La casa de Carmen Osorio…

La semana pasada no aparecí por aquí, me fui de puente. Nuestra idea inicial era ir a Gijón y Oviedo, pero realizaron una pequeña intervención a mi hija pequeña y finalmente nos fuimos al pueblo. El plan ha quedado post puesto para noviembre.

Casualmente a las afueras de Gijón, está la casa que os traigo hoy. No sabía de quién era hasta haber escrutado cada foto y en la última, ahí estaba ella, Carmen Osorio, periodista a la que sigo y admiro desde hace muchos años, primero a través de su blog, en el que comenzó a escribir en 2013, luego por Instagram (donde ya había enseñado algunos espacios de su casa, pero ya conocéis el maldito algoritmo y hacía tiempo que no sabía de ella), ahora también escucho sus podcasts cuando me da la vida. Ya sabía que Carmen tenía estilo y su casa sólo ha venido a corroborármelo.

En ella vive con su marido y sus cuatro hijos, y si estáis pensando cómo narices hace con cuatro criaturas para tener todo tan ordenado, pregunta que se repite en su cuenta de IG una y otra vez, cuenta que para hacer el reportaje de la casa tan sólo con el salón tardaron unas 5 ó 6 horas en realizar el estilismo y poner todo en orden, y eso que tiene la suerte de contar con un cuarto de juegos por lo que el salón más o menos lo mantiene despejado. Aquí no hay trampa ni cartón, las casas son para vivirlas. 

Carmen y su marido Chema, encargaron la reforma de esta vivienda unifamiliar de 240 metros cuadrados, a la interiorista Mar Vidal . La casa está dividida en tres plantas compuestas por salón, comedor, cocina, zona de lavado, cinco dormitorios, despacho, sala de juegos para los niños, terraza y jardín con piscina. Además de la intervención de la interiorista, Chema como arquitecto, estuvo muy presente en la toma de decisiones para ejecutar la obra, así, hubo elementos originales de la casa que decidieron conservar como las puertas, la de entrada y las correderas del salón que venían coronadas por unas bonitas molduras de escayola. También la doble altura presente en el salón, había un escalón que decidieron mantener, le daba presencia y es una manera de separar ambientes sin barreras visuales. Cambiaron la chimenea de sitio, enmarcándola entre los dos grandes ventanales desde donde se ve el bonito paisaje asturiano (casi que parecen cuadros). 

Materiales nobles y atemporales como el porcelánico, los hidráulicos o los papeles pintados, se mezclan con muebles heredados y otros de firmas tan conocidas como Zara Home, Habitat, Sklum, Alhambra Internacional, H&M Home o Pepe Peñalver, y hacen de esta casa un refugio para ser vivido y compartido por una familia numerosa, donde cada uno tiene su espacio y a su vez, donde todos pueden compartir momentos en familia.

Me encantaría saber de quién son esos dos preciosos cuadros del salón que nada más verlos me han teletransportado al mar. Si alguien lo sabe, que se pronuncie por favor.

¿Alguien más por aquí que siga a Carmen en redes?

Fotografía: fhe.es para Elle Decor

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En la Sierra de Tramontana

Es curioso, todos los inviernos me quejo y espero con ansia la llegada del verano, siempre fue mi estación favorita porque no soporto el frío. Ahora resulta que tampoco el calor, o al menos este que estamos sufriendo. Mareos, bajadas de tensión, tardes perdidas porque mi cuerpo no puede moverse,… Por la mañana me levanto activa, a pesar de lo mal que duermo, me doy una buena caminata por el campo de dos horas con la perrita, pero llego a casa, me ducho, me siento en el ordenador y mi batería ya está al 10%, eso para lo que queda de día.

Mañana comienzan mis vacaciones, aunque seguiré por aquí de alguna manera u otra. Este fin de semana nos vamos a Cantabria con unos amigos (estoy deseando bañarme en el mar con la perrita, espero que las olas no le asusten), a partir del lunes, al pueblo y a finales de agosto, a Portugal. Pensaréis que son muchas vacaciones, pero hay trampa, ahora pasamos a ser dos autónomos en casa (mi marido se viene al lado del mal ;-), lo cual me asusta un poco), lo que quiere decir que da igual dónde estemos, hay que seguir trabajando ya sea en el pueblo o en Portugal pero ¿verdad que no se ve de la mima manera? y sobre todo, dejaremos de achicharrarnos.

Hoy nos vamos a un sitio paradisiaco, donde hasta ahora no era una zona especialmente calurosa, aunque me dicen mis amigos que viven allí que este año lo están pasando muy mal, a las altas temperaturas se le junta la humedad haciendo que la sensación sea de más calor aún. Me refiero a Mallorca, a la sierra de Tramontana.

