Un precioso loft en Manhattan

Hoy cambiamos el campo por un loft situado en un edificio de finales del Siglo XIX, una antigua fábrica rehabilitada en el West Village, Manhattan (Nueva York). Los encargados del proyecto fueron el arquitecto Jon Powell y el interiorista Bachman Clem, cuya premisa fue buscar espacios abiertos, informales y acogedores, lejos de la construcción barroca y compartimentada de la anterior vivienda de los actuales propietarios.

Todo el sentido de la reforma lo dio el techo que se encontraba tapado bajo montañas de yeso. Al descubrir el tesoro allí escondido, estaba claro que había que dejarlo a la vista, pero costó seis meses averiguar si tendrían la cantidad suficiente de ladrillo para reemplazar aquellos que estaban deteriorados, una vez vieron que era factible, arrancaron con el proyecto y la idea en base a la cuál ahora, giraría la vivienda.

Para simplificar y conseguir espacios abiertos, la cocina, el estar y el comedor, comparten un mismo espacio permitiendo así, que invitados y propietarios puedan interactuar entre sí. Junto a la cocina, se realizó una pequeña biblioteca y sala de estar, que se separó mediante un cerramiento fijo de acero y cristal para preservar la intimidad, un espacio para desconectar con un buen libro o ver la tele. Para equilibrar la fuerza del ladrillo, se han utilizado colores tierra tanto en textiles como en paredes, que han sido revestidas con yeso veneciano también en color beige.

La iluminación fue otro reto que se resolvió con tiras de led adosadas a las estructuras de acero que recorren la base de cada arco y algunos focos empotrados que iluminan zonas puntuales.

Para separar los espacios de día y de noche, está el recibidor, por cierto, de los más bonitos que he visto en mi vida, la gran consola es guatemalteca de principios del Siglo XX. Una gran estructura de roble se encarga de esta misión, detrás están los dormitorios, zona de almacenaje, el tocador y el lavadero, también un despacho dentro del dormitorio principal donde se vuelve a utilizar panelados de roble como recurso decorativo. En este espacio y para restar peso visual, se ha separado el dormitorio del despacho con otro cerramiento de acero y cristal, tal y como se ha hecho en el cuarto de estar.

En los dormitorios se han permitido más licencias de color, aunque siempre con tonos empolvados como el azul grisáceo o el verde, menos en el aseo, donde se ha hecho un homenaje al ladrillo del techo y se ha utilizado un potente rojo de Benjamin Moore, color favorito de la propietaria. En las zonas privadas se decidió dejar los techos con el yeso existente.

Para el mobiliario, se buscaron piezas antiguas como la consola de la entrada que os mencionaba antes; colecciones de arte procedente de los propietarios; piezas vintage de diseñadores de renombre, como las butacas del salón del brasileño Sergio Rodrigues; muebles a media, como el gran sofá del salón o los cabeceros, las camas y el almacenaje de los dormitorios realizados por Bachman Brown Design,… todo ello, siempre buscando la correcta balanza entre lo minimalista, lo antiguo y lo industrial.

¿Creéis que está conseguido? A mí sólo el recibidor ya me ha conquistado.

Imágenes: JPA y Elle Decor

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Con factor sorpresa…

Me gusta cuando las cosas no son lo que parecen. Si encuentras una edificación de estas dimensiones lo primero que piensas es que ante ti debes tener, cuanto menos, un casoplón. Nada más lejos de la realidad, al menos en este caso. A pesar de que la propiedad completa sí supera los quinientos metros cuadrados, la realidad es que por dentro, tan sólo hay un apartamento donde conviven salón comedor, cocina y en un nivel superior, el dormitorio y el baño. El resto del edificio está destinado a usos sociales.

El proyecto fue realizado por el estudio de arquitectura Barlis Wedlick en colaboración con su propietario Ian Hague. Lo primero que hicieron fue transportar la estructura de este granero, situado a dos horas de Nueva York, desde una localidad cercana habiéndole aplicado la técnica japonesa ‘shou-sugi-ban’, que consiste en carbonizar la madera (en este caso de cedro) para aportar una mayor protección a la misma, esa característica textura y por supuesto el color negro ceniza.

