La casa de Carmen Osorio…

La semana pasada no aparecí por aquí, me fui de puente. Nuestra idea inicial era ir a Gijón y Oviedo, pero realizaron una pequeña intervención a mi hija pequeña y finalmente nos fuimos al pueblo. El plan ha quedado post puesto para noviembre.

Casualmente a las afueras de Gijón, está la casa que os traigo hoy. No sabía de quién era hasta haber escrutado cada foto y en la última, ahí estaba ella, Carmen Osorio, periodista a la que sigo y admiro desde hace muchos años, primero a través de su blog, en el que comenzó a escribir en 2013, luego por Instagram (donde ya había enseñado algunos espacios de su casa, pero ya conocéis el maldito algoritmo y hacía tiempo que no sabía de ella), ahora también escucho sus podcasts cuando me da la vida. Ya sabía que Carmen tenía estilo y su casa sólo ha venido a corroborármelo.

En ella vive con su marido y sus cuatro hijos, y si estáis pensando cómo narices hace con cuatro criaturas para tener todo tan ordenado, pregunta que se repite en su cuenta de IG una y otra vez, cuenta que para hacer el reportaje de la casa tan sólo con el salón tardaron unas 5 ó 6 horas en realizar el estilismo y poner todo en orden, y eso que tiene la suerte de contar con un cuarto de juegos por lo que el salón más o menos lo mantiene despejado. Aquí no hay trampa ni cartón, las casas son para vivirlas. 

Carmen y su marido Chema, encargaron la reforma de esta vivienda unifamiliar de 240 metros cuadrados, a la interiorista Mar Vidal . La casa está dividida en tres plantas compuestas por salón, comedor, cocina, zona de lavado, cinco dormitorios, despacho, sala de juegos para los niños, terraza y jardín con piscina. Además de la intervención de la interiorista, Chema como arquitecto, estuvo muy presente en la toma de decisiones para ejecutar la obra, así, hubo elementos originales de la casa que decidieron conservar como las puertas, la de entrada y las correderas del salón que venían coronadas por unas bonitas molduras de escayola. También la doble altura presente en el salón, había un escalón que decidieron mantener, le daba presencia y es una manera de separar ambientes sin barreras visuales. Cambiaron la chimenea de sitio, enmarcándola entre los dos grandes ventanales desde donde se ve el bonito paisaje asturiano (casi que parecen cuadros). 

Materiales nobles y atemporales como el porcelánico, los hidráulicos o los papeles pintados, se mezclan con muebles heredados y otros de firmas tan conocidas como Zara Home, Habitat, Sklum, Alhambra Internacional, H&M Home o Pepe Peñalver, y hacen de esta casa un refugio para ser vivido y compartido por una familia numerosa, donde cada uno tiene su espacio y a su vez, donde todos pueden compartir momentos en familia.

Me encantaría saber de quién son esos dos preciosos cuadros del salón que nada más verlos me han teletransportado al mar. Si alguien lo sabe, que se pronuncie por favor.

¿Alguien más por aquí que siga a Carmen en redes?

Fotografía: fhe.es para Elle Decor

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Mambila Art

Uno de mis sobrinos (hijo de mi prima hermana), estuvo trabajando varios años en un hotel de Camerún. Se casó el verano del 2013 con una guapísima italiana y en su boda obsequió a los invitados con una máscara africana (creo que ha sido el mejor detalle que me han hecho en una boda, desde entonces está en la estantería de mi salón). Le pregunté sobre su significado porque durante un tiempo estuve pensando en venderlas a través del blog y esto fue lo que me explicó:

«La historia cuenta que cuando todavía no habían sido colonizados por ningún país occidental, cada una de esas mascaras servía como un pasaporte que las tribus utilizaban para cruzar territorios. Al llegar a una aduana limítrofe con su región/pueblo/zona, debían declarar las intenciones que le llevaban a ese lugar, cuánto tiempo estarían y dejar el pasaporte con un trozo de la tela de sus vestimentas que se ataría al pasaporte para poder reconocerlo a su regreso.

Cada tribu tenía varias mascaras o pasaportes porque las diferenciaban entre mujeres, hombres cazadores, hombres chamanes/médicos y el jefe de la tribu.

Muchas veces, en los países centro africanos se encuentran pasaportes muy antiguos de tribus no originarias de esos territorios históricamente. Esto es debido a que, cuando pasaban fronteras regularmente era para comerciar, cerrar una unión entre tribus o cazar. En el primero de los casos, no volvían porque habían hecho fortuna y se habían quedado, en el segundo porque la familia les había casado con su hija y de allí ya no volvería a moverse (como sigue pasando) y en el tercer caso, el animal lo había matado y/o comido.

En nuestros días, estas mascaras son un gran reclamo turístico que los centros artesanales locales siguen produciendo en grandes cantidades para que su cultura persista y no se pierda como meros souvenirs…»

Interesante historia ¿verdad?, pues que sepáis que no hace falta irse tan lejos para tener una pieza original. En Gijón se encuentra la tienda física Mambila Art (que también tiene opción de compra online), sus artículos son exclusivos y proceden de Pakistán, Turquía, Nepal, Marruecos, Camerún, Costa de Marfil y Gabón, directamente y sin intermediarios. Podéis encontrar máscaras, bronces Kotoko, tocados Juju, muñecas de fertilidad, Kilims, cojines afganos, ikat, colchas suzani, decoración de China, del Tibet, de la India, esparto,… montones de cosas que hacen de tu vivienda una casa con personalidad. ¿No os lo llevaríais todo?…

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