Nuestra escapada de fin de semana

A falta de grandes viajes, de vez en cuando es bueno hacerse una escapada de fin de semana. Hemos encontrado la excusa perfecta para ello: las carreras. Mi marido es un crack en esto del trail (correr por montaña) y a mí me ha arrastrado también, obviamente no hacemos las mismas distancias pero compartir aficiones con tu pareja es un lujo.

Esta vez nos fuimos a Cantabria, mi marido participaba en Los 10.000 del Soplao o lo que es lo mismo «el infierno cántabro«, como lo llaman. Me tocó ir de acompañante porque la distancia más corta que había era la carrera que hizo él, 48 km, ahí es nada (igual al ritmo que voy dentro de cinco años soy capaz de correr con él, de momento me conformo con mucho menos). Si os interesa el deporte pinchad en el enlace porque no sólo hay carreras a pie, también de bicis (más de 100 km), andarines (50 km), rutas adaptadas, ultramaratón, etc. o mejor aún, podéis ver el vídeo de la carrera hecho y narrado por mi marido (pinchad aquí para verlo y si os interesa el mundillo del trail podéis suscribiros a su canal). La verdad es que merece la pena ir aunque sólo sea por ver el ambientazo que hay y ya que estás en Cabezón de la Sal (desde donde sale la carrera), aprovechar para hacer turismo por los maravillosos pueblos de la zona.

Nosotros nos alojamos a 30 minutos de Cabezón de la Sal, en La Casona de Hermosa pueblo que da nombre a este pequeño hotel. La casona está regentada por unos amigos nuestros Rodrigo y Noelia, que hicieron de perfectos anfitriones. Se encuentra junto al pueblo de Liérganes que ha sido catalogado recientemente como uno de los pueblos más bonitos de España y al sur de la bahía de Santander.

La edificación del Siglo XVIII fue residencia de un indiano y su familia a su regreso de Cuba. Es una casona típicamente montañesa, totalmente restaurada y con todas las comodidades que puedas imaginar. El lugar está lleno de antigüedades, colecciones singulares (como una vitrina llena de moldes antiguos de bizcochos), obras de arte que decoran tanto el jardín como los interiores (esculturas y cuadros firmados por Pedro y Ramón Calderón).

En la planta baja tras pasar el recibidor que preside un piano y una chimenea de doble cara, encontramos el comedor con vistas al jardín. Una coqueta zona donde degustar los increíbles desayunos (Rodrigo y Noelia sólo utilizan productos cántabros, no sabréis qué elegir, quesos típicos de la zona, sobaos, distintos panes de elaboración artesanal, etc. un placer para los sentidos, y el estómago claro :-)) En los pisos superiores, 9 habitaciones amplias y decoradas con mimo desde donde se disfrutan las verdes vistas del campo cántabro.

Nosotros nos alojamos en la suite (la habitación rosa). Yo que soy delicada de espalda y cuello, no tengo palabras para describir lo confortables que son las camas, las almohadas de lo mejor que he probado, a pesar de haberme levantado el sábado a las cinco y media de la madrugada para ir a la carrera, descansé como un bebé. El resto de la habitación era para llevársela tal cuál a casa, el tocador y el armario antiguo, las puertas, el papel de flores,… totalmente acogedor.

Las primeras fotos las hice yo, esta vez no han quedado tan mal a pesar de hacerlas con el móvil. Las últimas también son personales, salimos mi marido y yo en la playa de Somo donde comimos el domingo y otras dos imágenes en el pueblo de Liérganes, una de ellas con «El hombre pez» (aquí podéis conocer la curiosa historia de este hombre).

En resumen, esta vez hablo con conocimiento de causa, os recomiendo La Casona de Hermosa por varios motivos, el primero sus propietarios (no encontraréis otros anfitriones que os mimen más), lo segundo por la casona en sí (comodidad, antigüedades, colecciones,… ah! y por supuesto los desayunos) y por último porque está en un lugar privilegiado (Santander, Comillas, Santillana del Mar, Liérganes, Santoña, San Vicente de la Barquera, el parque natural de Cabárceno,… todo a tiro de piedra).

Nosotros ya hemos decidido volver unos días este verano :-)

Playa de Somo

En Liéganes con el hombre Pez

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Rompiendo mis propias barreras decorativas…

Los que me seguís desde hace tiempo os daréis cuenta de que este no es para nada el tipo de casa que suelo publicar, pero la realidad es que me ha hecho gracia, tiene un montón de elementos curiosos que han captado mi atención. Se trata del proyecto «The Cloud Bangalow» de Alida and Miller. Si tenéis ocasión y sobre todo si estáis buscando ideas para una fiesta con temática cubana o tipo tropical, os recomiendo también que veáis su trabajo en «Cuban Event» os va a sorprender y sacaréis un montón de ideas.

La primera imagen no advierte de lo que encontraremos en el interior, parece un porche tranquilo en un color rosa empolvado con unos muebles que no llaman demasiado la atención (son bonitos, pero no tienen nada de curiosos). Tras ese jardín se esconde uno de los mix más potentes que he visto en cuanto a colores, texturas, estilos, etc. y sobre todo ciertas piezas bastante desconcertantes.

De la cocina me encanta la mesa rústica con las tres grandes luminarias sobre ella. Los muebles negros también son de mi estilo, ya lo sabéis, pero la sensación que me da es como si en un mismo lugar hubiera demasiados elementos y colores. El azulejo del suelo continúa en el paño donde se cocina, imagino que por practicidad, el problema llega a continuación. Alrededor de la puerta se ha pintado de gris y la siguiente pared de blanco. Tenemos en un espacio reducido tres colores distintos, que aunque quedan bien entre sí, yo personalmente hubiera dejado la parte de la puerta también en blanco (como la pared de la ventana que le sigue), para dar más luz y evitar tanto salto de color.

En el salón encontramos muebles de todo tipo, una mesa tocinera en la trasera del sofá, con la mesa de centro y auxiliares de corte más exótico, una gran butaca en terciopelo azul y estilo más clásico, otra de cuero con corte vintage, etc. elementos muy dispares aderezados por toda la flora y la fauna existentes. Un gran SI a las plantas y más las de tamaño XXL, lo de la fauna ya es otro cantar. Me gusta la lámpara loro, también el hipopótamo, el elefante, el caballo, incluso el pavo real del despacho… mirad cuántas figuras de animales hay que por separado están bien, pero todo junto me parece demasiado ¿estamos ante un zoo? ;-)

Como contrapunto hay otras zonas de la casa que resultan mucho más sobrias. El primer ejemplo es el cuarto de estar donde podemos ver un gran piano, un reloj antiguo y sofás grises de corte clásico. También los baños, uno en color blanco con un hidráulico beige muy discreto y el otro, con azulejo de metro en negro, bañera exenta de patas y papel pintado. Ambos me encantan.

Os dejo que disfrutéis de la casa, la admiréis, o la aborrezcáis, eso ya depende de vosotros :-) Lo que no me negaréis que creativa es un rato…

¡Feliz fin de semana!

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