KLH Homes

Ya estoy de vuelta por aquí después de unas Navidades ¿Cómo las describiría? estresantes al principio y de desconexión total, la segunda parte de ellas. Se puede decir que he tenido un poco de todo. Espero que vosotros hayáis disfrutado de estos días que, aunque yo sea un poco Gringh, sé que a la mayoría os gustan estas fiestas. Los días que he estado en el pueblo sin hacer prácticamente nada y sin ver a nadie, esos no los cambiaba por nada. Paseos mañaneros con mi marido y la perrita por los pinares, un pequeño aperitivo y después de comer, sofá, manta y chimenea, ¿puede existir mejor plan? La pena es que todo lo bueno, se acaba.

Y comenzó la rutina y los propósitos, ¡ah! espera, que hace años que paso de propósitos, para qué si luego la vida me lleva por donde se le antoja, o suceden cosas a mi alrededor que hacen imposible que éstos se puedan cumplir. Y claro, luego viene la frustración y los «no puedo» o «no llego», así que mejor dejar el látigo en el armario porque ya la vida me lo pone bastante complicado como para hacerme una lista de deberes que por desgracia luego no puedo cumplir. Prefiero dejarme fluir, para bien o para mal.

Ya que vengo del campo, me quedo virtualmente un poco más en él y os llevo a lo que era una granja abandonada al final de un camino. ¡Menudo hallazgo para esta familia! Está en Kalamazoo, Michigan, y son tres casas individuales conectadas a través de pasarelas de cristal con tres dormitorios y tres baños y unos 260 metros cuadrados habitables en total. Para su rehabilitación contactaron con la diseñadora Liz Hoekzema de KLH Homes, descubriendo que la casa original era insalvable pero sí que lo era el granero de más de 100 años, que fue conservado como gallinero.

La vivienda lleva por nombre La Casa de Los Tres Picos en referencia a sus tres módulos, en uno de ellos se encuentra la zona de descanso con sus tres dormitorios y baños, en la siguiente sección, la central (comunicada, como he dicho antes, a través de un pasillo de vidrio) están la cocina, despensa, salón y salita de estar, por último, en la tercera, se sitúa el garaje.

Tenían claro que querían aplicar la técnica japonesa shou sugi ban que consiste en quemar y cepillar cada una de las tablas de cedro con las que va revestida tanto la casa como el granero. Un duro trabajo en el que los propietarios quisieron implicarse, tanto es así, que en medio del camino pensaron dónde se habían metido, pero sus dudas se disiparon al terminar todo el proceso y ver el resultado final con gran satisfacción.

Mención especial a muebles como el que vemos en la cocina, lo que parece un antiguo archivador y sin embargo, esconde un armario con gran espacio de almacenaje para albergar ollas y sartenes. Son piezas que dan personalidad y carácter a la vivienda. Otra pieza original es la cama colgante del dormitorio principal, es como si de una hamaca se tratase para evocar la sensación de estar colgado entre árboles. De ahí también los numerosos ventanales a su alrededor, que hacen que la conexión entre exterior e interior sea total. Para más inri, una gran chimenea al otro lado de la cama, pone el broche de oro a la sensación de confort. ¿Podéis imaginar dormir en esa habitación y a su vez pensar que estáis en el campo junto a una fogata, colgados en una hamaca bajo dos árboles? Idílico ¿verdad?

La chimenea además, conecta la habitación principal con la contigua, sirviendo para ambas estancias y dividiendo los espacios.

En la habitación infantil se maximizó el espacio construyendo zonas de almacenaje y tocador dentro de los armarios, de tal forma que no obstaculizasen el espacio. También se construyeron unas escaleras que llevaban al desván de los niños, homenajeando así al desván del granero.

La casa también tiene un porche delantero donde disfrutan del comienzo del día, con la chimenea puesta, una taza de café y si el tiempo lo permite, el sol entrando por los ventanales ¿se puede pedir mejor forma para arrancar la mañana? Creo que no…

Imágenes: Dwell Creative Services

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Con factor sorpresa…

Me gusta cuando las cosas no son lo que parecen. Si encuentras una edificación de estas dimensiones lo primero que piensas es que ante ti debes tener, cuanto menos, un casoplón. Nada más lejos de la realidad, al menos en este caso. A pesar de que la propiedad completa sí supera los quinientos metros cuadrados, la realidad es que por dentro, tan sólo hay un apartamento donde conviven salón comedor, cocina y en un nivel superior, el dormitorio y el baño. El resto del edificio está destinado a usos sociales.

El proyecto fue realizado por el estudio de arquitectura Barlis Wedlick en colaboración con su propietario Ian Hague. Lo primero que hicieron fue transportar la estructura de este granero, situado a dos horas de Nueva York, desde una localidad cercana habiéndole aplicado la técnica japonesa ‘shou-sugi-ban’, que consiste en carbonizar la madera (en este caso de cedro) para aportar una mayor protección a la misma, esa característica textura y por supuesto el color negro ceniza.

Como curiosidad, en este gran granero podemos encontrar también la primera piscina natural del estado de Nueva York, además de una torre de cedro de tres pisos con sauna en su interior y una segunda planta con un gran porche, donde relajarse y disfrutar de las vistas.

¿Y por qué digo lo de «factor sorpresa» en el título? Realmente no me refería al tipo de construcción, aunque curiosa es, más bien hablaba del impacto visual que me ha causado la barandilla amarilla de las escaleras que comunican la zona de estar con el dormitorio. Es como el elemento discordante, que nada tiene que ver con el resto de la decoración sosegada y campestre, y que pone una nota de color vibrante en el espacio. ¡Me ha encantado!

Y al igual que esa barandilla amarilla, también ha llamado mi atención la figura decorativa que adorna la pared de la zona de lectura (sobre el aparador), no es el típico espejo, cuadro, o algo que pudiéramos esperar, de nuevo encontramos un elemento escultórico que no puede quedar más bonito y acorde para una zona de lectura.

Y por último, si miráis la granja desde fuera, tanto los marcos de las pequeñas ventanas como la gran luminaria que alumbra la fachada al exterior, están pintados de rojo. Realmente no sé si tiene algún significado o simplemente es una manera de destacarlas frente a todo ese cedro carbonizado. Sea cual fuera la intención, me parece una genialidad.

¿Qué opináis de la granja? Yo me conformo con el apartamento, ni siquiera me molesta el amarillo de la barandilla y eso que soy clásica, pero aquí el efecto me parece sorprendente. El que sea tan grande el granero, su sentido tendrá y visto desde fuera, bonito es un rato, pero tan solo la zona de vivienda ya me ha enamorado.

Y sobre todo me quedo con las ideas, los toques tan acertados de color. Pensad en este ejemplo, si queréis resaltar uno o varios elementos en una decoración neutra, por arriesgado que sea el color, seguro que funciona bien. Y de la utilización del arte como punto focal supongo que no hace falta hablar, eso siempre es una apuesta segura.

Imágenes: Brian Ferry para Elle Decor / Barlis Wedlick

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