Cuestión de orientación…

Viendo la primera imagen, quién diría lo que esconde esta casa en su parte trasera. Como veis se trata de una construcción tradicional, su parte delantera se compone de pequeños habitáculos, techos altos y detalles ornamentales propios de la época. Pero a su vez, tenía un potencial enorme, un gran patio trasero que permitió crear un anexo que, literalmente se funde con el jardín. El proyecto es obra del estudio de arquitectura Bent Architecture y se encuentra a unos 5km de Melbourne, Australia.

En todos sus proyectos intentan orientar las viviendas hacia el norte, extendiéndolas de manera longitudinal de este a oeste, de esta manera aprovechan el calor del sol en invierno (calefacción pasiva) y la brisa en verano. El patio que nos ocupa, sin embargo está orientado al este, lo que quiere decir que la casa disfruta de mucha luz y aunque en invierno el calorcito está asegurado, la desventaja es que en verano también.

Además de la importancia de la orientación, necesitaban privacidad. Sus vecinos estaban demasiado cerca, pero no querían restar luz ni sol al jardín. Para ello añadieron vegetación estratégicamente colocada, mediante arbustos, enredaderas y algunos árboles se consiguió dicha privacidad y junto con los grandes ventanales acristalados, se creó un espacio donde es difícil discernir si estás en el interior o en el exterior de la vivienda.

Si os fijáis también, para conectar la parte más antigua y oscura con la nueva y luminosa, se ha creado un gran tragaluz en el techo de la parte central de la casa que lleva la luz natural a todos esos rincones más lúgubres de la vivienda.

La viguería ya existía, dándole carácter histórico en la zona más antigua, mientras que, en la nueva estas vigas se perciben como elementos modernos y por supuesto en toda la vivienda, la madera aporta calidez y riqueza natural a los espacios. Por otro lado, los colores más apagados como los grises, los verdes oscuros o los negros, compensan el colorido jardín.

Como bien resumen los arquitectos, lo ideal en cualquier hogar es maximizar sus virtudes y minimizar sus defectos. Esta casa no contaba con la mejor orientación posible, además de tener una vivienda de dos plantas en su parte trasera que les restaba mucha intimidad. Por ello había que reorientar los espacios hacia el sol, esconderse de miradas indiscretas y crear un espacio abierto donde los propietarios pudieran sentir la naturaleza a sus pies. Creo que el reto está más que conseguido ¿no os parece?

Imágenes: Tatjana Plitt para Bent Architecture 

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Zen Architects

Esta casa me ha hecho viajar al pasado y no porque tenga un aire antiguo precisamente, pero tiene dos elementos que me han transportado a mi infancia. La primera ha sido ver esas robustas paredes revocadas de manera irregular que me han recordado a las que había en el colegio, aunque aquellas, además, tenían piedrecitas incrustadas con las que haciendo un poco el burro, me destrocé un dedo y se me cayó una uña (mi mano volvió a su ser, pero el recuerdo está ahí). Y el segundo pensamiento ha venido al ver en la biblioteca el Summa Artis ¿Quién no ha tenido o tiene aún en casa de sus padres esta mítica enciclopedia? En casa de mi madre está y me ha hecho gracia encontrarla en los estantes de esta casa. Estas dos tonterías, sumadas a que la vivienda es un espectáculo, me ha hecho traerla hoy por aquí.

Está situado en Mount Eagle Estate, una zona protegida al noreste de Melbourne, Australia. De gran importancia histórica, planificada y diseñada por Marion Mahoney y Walter Burley Griffin en 1915. La nueva construcción realizada por Zen Architects, debía seguir, por tanto, los estándares patrimoniales de vegetación, paisajismo y sostenibilidad del entorno. Ya existía entonces una vivienda que no se adaptaba a las necesidades de esta familia compuesta por un matrimonio y cuatro hijos. Decidieron empezar de cero puesto que ellos habían evolucionado también, con sus hijos ya mayores y la presencia de nietos, necesitaban más espacio y una disposición diferente para adaptarse mejor a las circunstancias.

Ahora la casa es de una sola planta, adaptando la movilidad para poder envejecer en ella. Se ha cuidado mucho la parte de sostenibilidad, en cuanto a los materiales utilizados, todos son naturales, reciclados y de proximidad. La eficiencia energética, también se aprecia en detalles como las ventanas, algunas estrechas y alargadas (que otorgan intimidad), otras como las salientes con capota (orientadas al norte) permiten la máxima entrada de sol en invierno mientras que, en verano, lo excluye. Otras ventanas, dejan entrar literalmente al jardín en el interior.