La belleza de esta vivienda radica en que parece que lleva toda la vida ahí y, sin embargo, es de nueva construcción. Nada como cuando un arquitecto decide respetar el lenguaje del entorno y construir en consonancia a él. Esto es lo que hizo Bernardo Oliver Jaume de BO-ARQ. que decidió levantar esta vivienda como fiel reflejo de las antiguas masías mallorquinas. Dado que se sitúa en una zona protegida, la vivienda debía tener las características que aquellas que ya estaban allí. Se utilizaron las mismas soluciones arquitectónicas y materiales con los que se construyeron los antiguas viviendas de la isla.

En el interior se utilizaron elementos locales, pero muchos de ellos son de nueva factura, como las vigas de abeto a las que se les dio un tinte oscuro para que parecieran más antiguas. Y en cuanto a la decoración, si bien podríamos hablar de una vivienda rústica, ciertos elementos le dan un toque contemporáneo que impactan muy positivamente, como las obras de arte (motivo por el cuál he sacado esta casa en el blog).

Ya desde la entrada se intuye lo que veremos después. La puerta es original, recuperada de una casa de Pollença, abre a un gran espacio donde resalta un gran cuadro de Castellanos. Salón y comedor se suceden en espacios continuos, con una decoración campestre, tejidos naturales, lino en las cortinas y sofás blancos de Isabel López Quesada, objetos de artesanía, lámparas de cerámica marroquí, etc.

Entre el salón y el comedor, se encuentra la pared más impactante (a mi parecer). Dos espectaculares fotografías, que por desgracia no sé de quién son, se apoyan sobre un fondo pintado con estarcido por María Trimbell  y justo bajo el marco, en el paso al comedor, una franja de cantos rodados en el suelo rompe con el pavimiento de piedra de Binissalem.

En el comedor, de claro estilo nórdico, encontramos la famosa Y-Chair de Carl Hansen& Son y la mítica lámpara Artichoke, editada por Louis Poulsen. Tras el comedor, encontramos la cocina, con office e isla. Tanto las encimeras como el suelo son de piedra de Binissalem y de nuevo la pared, está pintada con rayas horizontales por la artista María Trimbell.

El dormitorio principal cuenta con vestidor. Éste, amueblado con puertas de celosía en un lado y baldas enfrente, de nuevo encontramos un mural en la pared de la misma artista. En la zona de descanso el suelo ya no es de piedra sino de un confortable roble envejecido. Se ha elegido una paleta de colores pastel y telas de Quesada, que crean un ambiente muy confortable.

Por supuesto no podía faltar un bonito exterior donde disfrutar de las vistas. Las butacas de ratán, de Janer Decoración, están vestidas con los clásicos cojines de tela de lenguas mallorquinas. La piscina en forma de «L» está pavimentada con piedra de marés y es el complemento perfecto junto al comedor exterior, para pasar largas horas de verano en el bonito jardín.

Imágenes: Montse Garriga para Elle Decor

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Una cuadra en Formentera

Podría decirse que esta es la perfecta casa de vacaciones, es indiscutible su belleza, así como la belleza de su emplazamiento, Formentera. Pero más allá de lo puramente obvio, tiene algo tan práctico que no todas las viviendas podrían cumplir y no podrían hacerlo, porque estamos hablando de una antigua cuadra. La disposición de las originales estancias ha permitido que lo que antes eran caballerizas, ahora sean habitaciones que se abren directamente al patio y que la casa principal, quede reservada para los padres. De tal forma que cada uno tiene su privacidad y la vida común se hace fundamentalmente en el patio.

Quizás os parezca una nimiedad, pero para mí, con dos niñas adolescentes y un chalet donde veraneo, que parece el centro de reunión del pueblo, ya os digo que me encantaría una casa así, donde la gente no tuviera por qué pasar por la casa principal. A día de hoy me han debido ver en pijama la mitad de los chavales de entre diecisiete y veinte años del pueblo, porque todos pasan por mi salón sin ningún tipo de pudor para ir a las habitaciones de mis hijas, no me ha quedado más remedio que perder la vergüenza (mentira, en realidad no la he perdido, pero no me queda otra que aguantar).

Los arquitectos Nacho Alonso y Bill Wright se encargaron de la rehabilitación de la vivienda y acondicionamiento de los anexos independientes (antiguas cabrerizas) como cuartos para sus hijos e invitados. Convirtieron además, el patio central en un espacio común al aire libre donde disfrutar y compartir momentos en familia. En dicho patio se puede contemplar los gustos de la familia por lo exótico, lo rústico, lo eco y la sostenibilidad. Encontramos a modo de toldos para hacer sombra, tejido de malla empleado por los militares para camuflarse en el desierto del Sahara. Por otro lado, mobiliario exótico tanto de Indonesia, como de Bali o Sumatra, las mesas y alfombras son marroquíes,… un mix de culturas que conviven con la forma de construir típicamente de la isla, tal como los encalados de las paredes, los suelos cemento, vigas vistas o cantos rodados. Estos materiales se repiten en el interior potenciando el deseo de los propietarios de mantener el espíritu de la arquitectura local.

