Una pared de libros…

Esta es la casa que quise traer al blog la semana pasada, totalmente conquistada por esa pared de libros. La realidad es que no todo de ella me gusta (la cocina, por ejemplo, no es mi estilo), pero no podía dejar pasar la ocasión de mostrar esa librería de suelo a techo. Ahora hay una tendencia tan minimalista que, aunque particularmente me de paz, veo cómo van desapareciendo elementos que a mi juicio, transforman una casa en hogar. Hablo de los libros, claro. ¿Dónde los esconde la gente? ¿Es que no tienen libros en casa? Si alguna vez me mudo de este chalet, mi intención es hacerlo este año, una de mis grandes preocupaciones es precisamente dónde meteríamos tanto libro.

Casualmente, como el post anterior donde los libros eran protagonistas y el propietario escritor, esta vivienda también se construyó para un artista e historiador de la arquitectura. Me hace pensar que exponer tus objetos (sean libros, fotografía, pintura, escultura, etc.) va inherente a este tipo de personas creativas, entre las cuales me incluyo.

El gran bloque de hormigón, acero y madera se construyó en el patio trasero de una propiedad de los años 40. Ambas edificaciones coexisten de tal manera que la original, que da a una calle transitada y comercial en Austin (Texas), conserva la estética histórica de vecindario y en su parte trasera, se erige la nueva vivienda más contemporánea haciendo referencia al contexto más urbano donde se encuentra.

Se construyó con bloques de cemento y para el techo se optó por madera de abeto Douglas, madera sin tratar que en sus inicios es blanquecina, pero con el paso del tiempo, va cogiendo una tonalidad amarillenta e incluso rojiza. Como veis, tanto los sistemas de electricidad, fontanería, refrigeración, etc. se dejaron vistos, de tal manera que su mantenimiento fuera más fácil, así como su colocación. También pensando en un futuro para posibles cambios de ubicación.

La vivienda de concepto abierto cuenta con una gran sala que comparte la zona de estar y el comedor con la cocina. Aquí es donde encontramos la gran librería de dos alturas que contiene una extensa colección de libros de arte y arquitectura. En la planta baja también se añadió un espacio más privado para almacenaje, lavandería y un baño. Arriba, se sitúa el dormitorio principal en suite con una bañera exenta de patas, que permite darse un baño mientras disfrutas de las vistas al jardín. Si os fijáis la estructura revestida con espejo junto a la cama, tiene una puerta, me queda la duda si esta es para ocultar la zona de inodoro del baño o si se trata de un «walk in closet». En cualquiera de los dos casos, me parece un acierto y aunque no me llama mucho la atención las paredes cubiertas con espejo, en esta ocasión, la librería se refleja creando el efecto óptico de que se duplica y la cama, parece que estuviera rodeada de libros. Además, tiene el poder de multiplicar la luz natural y que donde sólo hay una ventana, parezca que hubiera dos.

El almacenaje de libros y CD´s se aprovecha en el altillo por las dos caras, de tal manera que tienes acceso a ellos desde la escalera y también al subir al dormitorio.

Siendo honesta, no sería una opción de vivienda para mí, seguramente tampoco para la mayoría de vosotros, pero es indiscutible que esa pared de libros enamora a primera vista. Me encantaría saber vuestra opinión al respecto.

Fotografía: Leonid Furmansky / Arquitectura: Murray Legge

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El refugio de un poeta…

Hoy es un vídeo el que encabeza el post. Si tenéis siete minutillos para verlo y escucharlo, comprenderéis lo qué me ha llevado a traer esta maravilla al blog. Es más, tenía otro post medio preparado casualmente con un mismo hilo conductor (los libros), pero de repente he ido a consultar mi mail y «et voilà», ahí estaba este refugio asomándose y diciéndome que lo debía publicar. Así que cambio de planes, el otro post tendrá que esperar.

Esta obra de arte realizada por el arquitecto Eric J. Smith, es el sueño materializado de un empresario y escritor que, tras su jubilación, quería dedicarse a tiempo completo a la escritura. Se inspiró en el ensayo «Walden», o «Life in the Woods«, de Pond de Thoraeu, que narra las reflexiones de un escritor que se retira a vivir a una pequeña cabaña en plena naturaleza. Este era el anhelo del propietario, tener un espacio sencillo, aunque moderno a la vez, donde poder escribir, reflexionar y estar en contacto con la naturaleza.

