Pasión por el diseño…

Cuando un diseño es bueno perdura en el tiempo, es algo que está demostrado. ¿Quién no ha soñado alguna vez con tener una pieza icónica del Siglo XX, cualquier cosa que lleve la firma de algún reconocido diseñador de la época como Arne Jacobsen, Hans J. Wegner, Charles & Ray Eames, Harry Bertoia, Xavier Pauchard, Isamu Noguchi, Jean Prouvé,… entre otros? Yo sería feliz pero claro, un original no está al alcance de todos los bolsillos.

Por suerte existen firmas como SKLUM que nos acercan a los genios del siglo pasado reinterpretando sus archiconocidas creaciones, con la máxima calidad y a precios inmejorables. Todo para que podamos disfrutar en casa del mejor diseño.

Lo bueno que tiene apostar por alguna de estas piezas, además de que no pasarán de moda, es su versatilidad. En la web están divididas por colecciones o por tendencias pero la realidad es que no necesitan seguir un patrón, una silla Eames como la de la primera imagen bien puede encajar en un ambiente natural con una mesa de hierro industrial, o en un entorno «Scandi» ¿no creéis? Vale ahora me diréis que me he ido al ejemplo más típico porque este tipo de silla tiene multitud de adeptos, así que pongámoslo un poquito más difícil. Mirad alguna de las piezas de la colección Antique, ¿verdad que la vitrina de hierro podía perfectamente integrarse en un ambiente campestre? ¿no os la imagináis en una cocina de campo o incluso en el baño? y eso que a priori, la muestran en un entorno sobrio junto a un sofá de cuero, pero ya sabéis que a mí me gusta sacar las cosas de contexto y precisamente estas piezas se prestan a ello.

¿Y qué me decís de la silla Acapulco? queda monísima en una habitación infantil (a mí me gustan más en colores brillantes para los niños, las tenéis en la web también), pero además es ideal para colocarla en un rincón del salón y cómo no, en el jardín. Una sola pieza y múltiples usos.

Pero no sólo vais a encontrar mobiliario, también hay objetos decorativos, iluminación, preciosas réplicas para los más pequeños de la casa, etc. Yo he hecho una mínima selección de lo que podemos encontrar, por seguir un patrón me he basado en las tendencias, la primera cómo no, la natural, ya me conocéis :-), después he pasado a la colección Antique con piezas de marcado carácter industrial, sigo con la Mango Collection con reminiscencias Boho y llenas de color, y por último algo de Scandi (o lo que es lo mismo, nórdico). Ah! y aunque no lo haya incluido en las imágenes, no dejéis de echar un vistazo a los cabeceros, tanto los de esparto como los de ratán son preciosos. Os dejo con mi selección, a ver qué os parece…

Silla Eames en Blanco & Madera Natural
Escalera Leit Dipeada

Los cestos de junco, una buena opción para mantener el orden.

Colección Antique, mobiliario con carácter y personalidad.

Tendencia industrial, de la Colección Antique.

Pon un toque vintage en tu deco, como la Caja Pepska. Acompañada de la Silla Occan y la Lámpara Gretha Gris.

¿Quién no conoce la gama Tolix? Este taburete pertenece a la colección LIX y está basado en el diseño de Xavier Pauchard, uno de los diseñadores más famosos e influyentes del siglo XX.

Mucho color y reminiscencias Boho encontramos en la Mango Collection, para dar vida a cualquier rincón del hogar.

La Acapulco Collection, estas sillas son aptas para cualquier espacio, interior o exterior. Así de bonita luce en esta habitación infantil.

La Silla Tsar inspirada en el famoso diseño de Harry Bertoia. En esta ocasión en dorada, es pura tendencia.

En las dos imágenes superiores la Colección Scandi. Blanco y madera natural, como dictan los cánones del estilo nórdico.

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Desert Palisades Guardhouse

Sólo he necesitado un par de días otoñales para desear que vuelva el calor, qué rarita soy ¿verdad? Es que con el frío me encojo (cualquiera diría que estoy en los huesos, todo lo contario, pero mi grasa es inservible como abrigo :-)) y la lluvia me pone triste y melancólica, así que yo ya he tenido suficiente frío por el momento y he decidido llevaros virtualmente al desierto, así de radical. No es un desierto cualquiera, nos vamos a California, tierra por la que siento mucho cariño desde que estuve un año viviendo allí con una familia maravillosa.

Seguro que cuando veáis las imágenes el post os vais a quedar con ganas de ver más estancias, como me ha pasado a mí, porque ¿dónde está la cocina? ¿y los dormitorios? no aparecen por ningún lado, pero la realidad es que en este proyecto cuenta más el exterior que el interior.

