Casa Oller

La Casa Oller es un emblemático edificio modernista situado en el Eixample de Barcelona. Fue diseñado por José Pérez Terraza y construido entre 1901 y 1903 para el industrial de tejidos Casimir Oller, de ahí su nombres. Es un ejemplo significativo del auge arquitectónico que vivió la ciudad a finales del siglo XIX y principios del XX, en plena época modernista, que transformó la fisonomía de Barcelona con una estética llena de elementos ornamentales y simbólicos.

Durante este período, Barcelona estaba experimentando una expansión rápida debido al Plan Cerdà (el plan urbanístico que creó el famoso Eixample) y la Revolución Industrial. Las clases burguesas, entre ellas Casimir Oller, querían reflejar su éxito económico construyendo majestuosas viviendas familiares que no solo eran funcionales, sino que también destacaban por su belleza y estilo artístico.

El edificio ha sufrido varias rehabilitaciones a lo largo de los años. Una de las más significativas fue a principios de la década del 2000, cuando se llevó a cabo una restauración profunda para devolver al edificio su esplendor original. Durante este periodo se repararon elementos deteriorados y se recuperaron detalles ornamentales. Dicha restauración fue realizada por el arquitecto Antoni Moragas Gallissà, una figura destacada en la conservación del patrimonio arquitectónico modernista de Barcelona.

Posteriormente, el arquitecto Octavio Mestre, se centró en la fachada y en la ornamentación interior, esto incluyó la restauración de las decoraciones de cerámica, los balcones con barandillas de hierro forjado y la tribuna acristalada. Modernizó también las instalaciones para adecuarlas a la normativa actual en cuanto a confort y seguridad pero sin alterar la estructura original. Esto incluyó la instalación de sistemas de climatización, electricidad y otros aspectos técnicos esenciales para convertir la Casa Oller en un espacio habitable y moderno. Mestre también se enfocó en la redistribución y optimización de los espacios interiores, adaptándolos a las necesidades contemporáneas de los inquilinos.

La contribución de Octavio Mestre permitió que la Casa Oller, un edificio modernista de más de 100 años de antigüedad, siguiera siendo un referente arquitectónico en Barcelona. Su intervención garantizó que el edificio pudiera seguir siendo utilizado como vivienda y espacio funcional, al tiempo que preservaba su identidad modernista.

Y llegamos a bellas intervenciones en cuanto a diseño interior se refiere, como el piso que os traigo hoy realizado por LUV Studio. Uno de los aspectos clave fue la preservación de los detalles originales del edificio, como los techos altos, las molduras decorativas y los suelos de mosaico hidráulico. LUV se esforzó por mantener la esencia modernista del edificio, restaurando estos elementos y dándoles un papel protagonista dentro de los nuevos diseños. buscó un equilibrio entre la estética modernista de la Casa Oller y las necesidades contemporáneas de los nuevos residentes. Esto se tradujo en un uso de materiales modernos y acabados que complementaban los elementos originales sin restarles importancia. Por ejemplo, se introdujo mobiliario y acabados minimalistas que respetaban las líneas arquitectónicas modernistas. El estudio, se enfocó en crear espacios interiores más funcionales y en potenciar la entrada de luz natural, gracias a la disposición estratégica de particiones de vidrio y materiales reflectantes. El resultado fue una mejor conexión entre las distintas áreas de las viviendas, favoreciendo un estilo de vida más acorde con los tiempos actuales. Por último, pero no menos importante, introdujeron conceptos de sostenibilidad haciendo un uso eficiente de la energía y recursos.

El trabajo del estudio LUV en la Casa Oller dio lugar a un interiorismo que respeta y realza la herencia modernista del edificio, pero que también lo dota de una funcionalidad actual y un diseño atemporal. Las decisiones de interiorismo, como la integración de lo nuevo con lo antiguo, lograron que los espacios interiores reflejaran tanto la historia como la modernidad, haciendo del edificio un ejemplo perfecto de rehabilitación patrimonial adaptada a las necesidades de la vida contemporánea.

Lámpara de pie de 101 CPH, sofá de Ditre Italia, butacas de Galloti and Radice, alfombra Rivera de Limited Edition.

Lámpara colgante de Andlight.

Lámpara colgante M101 Classic, de Henri Bursztyn, sillas de Artisan y mesa de NV Gallery

Fotografía: Pol Viladoms para AD / Octavio Mestre Arquitectos

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Un piso centenario en Barcelona

Lo que para muchos podría ser un inconveniente a la hora de decorar, para mí ha sido amor a primera vista. La arquitectura circular de esta vivienda centenaria, es justamente lo que le da esa enorme personalidad.

Creedme si os digo que ayer estuve varias horas buscando una bonita casa para publicar y cada vez se me hace más difícil, no es que yo sea muy sibarita pero ya no me conformo con cualquier cosa. Intento encontrar algo que esté a la altura de las semanas anteriores o si puede ser mejor y sinceramente me vuelvo loca.

Sólo ha sido casualidad que después de mucho buscar he caído en esta casa para descubrir que los artífices del proyecto de rehabilitación y diseño interior han sido The Room Studio, así que era una apuesta segura. El piso tiene unos 230 metros cuadrados y está situado en Barcelona. Al ser un edificio de principios del siglo XX, hubo que hacer una redistribución de espacios, abrirlos y conectarlos entre sí para que fluyeran entre ellos y entrara la luz.

En la primera imagen ya encontramos una joya, la terraza, que aún no siendo muy grande deja el suficiente espacio para una zona de relax que invita a contemplar los edificios de una Barcelona modernista. Los muebles, que parecen de bambú pero son de madera, son de Tine K Home.

Otro espacio para tomar nota es la cocina, donde la familia hace mucha vida. La combinación de los techos originales de bovedillas con el hidráulico antiguo, hacen un tándem muy especial. El mobiliario de cocina es de Leicht y los taburetes de Expormin, todo muy sencillo. La nota de color la ponen las lámparas de corte industrial de Toscot.

De la cocina pasamos al comedor, es ahí donde mejor se refleja la arquitectura circular. Para ir acorde a ella, se ha vestido con una mesa redonda y varias sillas, todo de B&B Italia, acompañada de la conocida lámpara Taraxacum de 120 focos circulares también, de Achille Castiglioni para Flos. Y contiguo al comedor, una sala polivalente que sirve tanto de despacho, como sala para el relax, y donde igualmente las curvas siguen estando reflejadas en las piezas escogidas, mi favorita es el sofá Face to Face, de Tacchini,

Por último el gran dormitorio está dividido visualmente en dos partes gracias al gran arco original de la casa, bajo él se ha creado una zona de relax donde ver la televisión y al otro lado, la zona de descanso. Una gran cama, vestida en grises y mostaza, contrasta a la perfección con el papel pintado y el panel gris que hace las veces de cabecero. Junto al dormitorio encontramos el baño principal, sobrio y sencillo. Mismo gris para los armarios suspendidos, griferías en blanco de la firma Tres y discretos azulejos también en blanco de Equipe. La nota cálida la aportan el espejo y el banco de madera y el cesto de fibras.

Y vosotros ¿Os atreveríais con espacios circulares u os sentís más cómodos para decorar habitaciones cuadradas o alargadas? Os escucho…

Imágenes: Elle Decor / Mauricio Fuertes

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