Como curiosidad, en este gran granero podemos encontrar también la primera piscina natural del estado de Nueva York, además de una torre de cedro de tres pisos con sauna en su interior y una segunda planta con un gran porche, donde relajarse y disfrutar de las vistas.

¿Y por qué digo lo de «factor sorpresa» en el título? Realmente no me refería al tipo de construcción, aunque curiosa es, más bien hablaba del impacto visual que me ha causado la barandilla amarilla de las escaleras que comunican la zona de estar con el dormitorio. Es como el elemento discordante, que nada tiene que ver con el resto de la decoración sosegada y campestre, y que pone una nota de color vibrante en el espacio. ¡Me ha encantado!

Y al igual que esa barandilla amarilla, también ha llamado mi atención la figura decorativa que adorna la pared de la zona de lectura (sobre el aparador), no es el típico espejo, cuadro, o algo que pudiéramos esperar, de nuevo encontramos un elemento escultórico que no puede quedar más bonito y acorde para una zona de lectura.

Y por último, si miráis la granja desde fuera, tanto los marcos de las pequeñas ventanas como la gran luminaria que alumbra la fachada al exterior, están pintados de rojo. Realmente no sé si tiene algún significado o simplemente es una manera de destacarlas frente a todo ese cedro carbonizado. Sea cual fuera la intención, me parece una genialidad.

¿Qué opináis de la granja? Yo me conformo con el apartamento, ni siquiera me molesta el amarillo de la barandilla y eso que soy clásica, pero aquí el efecto me parece sorprendente. El que sea tan grande el granero, su sentido tendrá y visto desde fuera, bonito es un rato, pero tan solo la zona de vivienda ya me ha enamorado.

Y sobre todo me quedo con las ideas, los toques tan acertados de color. Pensad en este ejemplo, si queréis resaltar uno o varios elementos en una decoración neutra, por arriesgado que sea el color, seguro que funciona bien. Y de la utilización del arte como punto focal supongo que no hace falta hablar, eso siempre es una apuesta segura.

Imágenes: Brian Ferry para Elle Decor / Barlis Wedlick

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Vivir en Los Hamptons

Pocas cosas pueden salir mal cuando tienes entre manos una vivienda que, en lugar de paredes, está rodeada por ventanales que miran al jardín, a la piscina y en el horizonte, al mar. Con esta «caja de cristal», situada en la península de Long Island (Nueva york), se enfrentó la interiorista Vanessa Alexander para convertir este espacio en la segunda residencia de su amiga Julie. La dificultad radicaba en conseguir que lo contemporáneo de la arquitectura, no se interpusiera en el deseo de la propietaria de transformar este lugar en su santuario de paz y en un espacio bohemio. Para ello recurrió a una sabia mezcla de piezas traídas de todo el mundo, algunas de corte vintage, a la madera y a las fibras que aportan calidez y a elementos naturales que comunican interior y exterior.

Aunque muchos muebles sean nuevos, como los de la cocina, están hechos a medida y personalizados para el proyecto. Así, tanto la mesa del comedor, la isla y los muebles de la cocina, están construidos con los mismos materiales para que haya un hilo conductor. Bajo la mesa, destaca una alfombra antigua tribal. Para la zona de aguas, paredes y techos, se utilizó yeso impermeabilizado. Parece cemento pulido, pero visualmente es más suave.

En el salón, sin duda destaca el gran sofá modular de B&B Italia, Camaleonda Sofa, un icono del diseño obra de Mario Bellini de 1970. Le acompaña una mesa de centro del también reputado diseñador Axel Vervoordt.

La casa sufrió pequeñas remodelaciones ya que la anterior familia no tenía hijos, así que tuvieron que adaptar ciertos espacios para crear nuevos dormitorios y áreas de recreo infantiles, pero siempre respetando las zonas abiertas de la planta baja y el eje horizontal bajo el que está diseñada la vivienda para aprovechar al máximo las vistas.

La escalera de cristal conduce a al dormitorio principal con vistas al mar, allí se encuentra una de las piezas más bonitas de la casa. La lámpara de techo que cuelga sobre la mesilla, está tejida por la artista australiana Harriet Goodall. Sus luminarias esculturales, pinchad en el enlace (su nombre) y descubriréis las maravillas que hace.

