trabajar con paredes y suelos irregulares, permanecer fiel a un diseño original pero tratando de adaptarlo a una familia moderna y a sus necesidades. Todo ello hace que la casa mantenga su esencia, que preserve su historia local y más allá de lo que les pueda gustar, lo que de verdad les encanta, es aquello que les hace sentir.
En cuanto a la decoración, han seguido una línea moderna y funcional, pero de casa de campo. Lo que más me llama la atención, es cómo han roto los tonos marrones que inundan el espacio a causa de tanta madera, por los ladrillos, el suelo, etc. metiendo grandes pinceladas de color gracias a los cuadros de gran formato, a las plantas, al antepecho de la zona de cocina en color verde, e incluso en los textiles de los dormitorios, donde el mostaza, el color calabaza, o los patrones tipo tartán, cobran protagonismo.
¡Ah! Por favor, no paséis por alto el lavabo del aseo que es el original de la casa, creo que ha sido un acierto mantenerlo porque no puede ser más bonito ¿No creéis?
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