Los adoquines del suelo de pizarra Castlemaine, continúan desde el exterior hasta el interior por los espacios comunes, facilitando el mantenimiento. Al igual que sucede con las vigas de la pérgola del jardín que podemos encontrarlas también discurriendo por la entrada, la cocina o la biblioteca.

El mobiliario, elegido en consonancia, sigue un patrón tranquilo y minimalista con la madera como protagonista. En la cocina, realizada del mismo material, tengo el firme propósito de descubrir de dónde es la lámpara colgante sobre la isla (no puede gustarme más). El arte rompe aportando colorido y movimiento en un ambiente más bien plano. Por supuesto lo de plano no cuenta para la librería, allí los libros ya tienen esa función, además de la antigua mesa de despacho con vistas al jardín, maravillosa también ¿puede haber lugar más idílico para trabajar?

Si os dais cuenta es aquí en el despacho y en los dormitorios, donde el suelo ha cambiado, una tarima de madera se encarga de avisar que estos son espacios de retiro y por tanto de mayor confort. En el baño volvemos al mismo concepto que la cocina, muebles de madera con finas encimeras de cemento pulido (en este caso, al igual que el suelo, que funciona muy bien para zonas húmedas).

Y por último tenemos el jardín, lo más importante de la casa puesto que todo el proyecto gira en tono a él. Como dicen los arquitectos del proyecto: » el paisaje crecerá dentro, alrededor y sobre la casa con el tiempo « .

Imágenes: Derek Swalwell  yZen Architects

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Studio Bright

Dicen que nuestras casas son un reflejo fiel de quienes vivimos en ellas, así que cuando es un artista el propietario de la misma, siempre encuentro algo especial que las hace diferentes. Es como si dieran un pasito más, porque su creatividad ha de aflorar por alguna parte. Y para muestra la vivienda de hoy en Melbourne, cuya propietaria es la fotógrafa Eve Wilson y su familia.

En origen se trataba de una pequeña cabaña de madera (al final del post podéis ver la imagen), pero una extensión del Studio Bright, obró el milagro. Eso sí, era todo un reto ya que el espacio era escaso y había que darle un sentido a cada rincón del que disponían, con la premisa, además, de incluir un patio interior en tono al que girara toda la casa. De ahí los bloques utilizados para la fachada que cumplen varias funciones, por un lado, proporcionan intimidad, también son un buen soporte para las plantas (un apoyo a modo de jardín urbano) y, por último, permiten que pase la luz a través de sus huecos creando un bonito juego de luces y sombras. Como imagináis, estos bloques son el sello de identidad de la casa.

El salón, la cocina, el comedor y el patio están conectados, aunque pueden independizarse a demanda. Dos grandes cerramientos de cristal permiten cerrar las puertas del patio pudiendo atravesar del salón a la cocina a través del pasillo. Este, tiene gran protagonismo y funcionalidad, se le ha dotado de mucho espacio de almacenaje, así como de chimenea en un lado y en el otro, zona de descanso. Es este pasillo precisamente, el que conduce a la vieja cabaña (donde ahora se encuentra la cocina). Los muebles de cocina están pintados en un precioso verde grisáceo, el color Dollar de Dulux, mientras que para las escaleras se eligió un tono más oscuro, el Shire también de Dulux.

En el baño se ha continuado con esta misma gama de colores en tonos grises. Tiene la particularidad que sobre la bañera hay una claraboya, por donde se puede disfrutar de la luz natural o de las estrellas, depende del momento elegido para darte el baño.

Para la habitación de la niña se ha elegido un tono más romántico, un rosa palo llamado Chinchilla Chenille de Dulux y una decoración sencilla con literas, una balda volada a modo de pupitre y una composición de láminas en la pared. Igualmente, en el otro dormitorio infantil, se ha apostado por forrar una pared con corcho, en la que va el escritorio, y poner una cama nido a continuación, unas sencillas baldas y un póster completan la deco.

La habitación principal está resguardada de miradas indiscretas gracias a sus muros de ladrillo donde, además, se enredan las plantas creando un oasis de paz. La cama va empotrada en un mueble de carpintería que alberga los armarios y las mesillas a los lados y en lugar de cabecero, la parte central se ha pintado en un tono más oscuro, enfatizando así esa zona de la pared. Para el baño del dormitorio principal, se ha elegido un tono rosa empolvado que contrasta muy bien con las maderas y los tonos de la habitación, a la vez que hace juego con los textiles de la misma.