Para ello, encontraron una propiedad en una zona boscosa de Connecticut con acceso a pie a la misma. El estudio debía tener varias condiciones, lograr que fuera autosuficiente y estuviera perfectamente aislada, debido a los condicionantes del lugar. Por otro lado, a pesar de no tener un tamaño muy grande, tenía que poder albergar los más de 1.700 ejemplares de libros que poseía el cliente.

Piedra, acero, madera y vidrio, se alían para crear este espacio que pareciera llevar ahí toda la vida. Y es que toda la piedra, tanto la exterior como la interior, es la misma que salió de la excavación para realizar los cimientos, es decir que simplemente ha cambiado su forma, pero no de lugar. Todo un acierto aprovechar los recursos naturales.

A esta piedra, que le da el toque más rústico, le acompañan otros materiales como el acero, soportando las estructuras más pesadas del estudio, véase el voladizo. El cristal, permitiendo disfrutar de las vistas del bosque casi desde cualquier ángulo. Y por último la madera, sin duda el mejor soporte para mimar nuestros tesoros más preciados, en este caso, los libros.

Otro requisito fundamental en la construcción era que estuviera concebido como un espacio creativo, no hace falta decir que el arquitecto lo consiguió sobradamente gracias al voladizo donde se ha situado el despacho, con sus vistas 180 grados hacía el bosque la escritura debe fluir casi sola :-)

La estrecha entrada está flanqueada por paredes de piedra de casi 80 cm de espesor. La puerta de madera se desliza en el interior del muro para permitir que, un gran panel de vidrio haga las veces también de puerta permitiendo el paso de luz desde la entrada al otro extremo del refugio, donde se encuentra el voladizo.

Al entrar, el espacio se comprime y las paredes la conforman la misma piedra del exterior. Aquí es donde empezamos a encontrar los contrastes, aparece el roble blanqueado ahumado en suelos, techos y mobiliario. Destaca el pasillo en cuyos lados se han realizado sendas librerías que albergan la gran colección de libros del escritor.

Bajo uno de los estantes de la librería y a modo de cajón, se esconde una cama nido para las ocasiones en las que el propietario decide pernoctar. Y tras la trasera de la librería izquierda encontramos una escalera que da acceso, a través de una trampilla motorizada, a una terraza panorámica en el techo.

Pero sin duda, el mayor atractivo de esta pequeña construcción, lo tiene la sala de escritura en vidrio construida en voladizo sobre un barranco. Es sencillamente espectacular.

A modo de curiosidad, incluso la buena conservación de los libros está muy bien pensada. Para ello se instaló un sistema de calefacción y refrigeración geotérmica que lo asegura.

Un lugar pequeño y aparentemente sencillo, pero la realidad es que aquí todo está pensado al milímetro, el arquitecto J. Smith tuvo en cuenta todas las necesidades del cliente para materializar el sueño de un poeta.

Fotografía: Durston Saylor

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Día del Libro…

Claramente no es el típico Día del Libro, como tantos otros actos ni se celebrará la Feria del Libro aquí en Madrid, ni tampoco Sant Jordi en Barcelona, lo normal ante esta situación. Justamente este es el sector del que vive mi familia y por desgracia se encuentra en un momento de incertidumbre total, como tantos otros. Para que un libro llegue a tu casa y desde que lo escribe el autor, hay mucha gente involucrada por el camino (editores, correctores, diseñadores, maquetadores, distribuidores, libreros, etc.), así que os podéis hacer una idea del desastre. En estos momentos la poca venta que se realiza, como en el resto del comercio, es online o ebooks, claramente insuficiente. Ya le he escuchado a mi marido que tele trabaja frente a mí, que muchos libreros no podrán volver a abrir sus librerías cuando todo esto haya terminado. Qué pena e impotencia me da esta situación, no sólo con este sector sino con todos los que se están viendo afectados.

Os he contado en más de una ocasión que mi casa está llena de libros. Mi marido literalmente los devora y yo me considero lectora aunque ni mucho menos puedo compararme a él. Durante la cuarentena, que podría haber aprovechado a leer mucho más, resulta que mis gafas me lo están poniendo difícil, a duras penas puedo ver las letras del libro que estoy leyendo y me da rabia porque me gusta un montón. Necesito que abran la óptica para volver a graduarme las gafas, cada día estoy más cegata.

Como no podía ser de otra manera os traigo una casa donde los libros están presentes en muchas de sus estancias. Principalmente en el salón, pero también en el comedor y en los dormitorios. No es una vivienda muy amplia, pero la interiorista Marta Prats supo sacarle el máximo partido gracias a soluciones a medida. La librería del salón ya estaba en la vivienda cuando la adquirieron los propietarios, lo único que hicieron fue cerrar su parte inferior para evitar que se acumulara el polvo y también es una manera de guardar cosas que quizás no queden tan estéticas a la vista.