Dentro de la casa, se mezclan elementos exóticos y rústicos con otros más románticos, como las lámparas de lágrimas de cristal que cuelgan a cada lado de la cama, compradas por los propietarios en la Provenza francesa. Me recuerdan mucho a las que vende Leticia de Vintage&Chic (claro que también proceden del mismo lugar).

Muchos de los muebles al ser de obra, ofrecen grandes soluciones. Como en el dormitorio, a cada lado de la chimenea una estantería, pero una de ellas se prolonga de tal manera que sirve de asiento, mesilla e incluso canapé. El armario, igualmente de obra, no ha necesitado puerta, tan sólo una cortina para protegerlo del polvo.

De igual forma, la cocina se ha realizado de obra con acabado en cemento pulido y además, responde a los cánones de la arquitectura local de la isla. Con las vigas originales restauradas, se le ha dado más calidez. Cemento pulido que también se ha utilizado para realizar los muebles del baño (lavabos y encimeras) y que se mimetiza con el suelo y las paredes.

Como veis todos los materiales que se han elegido son típicamente utilizados en las construcciones de las islas. Se ha buscado ser lo más respetuoso posible con el medio ambiente y poner un toque original con muebles exóticos y chic que le dan a esta casa, otro nivel.

Definitivamente quiero vivir en una cuadra.

Fotografía: Jordi Sarrá para Elle Decor

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De escuela rural a vivienda

A estas alturas de la vida del blog, sigo encontrando interioristas a los que admiro y que curiosamente, no habían pasado por aquí. Tanto buscar fuera de las fronteras, cuando tenemos lo mejorcito en producto nacional. En este caso me refiero al bilbaíno Mikel Larrinagacuya trayectoria profesional cuenta con más de 40 años. Importante también que sepáis que tiene un perrete adorable, que bien podría ser el hermano mayor de mi Titi y que se llama Pantxo :-) Esto nada tiene que ver con interiorismo, pero une mucho, qué demonios.

El proyecto que veréis hoy es una antigua escuela situada al norte de Burgos, allí donde las casas de piedra y teja se mezclan con el Románico más puro y animan a conservar el espíritu de las construcciones de antaño. Larrinaga quiso transformar la escuela y convertirla en vivienda pero recuperando los elementos arquitectónicos originales, como ventanas, vigas, el suelo,… todo data de 1936. Lo combinó a su vez, con elementos industriales (el ejemplo más obvio es la cocina) y colores neutros que transmitieran paz. El toque final, como en casi todos los trabajos del interiorista, fue una acertada mezcla con piezas de brocantes y antigüedades.

Ya en la entrada podemos ver una gran composición de láminas procedentes de un herbolario que datan de los años 60, toda una declaración de intenciones. En el comedor destaca la imponente visión de la vitrina, las sillas se compraron en un brocante de Francia y la mesa de corte antiguo y campestre, en Isabel Madinabeitia.

El salón se divide en ambientes, el comedor hacia un lado, la zona de estar y por otro, con la tarima elevada tal y como estaba en la escuela, una pequeña zona de estudio. En ella, tanto la mesa como la silla de hierro también son antigüedades. El salón, además, comunica con la cocina y un baño. Al entrar en la cocina, un imprescindible, porque ¿quién puede vivir sin pizarra en la cocina? (yo desde luego tengo una en mis dos casas), ojalá fueran como la de esta vivienda, se trata de la pizarra que encontraron en el aula de la antigua escuela, la idea no me puede gustar más. Bajo ella, una mesa de oficio adquirida en una feria de antigüedades de Francia. Respecto a la pared de enfrente, se ha respetado su aspecto original de piedra. Los muebles de acero de Ikea crean un gran contraste y para suavizar, un precioso vajillero procedente de la India, mantiene toda la loza a mano y a la vista.

En la planta superior se encuentra el dormitorio, vestido con ropa de cama de Zara Home y cojines de Vap Decoración. Aquí también encontramos antigüedades como las mesillas, de Antigüedades Cerrajería, los apliques son de Susaeta. Vemos que el suelo en el piso superior se ha sustituido por baldosas de barro artesanales, en lugar de madera.

Seguimos por el baño, incluso aquí las piezas singulares y la antigüedades siguen haciendo acto de presencia. Lo que más llama la atención es el maniquí, procede de China y lleva puntos de acupuntura. Por otro lado, el mítico taburete Tolix, versión original de un desembalaje francés. Los apliques son de Luz Bilbao y lo más sencillo el espejo, que es de Ikea.