Bajo este, hay una zona interior destinada al esparcimiento, con sillas vintage de Charlotte Perriand y el sofá Extrasoft de Living Divani. Pero además de esta zona de estar familiar, la propietaria quiso hacer ampliaciones pensando en las visitas, porque ¿qué sería una casa en los Hamptons sin amigos que vienen a visitarse y obviamente se quedan una temporadita? :-) Realizó una casa de huéspedes, con tres dormitorios y tres baños, cocina al aire libre, zona para sentarse al exterior y realizar fogatas al aire libre, ¡ah! y vistas al océano Atlántico. Todo, con el mismo aire bohemio y tranquilo de la casa principal, ambas parecen una misma vivienda.

La cocina exterior y el comedor, están entre la casa principal y la de invitados, propiciando el uso para ambas. Y las zonas de esparcimiento al aire libre se suceden por todo el exterior. Creo que si me invitaran me haría fuerte allí y no me sacarían ni con grúa, muy generosos han sido con los invitados ¿no creéis?

Por cierto, la semana que viene no publicaré, me la tomaré de descanso por Semana Santa, pero nos vemos por redes. ¡Felices vacaciones!

Fotografía: Chris Mottalini para EstLiving

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Estilo nórdico en Nueva York

La verdad es que no tenía intención de publicar esta semana, pero yo sola me enredo con dos de pipas. He decidido adelantar la publicación a hoy, mañana la mayoría estaréis de vacaciones y lo último que quiero es que estéis pegados a la pantalla de un móvil o un ordenador, descansad y disfrutad aunque sea haciendo nada, porque en estos momentos es lo más sensato. Yo mañana todavía tengo que trabajar un rato por la mañana, pero creo que después y hasta el domingo, me voy a dedicar a mí.

Tampoco quiero extenderme demasiado con el post de hoy, pero encontré este remanso de paz en Nueva York y me apetecía compartir. Quizás a muchos os falte color en este hogar y no digo que no pero sin embargo, no puedo dejar de pensar en la calma que me transmite la paleta de color beige, salpicado con toques de negro, que se repite por todo el apartamento. Orden, minimalismo, limpieza, luz, los elementos justos (ni más más ni menos), calidez a su vez  con toques de madera que siempre funcionan, elegancia en el negro y en las pinceladas de dorado en los apliques u otras luminarias, y por último, el toque tierno y nada caótico de las habitaciones infantiles. Toda esta casa me transmite mucha serenidad. Aunque mi espacio favorito es el recibidor y tan sólo consiste en un cuadro XXL y un banco de cuero, esto me confirma que la mayoría de las veces, menos es más y si hay arte de por medio haciendo de protagonista, no es necesario volverse loco buscando más complementos.

Se trata de un apartamento en el Upper East Side de Nueva York, era nuevo y los propietarios sólo traían consigo la obra que tanto me ha gustado de su anterior vivienda, el resto de la casa era un lienzo en blanco que Sissy + Marley Interior Design se encargaron de vestir al gusto de los clientes. Les dejaron total libertad para el diseño, con la única condición de crear un espacio elegante y «chic» pero apto para niños. Creo que el reto lo superaron con creces ¿No creéis?

Imágenes: Sissy + Marley Interior Design / Elle Decor

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Loft en el Soho neoyorquino

En el reto #lomust que hacemos cada martes en Instagram, esta semana decidimos hablar de los pros y los contras de las estanterías abiertas en las cocinas. En nuestras cuentas podéis encontrar un montón de inspiración con preciosas fotografías y diferentes ejemplos, así como nuestra opinión al respecto. El caso es que encontré en Pinterest, entre otras, la tercera imagen que veis, y enseguida pensé en utilizarla para el reto, pero una vez llegué a la fuente y encontré la casa al completo, decidí que era mejor reservarla para el post de hoy. Si os la hubiera enseñado el martes, os habríais perdido el resto de la casa y os aseguro que merece mucho la pena.