Desert Palisades Guardhouse es un trabajo realizado por el estudio de arquitectura La vivienda está situada en las laderas escarpadas de Chino Canyon, en el valle de Coachella, a pocos kilómetros de Palm Springs. El enclave privilegiado de Desert Palisades ofrece modernas residencias que se asoman a las impresionantes vistas del desierto que las rodea.

El proyecto está concebido para crear un diálogo fluido entre naturaleza y construcción. De ahí que en su estructura predomine el acero corten, cuyo color terroso se confunde con el entorno, al igual que la geometría del voladizo de 10 metros que destaca entre las formas orgánicas del paisaje desértico. Dicho voladizo queda suspendido sobre una enorme roca independiente, sin llegar a tocarla, como si flotara sobre ella, con el propósito de generar una tensión entre ambas estructuras (lo natural y lo artificial). A su alrededor, muchas otras piedras y rocas de distintos tamaños, así como una amplia gama de flora desértica, enmarcan el edificio de acero. Los acabados exteriores incluyen además cemento y madera, elegidos junto al acero por su durabilidad, atemporalidad y minimalismo, de tal manera que no interfirieran con el entorno.

Para el interior se optó por una paleta de mediados de siglo que evoca al modernismo, corriente que floreció en Palm Springs en los años 40 y 50. Dentro, encontramos acabados más pulidos con el fin de proporcionar calidez, pero los materiales y el criterio son los mismos que en el exterior, la finalidad siempre es mantener la conexión con el paisaje. A pesar del abrasador calor del desierto y de los grandes ventanales de suelo a techo, la casa disfruta de grandes zonas de sombra gracias al voladizo (obviamente el aire acondicionado es necesario también). En el salón podemos encontrar piezas icónicas como la mesa de Isamu Noguchi o una composición de luminarias de Tom Dixon. Llegados al baño es donde me quedo con ganas de más, la elegancia de la madera y el negro dominante, me pierde…

¡Feliz fin de semana!

Vía: Yatzer y Studio ARD

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Un bungalow en el campo…

Quizás últimamente se me ve un poco el plumero con el tipo de casas que publico, el campo o el mar siempre son los protagonistas. Mi subconsciente claramente me está pidiendo vacaciones y desconexión. Creo que parte de la culpa es lo poco que hemos ido este año los fines de semana al pueblo, estoy ansiosa por disfrutar de mis amados pinares sorianos y por qué no decirlo, también de mi semana en Portugal (aunque para esto último queda mucho más).

Pues aquí os traigo otra de esas casas de campo que tanto me gustan. Tengo que hacerme mirar también mi obsesión por las grandes islas de cocina, para lo que no tengo explicación :-)

Se trata de un proyecto de Larson and Paul Architects. La vivienda era un pequeño y oscuro bungalow de 1940, el arquitecto sustituyó los antiguos porches construyendo tres ampliaciones a los lados, uno contiene la nueva cocina, otro un porche cubierto que sirve como entrada principal y un tercero que contiene el dormitorio en la primera planta y el salón debajo, dejando una de las cuatro paredes en cristal para poder admirar las vistas al estanque.

Del diseño de interiores se encargó Selina van der Gest, su misión era restar frialdad a una casa dominada por el color blanco, el negro y marrón (presente en muchos muebles). Para ello utilizó kilims turcos, agregó puertas correderas de granero en el despacho y en el baño principal dando a la vivienda un toque «country-industrial», también puso herrajes de hierro forjado en todas las puertas interiores, entre otras cosas.

La propietaria de la vivienda desde su infancia había convivido con piezas icónicas que atesoraba su abuela, como un sofá de Knoll, la mesa de Saarinen con sus sillas Tulip, un sillón de los Eames,… Y aún no perteneciendo al mundo de la decoración, nunca perdió el interés por el diseño moderno de mediados de siglo acumulando una gran colección de piezas de artistas como Hans Wegner, Isamu Noguchi o George Nelson. Tenía que buscar un lugar donde todo ello pudiera brillar con luz propia y tenía claro que no sería en un piso de Manhattan, necesitaba un escenario a la altura de las circunstancias. El otro motivo era rodearse de naturaleza, escapar de la gran ciudad de Nueva York y poder disfrutar del campo.

Si queréis leer el reportaje completo con la historia de la vivienda y su propietaria, podéis hacerlo pinchando en este enlace del New York Times.

Como veréis la casa no tiene desperdicio, quizás os pase como a mí y cuando lleguéis a la isla de la cocina soltéis un suspiro…

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