Pero si algo llama la atención en esta casa, es su patio. En origen era una ruina adosada a la escuela, que en los años 70 se convirtió en pajar. Ahora permite tener una zona de porche con comedor más la de estar, y otra de exterior. En la zona de porche, un retablo antiguo preside el espacio de estar, con muebles recuperados de un bazar. En el otro extremo, encontramos un comedor con mesa procedente de un anticuario y sillas de brocante, junto a éstas, una cocina de obra con barbacoa.

Sé que Burgos no se caracteriza precisamente por su buen tiempo, pero en los días soleados, aunque fríos, y durante el verano, ese patio es oro puro. ¡A mí no me sacarían de ahí!

Fotografía: Montse Garriga para Elle Decor

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La cuenta atrás para el verano

Ha comenzado la primavera y, como si de La Vecina Rubia se tratase, llevo la cuenta atrás para el verano, de ahí que haya titulado mi post igual que su primera novela (que, por cierto, si no la habéis leído os la recomiendo). Quizás todavía tengan que llegar días de frío, pero lo peor ya ha pasado. Se nota que no me gusta el invierno, ¿verdad?

Estoy deseando que llegue mañana ya que pisaré la playa por primera vez este año, me muero de ganas de ver el mar y si la temperatura del agua lo permite, también de bañarme. Es contradictorio que no soporte el frío y sin embargo cuando se trata de nadar, aguanto lo que me echen.

De ahí que hoy os traiga una vivienda con vistas al mar, es mi manera de ir abriendo boca. Se sitúa en Jávea y es la casa de vacaciones del interiorista Carlos Serra, propietario del estudio de interiorismo Mercader de Indias. Tras veranear en esta localidad alicantina durante su infancia, decidió buscar una casa para poder disfrutar de las vacaciones con propia su familia.

La vivienda sufrió una transformación completa para adaptarla a las necesidades familiares, espacios abiertos y bañados de luz, gracias a un blanco que lo inunda todo. En la planta baja, el blanco se han combinado con maderas, piedras, verdes, etc. tonos que, de una manera u otra, nos recuerdan a la naturaleza. Mientras que, en la planta superior, distintas gamas de azules toman el protagonismo, réplica del mar que se observa a través de las ventanas.

Respecto a la decoración Carlos Serra ha hecho un gran trabajo, gracias a su tienda Mercader de Indias, la casa goza de mobiliario de distintas partes del mundo: Marruecos, China, Senegal, Filipinas… lo combina con obras de arte, antigüedades y otras piezas de madera o fibras naturales. Otros muebles sin embargo, son hechos de obra, como la cocina o las repisas de los baños, sencillos y funcionales. Por la vivienda encontramos distintos elementos originales y que le otorgan mucha personalidad, véase el salpicadero de baldosa hidráulica antigua marroquí de la cocina; o la alacena del comedor, fabricada con puertas antiguas chinas y en la terraza, tres grandes tinajas de aceite antiguas.

El dormitorio principal tiene otra singularidad, la cama se apoya sobre un escritorio de obra, a modo también de cabecero. La iluminación que apoya sobre dicho escritorio da servicio tanto a éste como a la zona de descanso y dos banquetas procedentes de Túnez, son el asiento perfecto para completar el conjunto, no restan visibilidad pudiendo esconderse bajo el escritorio cuando no son utilizadas (aunque son tan bonitas que en mi opinión, es mejor dejarlas que asomen un poco para ser vistas). En el baño, un cerramiento de cristal separa la ducha interior de la exterior. Fuera, destaca la celosía obra de Patricia Urquiola para Mutina.

En todos los dormitorios de la planta superior, los textiles son los auténticos protagonistas con el azul como color predominante, haciendo referencia al mar. El baño de las niñas se ha realizado con una encimera de obra que sirve como soporte a un lavabo de cerámica marroquí, el cesto de rafia le da un toque de calidez al conjunto. Junto a estos espacios, encontramos también una sala de estar donde unas colchonetas marroquíes en color azul sobre una base de obra, hacen las veces de sofá. El toque divertido y colorido de la habitación, lo aporta la colección de máscaras mexicanas.

Y pasamos al exterior, seguramente el lugar donde pasen más tiempo de la casa. Nos encontramos un maravilloso porche con dos daybeds procedentes de India, junto a ellas, dos hamacas de caña y bambú de la firma Tine K Home y para cerrar el conjunto, las tres tinajas de aceite antiguas de las que os hablaba antes.