Se trata de la rehabilitación de una vivienda en el Soho neoyorquino cuya reforma se le encargó a la interiorista Tina Rich. Se debían conservar los elementos originales, como las paredes de ladrillo visto y otros estructurales como las vigas, pero se quería un contexto no demasiado industrializado, sino más bien relajado y natural, e incluso un poco femenino. Para ello los aliados perfectos fueron las maderas naturales, las paredes pintadas de blanco para crear un fondo neutro y los grandes ventanales vestidos con visillos que crean espacios luminosos pero sofisticados y vestidos. También se sustituyeron algunas paredes por cerramientos de cristal, de tal manera que la luz siguiera fluyendo, con cortinas para dar intimidad (ya que se trata del dormitorio principal).

Otra cosa que me ha enamorado es parte del mobiliario, los taburetes de la cocina y el banco a pie de cama del segundo dormitorio (que me recuerda un poco a la estética Thonet), tenía que saber de quién eran. Pertenecen al Atelier Gustavo Bittencourt, me he dado una vuelta por su web e Instagram y tiene auténticas maravillas, algunas de sus piezas son como esculturas. Los cuadros que presiden el salón y la zona de comedor también me encantan. Son obras de Kristen Giorgi, me han hecho pasear por su web y ser consciente de que cada vez soy seguidora de más artistas y que aunque no creo ser muy entendida del arte, lo que es indiscutible es que me atrae cada día más. Si pudiera invertir en estos momentos en algo, sería sin duda en arte.

Otra pieza a destacar es la butaca del dormitorio de Douglas y Bec, como veis en esta casa el «cannage» (o los muebles de rejilla), está presente en varios de los espacios, sin duda es uno elementos que contribuye a hacer que la vivienda se vea más relajada y natural, restándole peso visual a las paredes de ladrillo.

Y por último en el dormitorio principal también nos encontramos la conocida pieza de Ben & Aja Blanc, «Half Moon Mirror«. Este espejo de media luna con flecos que muchos admiran y otros tantos odian ¿De qué lado estás tú?

Os dejo que disfrutéis de la casa y espero que os guste tanto como a mí.

Imágenes vía: Elle Decor y Tina Rich Design

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Sueño con Nueva York…

Llevo días soñando con Nueva York, a mi 46 años aún no he estado, miento, sólo en el aeropuerto haciendo transbordo pero supongo que eso no cuenta o al menos a mí no me vale ;-) Sin embargo mi hija mayor se fue la semana pasada con su tío a darle una sorpresa a mi cuñada y a su prima que están pasando allí el curso escolar, suerte que tienen algunas. Ainss, lo que no se haga por un hijo… Cada día tienen a bien compartir un álbum de fotos que están creando del viaje, algo que agradeceré eternamente, y no sólo por ver cómo disfruta mi hija de su experiencia, también es una manera de transportarme virtualmente allí con ellos, vete tú a saber cuándo tendré la oportunidad de ir. Ya os he comentado alguna vez que no he tenido demasiadas oportunidades para viajar, cierto es que he hecho algún que otro viaje bastante exótico o fuera de lo común, pero conozco poco mundo y casualmente las ciudades más visitadas o típicas como Nueva York, Londres o París, son las que sólo he pisado sus aeropuertos ¿un poco triste, no? Bueno, aún soy joven y estoy a tiempo de cambiar esto :-)

Como no podía ser de otra manera, hoy nos vamos a NY, al barrio de Tribeca, os pongo en situación. Los propietarios vivían en un apartamento en la misma zona, pero necesitaban algo más grande y definitivo, para ellos y sus dos hijos. Encontraron este espacioso loft diseñado por el estudio Sissy+Marley que además se encontraba nuevo, pero quisieron hacerlo suyo personalizando algunos de sus espacios con trabajos por ejemplo de carpintería a medida.

El mayor desafío fue la amplitud del salón. Para hacer que un espacio tan grande resulte acogedor, es necesario acotarlo por áreas. Para ello destinaron una zona a la televisión junto a la chimenea, a las espaldas del sofá se creó otra zona de relax y juego, y por último al final de la estancia, el comedor. Unificaron todo mediante el color, una paleta en tonos neutros que hace resaltar las obras de arte que atesoran los propietarios. La cocina, que forma parte del salón, tiene forma en L y cuenta con una gran zona de office y una isla central, toda ella es un diseño hecho a medida.