Junto a la zona del salón y comedor también se reservó un espacio para despacho. Me encanta cómo se integra sin resultar caótico, porque gracias una vez más a los muebles a medida, todo tiene su espacio para que libros y material de oficina estén perfectamente recogidos. Además, las maderas elegidas, contrastan a la perfección con el blanco del resto del mobiliario y las sillas del comedor de Carl Hansen compradas en la tienda Matèria.

El comedor se comunica con la cocina mediante un acristalamiento realizado para llevar la luz a ésta. La cocina se encuentra en el centro de la vivienda, pero no era muy grande y carecía de luz natural, con este recurso se solucionó el problema y ahora desde la misma, se pueden ver las vistas de los árboles que comparten con el comedor. Por el lado del pasillo, en lugar de una puerta batiente normal, se optó por otro acristalamiento corredero que da a la entrada, de tal manera que no restase espacio ni a la cocina ni al recibidor. A este último se le dotó de múltiples armarios para tener una entrada totalmente equipada y despejada.

Como veis en los dormitorios, los muebles a medida también han sido la opción elegida. De ahí que en el infantil se ha conseguido sacar en un espacio no muy amplio, una cama nido con zona de almacenaje y otra de estudio. En esta habitación cobran protagonismo los textiles de Filocolore y el sutil papel pintado de La Maison, que crean un espacio muy acogedor. Por otro lado en el dormitorio principal, el cabecero (también a medida diseñado por la interiorista), lleva hornacinas a ambos lados a modo de mesillas para albergar libros y otros enseres. Sobre la misma estructura del cabecero, además de cuadros, velas u otros objetos de decoración, es el lugar perfecto para quienes como nosotros tenemos «montañitas» de libros por todas partes :-)

Espero que os guste la casa y que tengáis un Feliz Día del Libro, diferente pero feliz. ¡Ah! y feliz día también a todos los Jorges.

Fuente vía – Fografias de Pere Peris

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Shelf Styling

Hace unos días mientras limpiaba el polvo de las estanterías de casa, libro a libro, pensaba en lo aburridas que eran. Nada que ver con las imágenes que vemos en blogs y revistas. Ya os he contado alguna vez que mi marido tiene una especie de síndrome de Diógenes con los libros, los devora y acumula cual tesoro. Desde hace un par de años además trabaja en una editorial por lo que se los trae a casa a puñados. Aquí mucho adorno no hay, algún que otro marco con una foto familiar y poco más porque muchos ya están en doble fila.

Me encantaría tener mis librerías más despejadas, intercalar libros con objetos decorativos e incluso tener espacio para exponer en horizontal esos grandes tomos tan chulos que todos tenemos en casa, aunque sólo fuera en la estantería del salón. En mi caso es misión imposible.

Os he traído distintas formas de almacenar libros, unas más estilosas que otras. Todos somos distintos así que cada hogar es un mundo. He estado en casas donde no había un solo libro (es raro, pero las hay), otras donde se encuentran a montones y la mayoría, donde libros y adornos o recuerdos familiares, conviven a la perfección.

Hoy no me extiendo más porque en breve cojo el AVE, destino Córdoba. Os dejo con unas preciosas imágenes y algún que otro consejo para tener unas librerías de diez.

¡¡Feliz fin de semana!!

En las primeras imágenes veréis esa perfecta combinación de libros y adornos de la que os hablaba. Poniendo los libros en horizontal y dejando espacio alrededor para que respiren, conseguiréis que parezcan un elemento decorativo más.

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Imágenes Vía

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Si queréis conseguir una misma unidad cromática, lo que a priori me resulta complicado, se puede hacer de varías formas.

Una sería forrando todos los libros de un mismo color (como la primera imagen, que vale será bonito pero me pregunto ¿cómo encuentras el libro que quieres?).

Otra manera, dando la vuelta a los libros para que sólo se vean las páginas que por lo general son blancas también (aunque estamos en las mismas, un problema para encontrar lo que quieres y se llenarán de polvo con más facilidad).

Las colecciones y los libros antiguos suelen ser bastante uniformes o tener tapas normalmente marrones.

Por último, también podéis mezclar libros y adornos que tengan tonalidades similares, para conseguir ese conjunto armónico.

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Esto sí que me parece complicado ¿os atrevéis a ordenar los libros por colores?