Yo con esto ya he abierto boca para mi fin de semana malagueño, mañana a estas horas y si Dios quiere, estaré mirando al mar…

Imágenes: Mercader de Indias y Elle Decor

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Un precioso loft en Manhattan

Hoy cambiamos el campo por un loft situado en un edificio de finales del Siglo XIX, una antigua fábrica rehabilitada en el West Village, Manhattan (Nueva York). Los encargados del proyecto fueron el arquitecto Jon Powell y el interiorista Bachman Clem, cuya premisa fue buscar espacios abiertos, informales y acogedores, lejos de la construcción barroca y compartimentada de la anterior vivienda de los actuales propietarios.

Todo el sentido de la reforma lo dio el techo que se encontraba tapado bajo montañas de yeso. Al descubrir el tesoro allí escondido, estaba claro que había que dejarlo a la vista, pero costó seis meses averiguar si tendrían la cantidad suficiente de ladrillo para reemplazar aquellos que estaban deteriorados, una vez vieron que era factible, arrancaron con el proyecto y la idea en base a la cuál ahora, giraría la vivienda.

Para simplificar y conseguir espacios abiertos, la cocina, el estar y el comedor, comparten un mismo espacio permitiendo así, que invitados y propietarios puedan interactuar entre sí. Junto a la cocina, se realizó una pequeña biblioteca y sala de estar, que se separó mediante un cerramiento fijo de acero y cristal para preservar la intimidad, un espacio para desconectar con un buen libro o ver la tele. Para equilibrar la fuerza del ladrillo, se han utilizado colores tierra tanto en textiles como en paredes, que han sido revestidas con yeso veneciano también en color beige.

La iluminación fue otro reto que se resolvió con tiras de led adosadas a las estructuras de acero que recorren la base de cada arco y algunos focos empotrados que iluminan zonas puntuales.

Para separar los espacios de día y de noche, está el recibidor, por cierto, de los más bonitos que he visto en mi vida, la gran consola es guatemalteca de principios del Siglo XX. Una gran estructura de roble se encarga de esta misión, detrás están los dormitorios, zona de almacenaje, el tocador y el lavadero, también un despacho dentro del dormitorio principal donde se vuelve a utilizar panelados de roble como recurso decorativo. En este espacio y para restar peso visual, se ha separado el dormitorio del despacho con otro cerramiento de acero y cristal, tal y como se ha hecho en el cuarto de estar.

En los dormitorios se han permitido más licencias de color, aunque siempre con tonos empolvados como el azul grisáceo o el verde, menos en el aseo, donde se ha hecho un homenaje al ladrillo del techo y se ha utilizado un potente rojo de Benjamin Moore, color favorito de la propietaria. En las zonas privadas se decidió dejar los techos con el yeso existente.

Para el mobiliario, se buscaron piezas antiguas como la consola de la entrada que os mencionaba antes; colecciones de arte procedente de los propietarios; piezas vintage de diseñadores de renombre, como las butacas del salón del brasileño Sergio Rodrigues; muebles a media, como el gran sofá del salón o los cabeceros, las camas y el almacenaje de los dormitorios realizados por Bachman Brown Design,… todo ello, siempre buscando la correcta balanza entre lo minimalista, lo antiguo y lo industrial.

¿Creéis que está conseguido? A mí sólo el recibidor ya me ha conquistado.

Imágenes: JPA y Elle Decor

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Pisos Urbanos

Hace ya más de veinte años que escapé de la ciudad para vivir en el campo, aún estando en Madrid para mí, la calidad de vida que te ofrece un pueblo es infinitamente mejor (aunque de los ritmos frenéticos de la capital no te libras, por mucho que estés a unos cuantos kilómetros del centro). Obviamente cuando sales del casco urbano acceder a casas más grandes, es más o menos, más fácil. Y digo más o menos porque dependiendo de qué pueblo, los precios están también más disparados (como es el caso de donde vivo).

Cuando llegamos aquí, compramos un chalet que realmente estaba bien, pero para dejarlo como quería, me tenía que meter en obras. Al año y medio lo vendimos sacando bastante rendimiento, estábamos en pleno boom inmobiliario, y compramos el que tenemos ahora, menos plantas pero todo de dimensiones más grandes. Por entonces me pareció perfecto y en realidad mi casa me sigue encantando, pero siento que ahora está muy desaprovechada. Cuando los hijos crecen y son adolescentes, prácticamente la vida la hacen en su cuarto (cuando no están fuera con sus amigos) y mi marido y yo, poco más que usamos el salón, la cocina, nuestro dormitorio y nuestro baño, y entonces me paro a pensar ¿y para qué tanta casa? Por mucho cariño que la tenga casi que me siento esclava de ella. Más mantenimiento, más pagos, más limpieza, más orden,… Pero lo de este pueblo tiene guasa, te pones a buscar pisos y hay tan poca oferta, que te cuesta casi lo mismo uno de 3 dormitorios y cien metros cuadrados, que un chalet como el mío de tiene 270 metros cuadrados. ¿No es curioso que tengo comprador para mi casa, pero no piso donde ir? A no ser que comprase un tercero sin ascensor muy antiguo, pero no creo que eso fuera una buena inversión :-)

Al final todo depende del momento vital en el que nos encontramos y ahora resulta que vivo en un chalet y tengo otro en el pueblo donde vamos de vacaciones y también muchos fines de semana, totalmente absurdo ¿para qué tanta casa?

