Casas del Naval. Las Encinas

Si lleváis tiempo conmigo, sabréis que cada año hago alguna escapada con amigas, dos para ser exacta. Una con las de cole, este año ya tenemos cerrado el viaje y nos vamos a Salamanca a finales de febrero. Y la otra, con mi grupo de amigas de siempre. Planificar este fin de semana es más complicado porque somos más chicas y muchas no viven en Madrid, por lo que hay que pensar en aquellas que tienen que coger tren o avión, o en el caso de que viajen en coche, que la distancia no sea excesiva para ellas. Otra cosa todavía más complicada si cabe, es planificar nuestras agendas, buscar una fecha que nos encaje a todas siempre es complicadísimo. Seguro que a muchos os suena esta situación.

Si por mí fuera, y así se lo haré saber a ellas, el destino estaba elegido ya. Cuando he descubierto esta finca rural, ha sido amor a primera vista. Hay algo que para mí no puede faltar cuando nos vamos de fin de semana, si no hay playa necesito piscina, y la de esta casa de agua salina con vaso desbordante, me está pidiendo a gritos unos largos. Ni que decir tiene que nuestros viajes siempre son al comienzo de la época estival, cuando los primeros baños se cogen con muchas ganas y tumbarte a tomar el sol es casi una necesidad.

Las Casas del Naval son tres fincas que se encuentran al pie de la sierra de Gredos, en su pico más alto (El Almanzor), en la comarca de La Vera (Extremadura), a tan sólo dos horas de Madrid. De las tres casas, hay una que está en construcción y entre las otras dos, me quedo con Las Encinas (aunque todas tienen su encanto).

Para aprovechar el desnivel del terreno, está dividida en dos alturas y dos naves. En la planta superior encontramos tres dormitorios dobles, uno de ellos en una nave y los otros dos, en la otra. El primer dormitorio, el de matrimonio, cuenta con cama de 160 cm, vestidor y baño en suite, además de un cuarto de estar donde hay un sofá cama adicional. Los otros dos dormitorios son dobles, con camas individuales, aunque en uno también hay un altillo con dos colchones extra. Ambas habitaciones comparten un baño completo.

Para llegar a la planta baja, accedemos por una escalera cuyo techo es de cristal, por lo que recibe mucha luz natural. En una de las naves encontramos un gran salón con chimenea exenta y en la otra, la cocina y el comedor, además de un baño extra con ducha.

La casa se encuentra rodeada por un gran jardín con varios ambientes. La zona orientada al sur tiene una gran pérgola con mesas y sillas. En la zona que da al salón y al comedor, podemos disfrutar de las vistas de la alberca con vaso desbordante, de 10 metros de largo por 3 de ancho y borde de granito, está rodeada además, de amplias zonas para tomar el sol.

La casa sigue los patrones de la arquitectura de la zona, construida con materiales naturales, como las vigas de madera, los suelos de barro, madera o granito y las paredes en yeso. Como veis está decorada de forma rústica y tradicional, lo que la hace muy acogedora (casi que con el chéster del salón frente a la chimenea, ya me habían ganado), luego he visto la cocina de madera y el comedor con modelos de sillas diferentes, con divertidas telas de dibujos en colores geométricos, las vigas de madera y la lámpara de fibras ¿cómo no enamorarse? Los dormitorios son una mezcla de piezas antiguas, con otras más nuevas y frescas (como los cabeceros de bambú), confortables telas como el lino y el algodón, diría que en cualquiera de esas camas se debe dormir bien. Aunque si os cuento un secreto, allá donde vayamos siempre me toca la cama de matrimonio, mi amiga Ana y yo formamos un pack indivisible, nos conocemos desde la más tierna infancia y nuestra amistad es casi como si fuéramos familia (hermanas, primas,… da igual, porque no nos pueden separar :-)), así que siempre dormimos juntas, aunque no revueltas ;-).

Echad un ojo a la casa y decidme si no tenéis las mismas ganas que yo de hacer un kit-kat de fin de semana e ir a probar esta maravilla. En cuanto publique el post, lo primero que voy a hacer es pasar el link a mis amigas, a ver si vamos buscando fecha y les gusta la idea de alojarnos en Las Encinas. ¡Ah! no os lo he dicho, pero de precio también está fenomenal. Espero tener suerte y poder ir, ya os contaré…

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Un proyecto de Isabel López-Quesada

Amor a primera vista, menos por un pequeño detalle que suele incluirse en muchas casas de campo. Los «tesoros de caza» no me van nada, véase las cornamentas que lucen (o deslucen) el salón. Pero no por ello voy a dejar de mostraros el resto de la casa que es sin duda, una auténtica maravilla.

Se trata de una finca de campo situada en Extremadura, cuyo interiorismo y rehabilitación integral ha sido llevado a cabo por la archi conocida Isabel López-Quesada. No sólo la casa, el entorno es un auténtico privilegio, sus propietarios disfrutan de sendas y caminos para pasear, montar a caballo o ir en bicicleta, sus grandes pasiones. Creo que mi marido se va a encaprichar de esta casa, a él que le gusta tanto correr por el monte :-), conste que yo tampoco le hago ascos.

En la casa conviven elementos naturales, con otros de corte clásico y antigüedades. Como el enorme cuadro dorado en el salón obra del pintor barroco español Juan Carreño de Miranda, o la mesa española del S. XVII que le acompaña. El gran sofá en «L» de lino blanco pertenece a Güell-Lamadrid, frente a él una cómoda francesa del S. XVIII. El punto más natural lo pone la gran alfombra a modo de estera.

Muchas de las paredes se han recubierto de lino antiguo, como las del despacho, zona de paso entre el salón y el comedor. Tanto en esta estancia como en el salón, sorprenden los techos realizados con escayola en forma de retícula. Ya en el comedor al entrar, dos grandes estanterías francesas flanquean la puerta, mostrando vajillas y cristalerías. La mesa es de madera sin tratar y va acompañada de sillas Tulip de los años 60. Sorprende en un rincón del comedor una fotografía de gran formato llamada «Coke» de Romina Ressia de la tienda YellowKorner.

Hasta la cocina llega el mismo tipo de techo en retícula para dar continuidad visual, al igual que otro cuadro de gran formato de José Manuel Lladó se convierte en el protagonista de la estancia. Todos los muebles están realizados a medida por un carpintero.

En el dormitorio principal tanto el cabecero como el canapé, se tapizaron con un lino belga y las paredes se decoraron con láminas de temática botánica procedentes de un brocante. Junto a él, el baño principal (una de mis estancias favoritas), el mueble no puede ser más espectacular, recuperado de una tienda, sirve de almacenaje y como soporte para los lavabos. En el otro baño de invitados, los muebles son igualmente recuperados.

No perdáis detalle, os vais a enamorar…

Vía: Elle Decor
Fotografía: Montse Garriga

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