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Si tenéis algún cuadro que os guste especialmente y lo queréis destacar, colgadlo directamente de la estantería, es una manera además de dar dinamismo a la misma y jugar con volúmenes.

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También podemos prescindir de los soportes tradicionales, como librerías y estanterías, y buscar otras alternativas para exponer libros u objetos de decoración, como bancos, baldas exentas o directamente apoyados en el suelo. Esta última me encanta, pero de nuevo lo veo poco práctico por el tema de la limpieza.

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Y cómo no, recurrir a lo clásico. Librerías como la mía donde los objetos decorativos brillan por su ausencia y los libros se acumulan en todas las direcciones posibles. Pero también tienen su rollo, ¿no?

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Imágenes Pinterest: Library

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Feliz Día del Libro

El calendario está lleno de días especiales, mañana sábado es el día del libro y ayer lo fue el de la creatividad, uniendo estos dos conceptos me viene a la mente los niños y la lectura.

Ya os he contado muchas veces que en mi casa los libros se cuentan por cientos, más desde que mi marido trabaja en una editorial y literalmente se los trae a puñados. Dicen que los niños copian lo que ven en sus casas, así que afortunadamente mis hijas sí leen, pero no todo lo que yo quisiera. Aunque nos vean leer, los dispositivos electrónicos (portátil, tablet, móvil,…) están igualmente presentes, tener un padre que se dedica al marketing online y una madre bloguera nos convierte en seres permanentemente pegados a cualquier pantalla que se precie, y eso también lo copian :-( Diría que ellas tienen un 70% digital y un 30% lector (debería ser al revés, pero supongo que es la época que les ha tocado vivir).

Por eso hoy he querido traeros un poco de inspiración en torno a rincones de lectura para peques, porque es importante fomentarla desde bebés y no hace falta gran cosa para crear un espacio agradable con este fin. La mayoría de los rincones que veréis son «low cost»: estanterías que en realidad son especieros de Ikea pintados, otras realizadas con palets; cojines, colchonetas o pufs; una buena iluminación (eso que no falte), mullidas alfombras y algún que otro adorno como guirnaldas, banderines o doseles para crear un entorno que a los niños les llame la atención.

Al final del post os dejo unas propuestas de mi cosecha, por si os animáis (os he puesto tiendas y precios). En cualquier caso y aunque estos rincones sean de lo más inspiradores, pienso que lo único que se necesita de verdad es un buen libro, el dónde y el cómo es lo de menos.

Por cierto, si no tenéis planes este el fin de semana y estáis por Madrid, no dejéis de ir a la Feria Antiq&New Decó en el Centro Comercial Moda Shopping, donde además de encontrar la mejor decoración, este año los libros también son los protagonistas.

¡Feliz fin de semana!

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Algunas ideas para crear un bonito rincón de lectura para peques…

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Imágenes mi panel de Pinterest: Reading corner. Ideas for kids
Imagen portada via

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Intangibles Art

Cada día me impresiono más de las cosas que encuentro en la red. Si tengo que calificar esta tienda, Intangibles Art, diría que es de lo más curioso que he visto nunca. La decoración, las artes y las letras juntas en un mismo espacio. Arte contemporáneo con una amplia muestra de grabados, litografías, pintura y escultura, cerámica, fotografía y joyería de autor. En otro apartado la venta se enfoca a las antigüedades del Siglo XX (Art Nouveau, Modernismo, Art Deco, Bauhaus, Años 50) mobiliario, decoración, iluminación, baquelita, cerámica, cristal, complementos y libros sobre esta temática. Y por último una gran selección de libros, que abarcan multitud de campos.

Viendo las fotos del post, os haréis una idea de lo que podréis encontrar, aunque lo mejor son las descripciones de la web que explican al detalle la procedencia de cada producto, fechas, autor, y todas sus características. Y desde luego lo gracioso está en la disparidad, te encuentras por ejemplo una lavadora de aluminio de los años 50 (cuarta foto), junto a preciosas esculturas y litografías, que nada tienen que ver. Ah! la compra se hace online y los precios están muy bien (como es obvio la pintura y escultura son algo más caros, pero como en el mercado en general).

Además si no encuentras lo que buscas, ellos lo hacen por ti. En las últimas fotografías podéis ver los encargos que han hecho clientes y de los que seguro, ahora estarán disfrutando. Se trata de la escultura DAKON en bronce y marfil, de una lámpara Art Decó de Austria 1920, un puntero YAD / TORAH en plata de 1894, una lámpara JUMBO original y la lámpara MAX LE VERRIER.

Intangibles ART

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