He visto este piso de Pia Capdevila en Barcelona y me ha parecido ideal. Que me lo pongan para llevar y lo trasladen a mi pueblo, porque yo de aquí no me muevo. No es la primera vez que traigo un proyecto de esta interiorista porque me resultan hogares vividos, cercanos, estéticamente muy bonitos pero además, muy funcionales, con mil ideas para poder copiar e inspirarse.

El piso tiene 135 metros cuadrados, tres dormitorios y tres baños, y aunque tampoco hablamos de un piso pequeño, cuando se trata de una vivienda de estas características, pensar en el almacenaje nunca está de más. La mejor solución para ello, son los muebles a medida. En este caso, se percibe desde la entrada donde se ha realizado un mueble zapatero, con armario contiguo para los abrigos y una celosía que lo separa de la estancia contigua, el comedor y la trasera, la cocina.

La cocina es una de mis estancias favoritas, no es muy grande pero el diseño en «L» permite organizar todos los muebles bajos e incluso dejar parte para una encimera volada que hace las veces de barra de desayuno. A su espalda, toda la pared va panelada con muebles hasta el techo para almacenar y es donde se encastra la columna de horno y microondas. Me encanta el papel pintado vegetal que se ha usado en la pared del fondo, el tono verde junto al blanco y la madera, le da un toque muy fresco a la cocina. El mismo papel, se ha utilizado en un pequeño cuarto de lavado que se accede desde esta misma estancia.

La mesa del comedor se eligió cuadrada de tal forma que no interrumpiera el paso, pero puede hacerse extensible si así lo requiere. Me encanta que en lugar de poner todo sillas, en los extremos se han utilizado bancos con respaldo (son de Crearte).

Un gran ejemplo de mueble a medida con mucha zona de almacenaje es la estantería del salón. Su parte de arriba está diseñada para albergar libros y otros adornos, la central para la televisión, la parte baja lleva cajones para aquello que no queremos que se vea y finalmente, se alarga para ofrecer una zona de trabajo junto al ventanal. En ese lado, podemos ver también una cómoda zona de lectura con Chaise Longe también de Crearte.

Desde el salón se accede al dormitorio principal, pasando primero por un vestidor diseñado y personalizado al milímetro, de esta manera se optimiza mejor el espacio. El vestidor da paso al baño principal, sencillo, pero con un toque elegante gracias a los apliques, espejos y pomos dorados, a juego con los pomos, también dorados, del vestidor. Los tiradores son de Zara Home y los apliques de Aromas del Campo.

En la habitación de la niña también se ha apostado por los muebles a medida, cama nido que continúa con un escritorio bajo la ventana y un gran armario. Frente a él, la icónica librería String. En su baño destaca la pared decorativa con formato de terrazo. Y en la habitación del niño, mobiliario también a medida, tanto los textiles como los revestimientos del baño, se han buscado con un punto más masculino, con cerámicas grises, azules y blancas.

¿Qué os parece este piso urbano? ¿No pensáis como yo que lo tiene todo?

Imágenes: Jordi Canosa para Elle Decor 

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En terracota…

Quizás pensabais que os iba a bombardear con ofertas del Black Friday, pero nada más lejos de la realidad. Siendo afiliada en Amazon, Kave Home o Westwing entre otros, podría hacer un poco el agosto, pero sinceramente no me sale hacer un post lleno de gangas que quizás no lo sean tanto, para llevarme una pequeña comisión y saturaros con más publicidad, bastante tenemos con la que nos tragamos diariamente, también os digo que una tiene que comer y que si queréis hacer alguna compra a través de mis links, es de agradecer, faltaría más.

Yo es que cada vez soy menos consumista (si es que alguna vez lo fui) y según pasan los años se me hace más bola estas fechas, lo de tener que comprar por comprar no lo llevo nada bien. La batería de mi espíritu navideño está a niveles realmente bajos. De ahí que yo siga a lo mío, con mis casas bonitas que me hacen soñar.

No es la primera vez que os enseño un proyecto de Chelsea Hing y quizás tampoco sea la última. Me gusta cómo toma de referencia los entornos para crear las paletas de color. En este caso el tono terracota del suelo exterior, es el que marca el color predominante en los interiores, pero también hay reflejo de los grises de los eucaliptos, o de los verdes de las vides y de la corteza ennegrecida de los árboles, con esas premisas ya tenía un esquema cromático sobre el que basaría este proyecto. Para ello, además del tono de las paredes, introdujo materiales como el cuero marrón, la pizarra, el cedro y otras maderas o el yeso pulido.