De ahí pasamos a las zonas privadas, el amplio y luminoso dormitorio principal se puede permitir una gran cama con dosel en color negro sin resultar pesada, enmarcada por una mullida alfombra bereber a tono con el resto de la habitación. Un increíble vestidor permite que todo quede en orden, y para terminar la suite encontramos el baño principal, que sigue el mismo estilo en cuanto a materiales y gama cromática.

Encontramos después las habitaciones infantiles y de juego, muy neutras como el resto de la casa, aun así con muebles que hacen servicio a los pequeños inquilinos, son funcionales sin perder un ápice de diseño, con claro y marcado estilo nórdico. Cada vez me gusta más el espejo Half Moon Mirror de Ben & Aja Blanc con el que cierro el post, una pieza que viste cualquier espacio.

Y hasta aquí la visita a esta maravillosa casa, yo seguiré hasta el lunes pegada al ordenador muriéndome de envidia (sana) con las fotos que veo del viaje de mi hija. Y aunque para nosotros sea un esfuerzo económico grande, doy gracias por poder ofrecer de vez en cuando a mis hijas experiencias como estas, porque son las cosas que te enriquecen en la vida, esos recuerdos que quedan para siempre, aprendizajes que no se olvidan jamás.

Imágenes: Elle Decor y Sissy & Marley

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Un salón muy inspirador…

Sigo intentando buscar un piso en mi pueblo, no sé si recordáis que me quiero cambiar de chalet a piso, hasta ahora el mercado estaba algo parado y sin embargo de repente parece que los regalan o al menos los que me gustan, tal como salen al mercado vuelan, algunos no duran ni un día a la venta. ¿Vamos a volver a cometer las mismas tonterías? ¿Esto es el preludio de otro boom inmobiliario? Espero que no. Mientras tanto yo sigo buscando, e intentando imaginar el tetris que tendré que hacer para encajar mi mobiliario y todos los trastos que he acumulado en un chalet, en un piso (ya se sabe, cuanto más espacio, más guardamos).

Cuando encuentro en internet algo que me cuadra y voy a visitarlo, el primer golpe de vista es impactante. Ya me he acostumbrando a espacios grandes y aunque es precisamente de lo que quiero escapar porque me sobra casa por todas partes, mi cabeza y mi retina necesitan un parón para asimilar que lo que encontraré en la mayoría de los pisos son habitaciones con la mitad de metros que las mías. Sin duda es necesario tener mucha imaginación cuando además no partes de un lienzo en blanco, porque parte de mis cosas se quedarán conmigo.

He encontrado este piso en un artículo de Apartment Therapy y me ha parecido pura inspiración, es como si lo hubieran diseñado para las necesidades de mi familia. Su planta alargada y sus dos ventanales, no impiden que el espacio esté aprovechado al máximo. En mi casa tenemos gran cantidad de libros, y aunque ni de broma cabrían en estas estanterías, no me digáis que no están bien pensadas, rodean hasta las ventanas. Toda la parte baja se ha aprovechado con almacenaje en gavetas quedando oculto su contenido. En el salón siempre hay un montón de trastos que no quedan bonitos si están expuestos, así que mejor disponer de muebles con cajones para poder ocultar lo que no queremos que sea visto.

En mi caso tendré que renunciar a mi despacho, así que la idea de cómo han aprovechado la pared del fondo alargando la estructura de la estantería para crear una zona de trabajo, me ha parecido perfecta y además, como las baldas llegan hasta su parte superior, es un gran desahogo para la zona. A su vez, ésta termina con un módulo en forma de cubo que hace las veces de recibidor, sin renunciar a las baldas que siguen sirviendo como lugar de almacenaje.

Sólo le pongo un pero, tengo mis dudas respecto al sofá porque a simple vista no me parece cómodo (o será porque yo necesito brazos a ambos lados para apoyar la cabeza) y la otra parte negativa es que podría afirmar que se trata de mobiliario a medida, con lo cual no será barato (pero pienso que compensa realizar una inversión más grande si el resultado se ajusta tanto a tus necesidades).

