Estoy de vuelta…

Desde que empecé a escribir el blog en 2009, es la primera vez que me voy de vacaciones sin decir tan siquiera un hasta luego. La realidad es que mi pensamiento era otro, ir al pueblo para seguir teletrabajando desde allí, pero en mi fuero interno sabía que en cuanto pisara los pinares y viera a mis amigos, no tendría ganas de abrir el portátil para nada. Eso sumado a que no tenía Wifi, era la excusa perfecta. Así que los primeros días algo hice, respecto a un proyecto de interiorismo que tengo entre manos, pero en cuanto mis clientes también se fueron de vacaciones, ahí acabó todo. El blog ni tocarlo y en Instagram algún que otro post, más de mis excursiones que de decoración, he subido historias eso sí, hasta que me quedé sin datos.

Creo que si el verano ha sido así es porque mi cuerpo lo pedía. Ha sido un año muy duro para todos y seguimos con la incertidumbre de lo que pasará en los próximos meses, así que me he permitido vivir el día a día. He caminado mucho, y muy rápido también (mis amigos se reían de mí y se escondían en el monte para asustarme al verme sola), no es que quisiera hacerme la «Fittipaldi», creo que esa manera de caminar iba asociada a mis pensamientos, no sé de qué huyo pero estoy inquieta y caminar deprisa me relaja.

Total, que he tenido vacaciones escolares, como las de antaño. Me fui un 10 de julio y volví el 30 de agosto y si no hubiera sido por este proyecto de interiorismo en el que ando metida, hubiera podido quedarme con mis hijas en el pueblo alguna semana más, ya que como sabéis el comienzo del curso también se ha aplazado (al menos en Madrid). Mañana vuelvo a mis pinares, sólo de fin de semana, habrá que ir quitándose el mono poco a poco.

¿Qué tal ha ido vuestro verano? Espero que este año «raruno» os haya permitido cogeros días de descanso y desconexión, todos lo necesitamos después de lo vivido, bueno y de lo que seguimos viviendo, desgraciadamente.

Cómo no, tenía que arrancar septiembre con una casa de campo, un maravilloso diseño de Jeanette Tresing, de Cado Interiors. Una vivienda rehabilitada, de planta abierta a la que se le ha añadido un cerramiento de hierro y cristal en la zona del office de la cocina (inspirado en un invernadero) haciendo de ésta una estancia más grande y luminosa. La zona de trabajo y los muebles, realizados en pino reciclado y hierro, se han enmarcado con una alfombra de baldosa hidráulica, que lo diferencia del resto de la vivienda cuyo suelo es en madera de roble. La fluidez entre interior y exterior es perceptible desde cualquier punto de la vivienda, además de los grandes ventanales los textiles juegan a favor. Se han utilizado finas cortinas de lino que dejan pasar la luz y no pesan visualmente.

La casa se sitúa en el Maresme, y desde el porche se puede ver el mar. Todos los elementos del jardín están disponibles en Cado, en HK Living (como el columpio o las sillas de comedor), o Matèria (los cojines).

Y sinceramente lo que más ha llamado mi atención, quizás porque este verano mi casa del pueblo se ha convertido en un pequeño hostal, ha sido la habitación infantil. ¿Cuántas veces he pensado lo grande que es la habitación de mis hijas y la de niños que cabrían en ella sin tener que hacer malabarismos con las camas? Me vendría bien tener un sistema de literas como las de la última imagen ¿O quizás no? Tendría siempre la casa llena, ja, ja,… Lo tengo que sopesar…

Imágenes vía

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Día del Libro…

Claramente no es el típico Día del Libro, como tantos otros actos ni se celebrará la Feria del Libro aquí en Madrid, ni tampoco Sant Jordi en Barcelona, lo normal ante esta situación. Justamente este es el sector del que vive mi familia y por desgracia se encuentra en un momento de incertidumbre total, como tantos otros. Para que un libro llegue a tu casa y desde que lo escribe el autor, hay mucha gente involucrada por el camino (editores, correctores, diseñadores, maquetadores, distribuidores, libreros, etc.), así que os podéis hacer una idea del desastre. En estos momentos la poca venta que se realiza, como en el resto del comercio, es online o ebooks, claramente insuficiente. Ya le he escuchado a mi marido que tele trabaja frente a mí, que muchos libreros no podrán volver a abrir sus librerías cuando todo esto haya terminado. Qué pena e impotencia me da esta situación, no sólo con este sector sino con todos los que se están viendo afectados.

Os he contado en más de una ocasión que mi casa está llena de libros. Mi marido literalmente los devora y yo me considero lectora aunque ni mucho menos puedo compararme a él. Durante la cuarentena, que podría haber aprovechado a leer mucho más, resulta que mis gafas me lo están poniendo difícil, a duras penas puedo ver las letras del libro que estoy leyendo y me da rabia porque me gusta un montón. Necesito que abran la óptica para volver a graduarme las gafas, cada día estoy más cegata.

Como no podía ser de otra manera os traigo una casa donde los libros están presentes en muchas de sus estancias. Principalmente en el salón, pero también en el comedor y en los dormitorios. No es una vivienda muy amplia, pero la interiorista Marta Prats supo sacarle el máximo partido gracias a soluciones a medida. La librería del salón ya estaba en la vivienda cuando la adquirieron los propietarios, lo único que hicieron fue cerrar su parte inferior para evitar que se acumulara el polvo y también es una manera de guardar cosas que quizás no queden tan estéticas a la vista.

Junto a la zona del salón y comedor también se reservó un espacio para despacho. Me encanta cómo se integra sin resultar caótico, porque gracias una vez más a los muebles a medida, todo tiene su espacio para que libros y material de oficina estén perfectamente recogidos. Además, las maderas elegidas, contrastan a la perfección con el blanco del resto del mobiliario y las sillas del comedor de Carl Hansen compradas en la tienda Matèria.

El comedor se comunica con la cocina mediante un acristalamiento realizado para llevar la luz a ésta. La cocina se encuentra en el centro de la vivienda, pero no era muy grande y carecía de luz natural, con este recurso se solucionó el problema y ahora desde la misma, se pueden ver las vistas de los árboles que comparten con el comedor. Por el lado del pasillo, en lugar de una puerta batiente normal, se optó por otro acristalamiento corredero que da a la entrada, de tal manera que no restase espacio ni a la cocina ni al recibidor. A este último se le dotó de múltiples armarios para tener una entrada totalmente equipada y despejada.

Como veis en los dormitorios, los muebles a medida también han sido la opción elegida. De ahí que en el infantil se ha conseguido sacar en un espacio no muy amplio, una cama nido con zona de almacenaje y otra de estudio. En esta habitación cobran protagonismo los textiles de Filocolore y el sutil papel pintado de La Maison, que crean un espacio muy acogedor. Por otro lado en el dormitorio principal, el cabecero (también a medida diseñado por la interiorista), lleva hornacinas a ambos lados a modo de mesillas para albergar libros y otros enseres. Sobre la misma estructura del cabecero, además de cuadros, velas u otros objetos de decoración, es el lugar perfecto para quienes como nosotros tenemos «montañitas» de libros por todas partes :-)

Espero que os guste la casa y que tengáis un Feliz Día del Libro, diferente pero feliz. ¡Ah! y feliz día también a todos los Jorges.

Fuente vía – Fografias de Pere Peris

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