La planta baja se organiza en torno a una cocina de concepto abierto. Sencilla, aunque con toques elegantes, como los apliques dorados que contrastan muy bien con el color terracota. En el frente no se han colocado armarios altos lo que deja el espacio visualmente más despejado, así como más integrado en el salón, que cuenta con un gran comedor y a continuación zona de estar.

La planta superior se extendió permitiendo así, crear en ese primer piso, una suite de invitados y en la planta inferior un gran porche contiguo al salón desde donde contemplar las vistas a la naturaleza, las montañas y los viñedos. En la primera planta sin duda destaca el baño, el color terracota lo hace muy cálido y acogedor aportando un plus, el techo de lamas de cedro y el mobiliario de madera, el punto elegante y sofisticado lo aportan los toques de latón en espejo, grifería y apliques, y la guinda del pastel se la da la piedra negra de la bañera y el lavabo. Sin duda el baño, no puede ser más bonito.

Cuando una casa tiene carácter necesita pocos complementos para obtener un efecto WoW, mirad la entrada, ha sido suficiente con un cuadro XXL para llenar el espacio. Tiene truco claro, se puede decir que la propia carpintería de la puerta y sus tiradores, ya roban bastante protagonismo. Por la parte exterior pasa igual, tres esculturas de madera tipo tótems se encargan de dar la bienvenida, la bonita puerta hace el resto.

Confieso que nunca he sido mucho de color terracota, pero últimamente y a base de verlo, cada vez me gusta más. Transmite una sensación envolvente que me da mucha paz. Quizás yo sería más comedida en su uso, no lo podría en una casa entera, pero me lo podría plantear quizás para una habitación, o para resaltar una pared, o sólo hasta la mitad de pared y la parte superior en blanco, o a lo mejor empezar con textiles para no arriesgar. ¿Qué opináis de este color, os gusta?

Imágenes: Sean Fennessy para Elle Decor

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Piso en Madrid de Luisa Olazábal

El 90% de la población hoy día, no invierte en mobiliario pensando en que le durará toda la vida, como lo hacían nuestros padres o abuelos, ya sea porque quizás la inversión es grande, o porque tal y como el mundo gira en estos momentos, hoy estamos aquí y mañana allá, así que la mayoría optan por amueblar sus casas con piezas más económicas y con fecha de caducidad. No estoy a favor ni en contra de lo uno o de lo otro, cada uno hace lo que puede con sus circunstancias. He visto casas maravillosas enteramente amuebladas con piezas de tiendas low cost, como Ikea, y otras bellísimas repletas de arte, antigüedades y piezas emblemáticas.

La casa que os enseño hoy va más por la segunda vertiente, es un proyecto de Luisa Olazábal de un piso en Madrid donde se ha buscado la excelencia, con acabados de alta calidad y piezas de su propio estudio o de diseñadores clave. Un piso para toda la vida.

En el salón destaca una bonita combinación de butacas. A la izquierda encontramos un gran sillón de B&B Italia al que le acompaña una clásica butaca de la firma Axel, tapizada en lino de Gancedo y dos sillones daneses con tela de Nobilis, todos ellos rodean una contundente y escultural mesa de Olga Copado. La interiorista se atreve también a añadir un marco español del Siglo XVII que no necesita cuadro en su interior ya que decora por sí solo.

Bajo un predominante espacio neutro, se introducen toques de color, como los veladores rojos de hierro del anticuario Miguel Arcas, o las lámparas de Original BTC, también el sofá de terciopelo azul. Rompe además la calma, el muro que da profundidad a la zona de estar, con un intenso verde esmeralda. Puede independizarse del comedor a demanda gracias a unas puertas correderas que existen entre ambos espacios.

El comedor y el salón está dividido por un aparador de roble alistonado, diseño de Luisa Olazábal, como la lámpara tipo Sputnik que cuelga sobre la mesa de comedor. Mirando de frente, lo que más llama la atención son las carpinterías, diseño también del estudio, a través de las cuales se accede a la cocina. Si os fijáis bien son dobles, las más cercanas al comedor llevan cuarterones de cristal, pero las de la cocina los llevan de espejo, lo que produce un interesante efecto visual. En medio de ambas cristaleras, encontramos dos sillas de jardín adquiridas en Cotanda Antigüedades.

En el centro de la cocina se ha dispuesto una zona para comer con una mesa de chapa, diseño de la interiorista, y sillas de House Doctor. En este espacio contrasta el estilo contemporáneo de la propia cocina, de líneas rectas, encimera de Neolith, grifería en negro de Blanco (todo diseño de Gunni & Trentino), con los complementos decorativos como un espejo de Carlos IV de Le Secret o una bandeja de níquel, ambos procedentes del estudio de Luisa Olazábal.