No me diréis que sin ser un salón excesivamente grande, no está bien pensado. Además de la funcionalidad del espacio, elementos como la pared de ladrillo, la escalera y cocina pintadas de negro, le dan personalidad. El color oscuro también proporciona profundidad al espacio, dando la sensación de ser una habitación más amplia.

Para terminar y a pesar de ser un piso relativamente pequeño, el tejado esconde una sorpresa, una gran terraza que más la quisiera yo para mi chalet.

¿Qué os parece?…

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Un apartamento aprovechado al milímetro

Hoy os enseño otro apartamento de Nueva York, otro sí, pero este tiene algo especial como para tomar nota. Se trata de la división de espacios, de cómo con unas ventanas tipo mallorquinas han conseguido separar de manera visual la entrada, el salón y el dormitorio siendo en realidad un mismo espacio. Las mallorquinas además, tienen la cualidad de abrirse y cerrarse, lo que permite más o menos entrada de luz al dormitorio o privacidad en caso necesario. Tan sólo la cocina, a la que se accede desde el salón mediante un vano abierto y el baño, son estancias independientes.

El apartamento de apenas 46 metros cuadrados, pertenece a la estilista y decoradora de interiores Elaine Burns. Para personalizar su casa utilizó elementos y recuerdos personales, como la galería de cuadros dispuestos sobre el sofá, o los posavasos recolectados de sus restaurantes favoritos que se amontonan aquí y allá, también la mesa de centro un DIY (es una tabla de madera de una tienda de segunda mano encontrada en un viaje a Vermont, a la que ella misma añadió unas patas de hierro para convertirla en mesa).

Define su estilo como moderno vintage, se siente atraída por el mobiliario con toques en bronce y oro, también los elementos femeninos y de diseño, todo ello fue incorporado en el apartamento. Ha conseguido que los espacios queden delimitados gracias al mobiliario, un ejemplo claro lo vemos en la mesa de estudio que delimita el salón de su dormitorio. Por cierto, hablando de su dormitorio, la cama no me puede gustar más. Dice que es en lo primero en lo que se fijan sus invitados al entrar, ya que si las mallorquinas permanecen abiertas puede entreverse entre las lamas. Resulta curioso, ¿no creéis?

Es sorprendente también cómo en pocos metros existe una cocina tan completa, mobiliario a ambos lados (en blanco, todo un acierto para espacios pequeños), una nevera doble y una acogedora zona de comedor. Ya quisieran muchos pisos de más metros tener una cocina así. Y por último el baño, con una gran bañera cuya cortina me recuerda a los dibujos que hace mi amiga Paula de Okenua (una de las tiendas que os recomendaba la semana pasada), almacenaje sobre el lavabo y una escalera de madera que pone el contrapunto al binomio blanco-negro.

Ah! por último, no paséis por alto la cantidad de zonas de almacenaje que tiene este apartamento desde el mueble de entrada, a la parte inferior de la cama, en el despacho, la cocina, etc.

Muchas ideas para tener en cuenta cuanto los metros escasean. Espero que os guste…

Imágenes: Chinasa Cooper para Apartment Therapy

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The Green House y sus ventanales…

Realmente iba buscando una vivienda que me transmitiese calor porque aunque sé que la lluvia es necesaria, estoy algo saturada de tanta agua y frío. Finalmente me he dejado sucumbir ante los ventanales de esta casa a pesar de que a través de ellos lo único que se vislumbra es un gran manto de nieve.

Nos encontramos a dos horas al norte de Nueva York, en las montañas de Catskill, una reserva forestal que comienza justo al oeste del río Hudson y que presume de ser uno de los principales destinos vacacionales de la zona. La propiedad, de unos 140 metros cuadrados, pertenece a Danielle y Ely Franko, una pareja con residencia en la gran ciudad que buscaba un lugar de escapada en un entorno natural.

