Hoy me siento algo orgullosa de mi misma. A veces estamos tan enfrascados en lo que hacemos que ni siquiera nos percatamos de nuestros pequeños avances. Según iba copiando las fotos de los proyectos de Marta de la Rica, me iba diciendo a mí misma las piezas que era capaz de reconocer, como las conocidas cerámicas de Fornasetti de las dos primeras imágenes, las lámparas de Tom Dixon de la cocina del proyecto de Sotogrande, y en la mima imagen, las conocidísimas sillas Plastic de los Eames, editadas por Vitra. Y si me apuráis, aunque no puedo asegurarlo, pero diría que la vitrina que aparece bajo estas líneas, es de Becara, o al menos tienen una muy similar.
Tras todo este orgullo repentino, me he puesto a leer la web de Marta de la Rica, interiorista responsable de estos magníficos espacios. En seguida he vuelto a mi humilde realidad, tan solo con ver su edad, y es que las comparaciones son odiosas. Por su espléndido trabajo diríamos que es alguien con cierto bagaje, que sus ambientes denotan una larga experiencia, pero mi sorpresa al descubrir que Marta de la Rica, Licenciada en Arquitectura de Interiores, sólo tiene 25 años y es propietaria de su propio estudio. Ni que decir tiene que me rindo a sus pies y aunque me avergüence reconocerlo, siento cierta envidia sana.
Marta de la Rica es el último de los nombres que me dio la semana pasada Gonzalo, de Anmoder, como parte de los interioristas que se encuentran entre sus favoritos. El por qué salta a la vita.
Proyecto El Viso





