En el dormitorio se ha introducido más color mediante los textiles, que son los protagonistas. La pared del cabecero está enmarcada con un papel japonés de Phillip Jeffries, sobre la cama almohadones de Gastón y Daniela y plaid Rue Vintage 74. La alfombra es de KP. Y por último, llegamos al precioso baño, totalmente enamorada de este espacio. Con sus azulejos dispuestos en espiga, como marco para un mueble de roble ebonizado hecho a medida, con sobre de mármol negro Marquina. Los apliques y el espejo van a juego y son del estudio de la interiorista. Grifería de Ramón Soler.

La luz, el uso del color (pinceladas alegres sobre un fondo neutro), el acierto de las piezas, la belleza de las carpinterías,…sin duda alguna un proyecto de Luisa Olazábal que seguro, sobrevivirá al paso del tiempo y a las modas. ¡Me encanta!

Fotografía: Pablo Sarabia para Elle Decor

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Estudio Do.Dark

Que una casa no tenga una gran antigüedad, no significa que no necesite una puesta a punto e incluso una reforma integral. Puede que su distribución ya no se adapte a tus necesidades, o que los materiales con la que fue construida en su día sean deficientes en cuanto a aislamiento u otras prestaciones, y por supuesto, el paso de los años habrá hecho mella también en el deterioro de instalaciones. A esta vivienda en Madrid de 350 metros cuadrados, se le sometió a una reforma integral para, por un lado, abrir los espacios que estaban muy compartimentados, por otra parte, conectar más las casa con el jardín ¿Quién quiere un jardín si luego no haces uso de él? y se le dio la vuelta a la distribución buscando una manera más lógica y funcional de que todo fluyera, sobre todo la luz.

Uno de los propósitos clave de los propietarios, era lucir su colección de arte y de piezas especiales de mobiliario, que es justo lo que ha llamado mi atención. De todo esto se ha encargado el estudio Do. Dark.

Ahora, desde el recibidor se pueden ver todos los espacios conectados. Por un lado, de frente se divisa el jardín y a ambos lados del recibidor, un salón con chimenea y un gran comedor que, aunque parezcan independientes, se pueden cerrar a demanda mediante puertas correderas. Tras el sofá encontramos una gran librería, diseño del estudio, que a su vez oculta la escalera que lleva al segundo piso. En ella albergan su gran colección de libros, así como piezas de arte a las que le tienen mucho cariño, como la talla religiosa.

El estudio consiguió también que la luz campara a sus anchas derribando tabiques, realizando un cerramiento de cristal para la cocina y colocando un par de ventanas Velux en el tejado.

En estas estancias llaman mucho la atención ciertas piezas como el perchero de la entrada, adquirido en la feria Almoneda, o las butacas de los años 70 azul y roja del salón, aunque no lo creáis se encontraron en la basura y se retapizaron con terciopelos de Gancedo dándoles una nueva vida y cuyos colores, siguen el ritmo de la obra de arte que les acompaña, de Luis Fernando Martín de los Santos. Como ritmo también le dan a las mesitas blancas de centro, los jarrones de colores de Anthropologie.

En el comedor encontramos una gran mesa blanca hecha a medida por el estudio acompañada por las conocidas sillas Wishbone que le dan calidez, la alfombra es de BSB y el espejo de Asitrade. Les acompaña una obra XXL de Blanca Orozco.

Desde comedor por el pasillo, se accede a la cocina, muy minimalista. Como decía antes, un cerramiento de hierro y cristal se encarga de que la luz siga fluyendo. El suelo de gres de gran formato es de Azulejos Peña. Los muebles son lacados y la encimera es de Silestone Blanco Zeus. Las lámparas no me van mucho, son en Westwing, yo hubiera metido algo que le diera calidez a la cocina o quizás color (como el resto de la casa), todo tan blanco y plateado me resulta un poco «cocina laboratorio».

El dormitorio sobrio, sin más. Lo que más me gusta es la silla Tulip, porque donde esté un clásico… Los taburetes también tienen su gracia, me ha sorprendido saber que son de Ikea.

Y por último el baño, que me resulta un tanto frío, como la cocina. Mismo suelo de Azulejos Peña y una ducha con mampara de cristal traslúcido que preserva la intimidad, pero todo blanco y sin notas cálidas. No es mi estilo, pero sobre gustos…

Sin duda alguna de esta casa me quedo con el salón, comedor y entrada por el impacto del arte y el mobiliario, que claramente llaman mucho la atención. ¿Qué opináis?

Imágenes: Montse Garriga Para: Elle Decor 

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