Encontraron la casa en mal estado pero con tiempo y ganas, consiguieron dejarla tal y como la veis. Ahora incluso se puede alquilar en airbnb por algo más de doscientos setenta euros por noche. Levantaron el suelo de vinilo y bajo él se ocultaba uno de madera en perfecto estado, pintaron toda la casa, pusieron ellos mismos los azulejos, lijaron las vigas de madera,… trabajaron duramente cada fin de semana y cometieron muchos errores por el camino, algunos los subsanaron, otros no, porque se dieron cuenta de que la perfección no existe o sencillamente de que cada casa, es perfecta a su manera.

Por supuesto lo que les enamoró fueron sus ventanas y la enorme cantidad de luz que se cuela por ellas, aunque la altura de las mismas y los techos, también fueron un desafío. Por un lado limpiar las ventanas y por otro, arreglar las paredes que habían sufrido daños por el agua, necesitaron nada más y nada menos que cinco capas de pintura.

No tenían un gran presupuesto para amueblar, pero sabían que su mayor inversión iría destinarla al sofá tipo chéster de West Elm, para el resto fueron con más cautela. Un ejemplo es la mesa de comedor, ¿no os parece preciosa? pues es un DIY. La hicieron ellos mismos, buscaron tablas de abeto Douglas con grietas, agujeros y nudos, para darle ese toque de madera reutilizada, el resultado salta a la vista. El banco que da servicio a la mesa,  también lo construyeron ellos mismos. Y por otro lado, recurrieron a firmas low cost para algunos elementos de la casa, como los armarios de la cocina que son de Ikea, o los cojines que hay sobre el banco (también de Ikea y H&M), el edredón del dormitorio (de Zara)… Si os interesa conocer la procedencia de la mayoría de los muebles y objetos de la casa o los colores utilizados para cada espacio, no dejéis de leer el artículo completo pinchado aquí.

Una vez más se repite la historia, el consejo de los propietarios es no tener prisa a la hora de montar tu casa, porque las necesidades se van viendo con el tiempo y lo que hoy parece un imprescindible, mañana no lo es.

Os dejo con esta preciosa casa y el viernes os cuento una novedad en mi vida, que quizás afecte algo al blog, pero que espero que sea para bien. Nos vemos…

Fotografía: Franko Photo

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Vivienda eco-sostenible

El estudio neoyorquino Grzywinski+Pons se encargó del proyecto de esta vivienda a las afueras de Nueva York. Una casa de campo concebida en un principio como segunda residencia, como refugio para las escapadas de la gran ciudad, pero con la premisa de que en un momento dado, tuviera todas las comodidades y requisitos para convertirse en residencia habitual.

Además de la vivienda principal, el cliente encargó una cabaña o casa de huéspedes separada, con la finalidad de acomodar a sus padres que pasan largas temporadas de visita y también para poder ser alquilada en épocas en la que se encuentra vacía, de tal manera que ayudara a sufragar gastos.

Su particular construcción se debe a dos factores mayormente. El primero, querían una vivienda abierta para disfrutar del entorno pero que a su vez pudiera cerrarse a modo de búnker en los periodos en los que se encontraba desocupada. El segundo factor, la preocupación por crear una casa eco-sostenible, energéticamente eficiente y respetuosa con el medio ambiente.

Está estratégicamente acristalada y revestida en aluminio mate y madera de IPE. Tanto la casa como la cabaña terminaron estando tan bien aisladas que necesitaron instalar un sistema de ventilación para la correcta circulación del aire. Dentro de la misma, también se pensó en otros factores como el ahorro de agua caliente, la calefacción por suelo radiante, inodoros de doble descarga, la iluminación led, los electrodomésticos de alta eficiencia energética e incluso en la utilización de madera cultivada de forma sostenible.

La decoración es sencilla pero efectiva, con algún elemento sorpresa como las llamativas puertas amarillas o la barandilla de la escalera. Es la primera vez que veo tuberías a modo de pasamanos y la idea me parece de lo más original, en este caso además, han dejado una parte en negro y otra pintada de blanco, por lo que aún resalta más. El resto de la casa trasmite calidez gracias a la madera, a las fibras de la lámpara del comedor (supongo que ya la habréis identificado, es de Ikea), a los tonos neutros y colores pastel,… todo un acierto cuando lo que importa una vez más, está en el exterior.

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