Pero todavía esta casa esconde una sorpresa más en el tejado, una preciosa terraza desde donde divisar toda la ciudad.

¿Os gusta este tipo de vivienda o sois más tradicionales?

Fotografía: Eve Wilson para The Design Files

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Sorprendente arquitectura de Robin Boyd

Tengo sentimientos encontrados con esta casa, tanto arquitectónica como estéticamente me encantan, pero tengo mis dudas en cuanto a su funcionalidad para el día a día. Está formada por distintas plataformas donde se ubican los espacios, sin divisiones de paredes, haciendo que el conjunto se convierta en un todo y quede integrado incluso con el jardín, el cual se cuela entre las cuatro paredes como si tal cosa.

Esta vivienda tan particular, se encuentra en Melbourne y fue diseñada por el arquitecto más influyente de la ciudad australiana, Robin Boyd, para la pareja de diseñadores Grant and Mary Featherston. La casa ha ido evolucionando con paso del tiempo, así como las necesidades de sus inquilinos. Ahora son el hijo y la nuera de Grant y Mary quienes viven en la casa, junto a sus dos hijos de 9 y 6 años, aunque además de la casa principal, se diseñó un apartamento para los abuelos, de tal manera que tres generaciones comparten espacio, pero preservando cada uno su intimidad.

La vivienda se fue actualizando como he dicho, siempre respetando el legado de la familia e intentando realizar cambios hacia un estilo de vida más moderno. El edificio original era tipo cobertizo y se quiso convertir en hogar, además de compartirlo con zona profesional, espacios de entretenimiento y por supuesto, un importante jardín. «Sentir cómo el exterior se colaba en el interior«.

Muchos de los elementos han evolucionado con el tiempo, como el techo, que ahora se compone de láminas de policarbonato obteniendo así, un techo traslucido. Controlar la temperatura era otro desafío importante, los propietarios tuvieron que crear su propio sistema. La casa trabaja con las condiciones climáticas externas anticipándose a ellas (por ejemplo, si va a hacer calor mañana, la propia casa de encarga de abrir las ventanas por la noche para que la esta se refresque). Obviamente este software no estaba inventado, así que lo crearon los propietarios y resultó tan eficaz que ahora se desarrolla para espacios comerciales.

También se centraron en realizar cambios estéticos para crear un espacio más familiar. Los ambientes menos dotados de luz se han dejado para dormitorios y el trastero, se ha convertido en el baño y la lavandería. Respecto al dormitorio principal, se reubicó bajó la plataforma de la zona de estar, creando así un espacio íntimo, casi subterráneo y rodeado de jardín, antiguamente se encontraba en una de las plataformas superiores, lo que lo hacía más visible y menos privado.

También se incorporaron zonas de juego mediante columpios, trapecios, anillos de gimnasia o bloques de espuma, el juego y el deporte es importante en esta familia y qué duda cabe, que esta casa se presta a ello.

En cuanto a la decoración es sencilla y sin pretensiones, aquí sí veo la funcionalidad. Los espacios no están recargados, pocos elementos, con predominio de la madera que casi se funde con el entorno, muchas piezas mid-century mezcladas con otras de estilo contemporáneo,… nada resalta, el protagonismo de esta vivienda se lo lleva el jardín, tanto exterior como interior.

¿Qué opináis? ¿Podríais vivir en una casa así? Yo tengo serias dudas por mucho que me guste a la vista…

Imágenes vía: The Design Files

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Un diseño de Alistair Knox

Hay gente realmente dispuesta a cambiar de estilo de vida por darse el «capricho», o quizás piensen que es necesidad, de vivir en una casa construida por un arquitecto o diseñador al que admiran mucho. Para eso, no sólo hay que buscar ente las opciones que estén en venta, sino que también dentro de ellas, has de encontrar la que se adapte mejor a tus necesidades. Si ya es difícil dar con la casa adecuada en general, empeñarte en que esté construida o diseñada por alguien en concreto y además conseguirlo, me parece toda una proeza.

Esto es lo que pasó con una familia que vivía en el centro de Melbourne y tras ver varias propiedades diseñadas por el conocido arquitecto Alistair Knox, encontraron su casa soñada a tan sólo 28 km de la ciudad, en Hurstbridge. Una vivienda de 1978 que cumplía con todas sus expectativas y que sólo había sido utilizada por otros propietarios anteriormente, por lo que dedicaron poco tiempo y dinero a su actualización, se encontraba en muy buen estado y a su gusto. Y lo que fue más oportuno, después de varias búsquedas infructuosas, dieron con esta casa de más de 8 hectáreas justo antes de que estallara la pandemia en Melbourne, por lo que la familia con sus tres hijos, pudo disfrutar de espacios abiertos en lugar de pasar los peores momentos encerrados en plena ciudad.

La casa tiene su historia, historia que los antiguos propietarios contaron a Laurence y Susie cuando les vendieron la propiedad. Como los detalles de la procedencia de varios de los materiales de la casa: los ladrillos de barro se hicieron con arcilla que venía de una presa local, las chimeneas de pizarra y los miles de ladrillos que discurren por la casa fueron recuperados de una escuela de primaria de Richmond, las maderas son de derribo y las tres ventanas de la entrada, que son de plomo, se recuperaron de una iglesia de la ciudad de Briagolong. Las paredes donde no hay ladrillo, son de adobe restauradas. No se ha realizado ningún cambio estructural, sólo pequeñas actualizaciones, lo más significativo fue el cambio de los baños, la nueva zona de lavado y la restauración completa de la piscina.

Lo más difícil fue respetar una casa hecha a mano, trabajar con paredes y suelos irregulares, permanecer fiel a un diseño original pero tratando de adaptarlo a una familia moderna y a sus necesidades. Todo ello hace que la casa mantenga su esencia, que preserve su historia local y más allá de lo que les pueda gustar, lo que de verdad les encanta, es aquello que les hace sentir.

En cuanto a la decoración, han seguido una línea moderna y funcional, pero de casa de campo. Lo que más me llama la atención, es cómo han roto los tonos marrones que inundan el espacio a causa de tanta madera, por los ladrillos, el suelo, etc. metiendo grandes pinceladas de color gracias a los cuadros de gran formato, a las plantas, al antepecho de la zona de cocina en color verde, e incluso en los textiles de los dormitorios, donde el mostaza, el color calabaza, o los patrones tipo tartán, cobran protagonismo.

¡Ah! Por favor, no paséis por alto el lavabo del aseo que es el original de la casa, creo que ha sido un acierto mantenerlo porque no puede ser más bonito ¿No creéis?

Imágenes: Amelia Stanwix para The Design Files

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Elemento sorpresa…

Esta vivienda en Northcote (Melbourne), se llevó en 2013 el premio «BDAV Building Design Awards«. El estudio Altereco Design creó una residencia moderna y funcional para una joven pareja, respetando el estilo original victoriano de la misma. El diseño tradicional de la casa fue modernizado añadiendo elementos sorpresa, formas geométricas, cubos,… tanto dentro como fuera de la vivienda.

Se requirió la demolición de las habitaciones traseras para incorporar un estudio. El patio se desplazó a la parte delantera, la cara norte, dejando un espacio de concepto abierto y consiguiendo un mayor aprovechamiento de la luz que ahora se cuela hasta el corazón de la vivienda. Esta zona central se caracteriza por los cálidos revestimientos de madera que se prolongaron por el resto de los espacios. Un plus en esta cocina es el área de entretenimiento al aire libre, que se abre y cierra a demanda mediante grandes cristaleras correderas. Un espacio semicubierto que funciona como comedor, como zona de juegos para los niños y que está pegado tanto a la cocina como a la zona de salón, lo que permite interactuar desde cualquier punto.

La vivienda se compone de tres habitaciones, dos baños y un estudio. El luminoso dormitorio principal cuenta con su propio baño y un vestidor, y como el resto de la casa, también está revestido en madera. El baño está dividido en espacios secos y húmedos, este último mirando a un corredor lleno de vegetación que da a la parte trasera de la casa (a salvo de miradas indiscretas pero con la sensación de ducharte en el exterior). En el estudio encontramos ese elemento sorpresa que cito en el título, una ventana que también da a la parte trasera, con una forma absolutamente atípica, un triángulo invertido que sigue la línea de inclinación del techo. Esta ventana ha sido sin duda el origen del post.

Por último comentaros que en una vivienda como esta, el color blanco juega un papel fundamental ya que equilibra el uso excesivo de la madera a la que se le ha dado todo el protagonismo.

Una vivienda cálida y funcional, sin grandes pretensiones, pero con un premio a sus espaldas gracias a las buenas ideas de Altereco Design y su originalidad.

Imágenes: Est Living y Altereco Design

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