Villa Rosario

Dicen que cambiar el nombre a una casa da mala suerte. No sé si por eso, o porque me gustó el nombre cuando lo vi, no se lo cambié a la casa que compramos en el pueblo, que hacía referencia a la antigua propietaria, «Villa Amelia». Ahora ninguno nos llamamos así, pero quise respetar sus raíces que, si bien no es una casa centenaria como la de hoy, va por el camino. Si no me equivoco tiene unos 60 años.

Lo mismo sucedió con esta vivienda centenaria en Málaga, habitada desde siempre por una mujer llamada Rosario a la que los nuevos propietarios quisieron honrar poniéndole por nombre «Villa Rosario». No sé si a vosotros os pasa, pero eso de ponerle nombre a las casas, tiene su encanto, parece que las hace más humanas.

Cuando adquirieron la vivienda llevaba vacía unos treinta años, pero estaba claro que había sido mantenida y cuidada. Se buscó la mejor manera de adaptarla a las necesidades de la nueva familia, pero manteniendo su esencia. Para ello fueron asesorados por arquitectos amigos, así como por Paco González, también arquitecto y nieto del que diseñó la casa.

La vivienda está dividida en tres plantas, las dos primeras de 75 metros cuadrados y la última de unos 35. Pero, además, tiene un patio trasero conectado con la cocina y otro más, en la parte delantera de la vivienda.

La planta baja son las zonas comunes, el salón, comedor, cocina, aseo y el patio e incluye una pequeña sala de juegos. En la segunda encontramos 3 dormitorios con dos baños y un par de terrazas. Por último, la tercera planta es un torreón, donde han situado dos pequeños despachos.

Respecto a los materiales y revestimientos, se ha querido conservar prácticamente todo lo que había. Los suelos hidráulicos siguen en su sitio dándole gran personalidad a la casa, las carpinterías también se restauraron para mantenerlas en su estado original, se arreglaron las escaleras (aunque se mantuvieron como en origen) y en las paredes, se decidió dónde dejar las zonas en las que se veía el ladrillo y la piedra original y en cuáles se aplicaría mortero de cal.

La cocina finalmente se dejó donde estaba ya que su disposición era perfecta, tenía salida directa al patio trasero y quedaba abierta al salón. Una gran puerta pivotante de la firma Jansen le da un aspecto muy moderno que contrasta con el resto de elementos. Para los muebles, se optó por el sistema CUBRO, un sistema que te permite personalizar los muebles de Ikea consiguiendo proyectos modernos y sencillos, a precios económicos. Y a la vista está los diseños tan originales que se pueden conseguir. A mi manera de ver, no se podría haber elegido mejor opción para esta casa, le va como un guante.

En el patio, no se pudo conservar el cien por cien del antiguo suelo, así que después de levantarlo, sanearlo y aislarlo, una parte del mismo decidieron cubrirlo con cantos rodados, de esta manera se aporta dinamismo al espacio y se crean distintos ambientes. Por un lado, una zona para estar y por otro, se aprovechó la bañera original de la casa que hace las delicias de los dueños cuando el tiempo les permite darse un baño bajo la luz de las estrellas.

Respecto a la decoración, vino determinada por los colores originales de los suelos hidráulicos, de tal forma que se optó por utilizar una base neutra, sobre todo predominan los blancos y la madera. Pocas piezas pero muy bien elegidas, nos recuerdan al estilo mid-century, pienso que en un afán de no perder el «alma» de la casa y por supuesto, como recuerdo a Rosario. Se pueden ver iconos del diseño como la silla Cesca, creada por Mercel Brauer en 1928, o la mesa Tulip de Eero Saarinen, también el famoso pájaro Eames House Bird de Vitra que se encuentra en cualquier casa de diseño que se precie, y conocidas lámparas como la Cesta del diseñador Miguel Milá para Santa y Cole, y la colgante de Poul Henningsen para  Louis Poulsen, entre otros. Todo un paraíso del buen hacer, el buen gusto y el respeto a una historia ¿No creéis?

Imágenes: Germán Saiz para AD

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10 Lámparas que no pasan de moda

Hacía tiempo que no os hablaba de iluminación y eso que es algo a lo que doy suma importancia. Tanto si se trata de luz natural como artificial, es fundamental a la hora de conseguir la atmósfera adecuada. Yo soy partidaria de tener varias luces de ambiente en lugares estratégicos para disponer de la iluminación necesaria en cada momento y sólo cenitales allá donde son estrictamente necesarias. Tampoco me gustan las luces muy blancas, me resultan frías, así que las limito a las zonas de trabajo como la cocina.

Hace unos días llegó a mi mail una tienda que no conocía ILUXIFORM. Son distribuidores de todo tipo de lámparas de diseño, con un catálogo de marcas realmente extenso. Aunque en el título del post os menciono sólo diez conocidas luminarias, si echáis un ojo a la web descubriréis muchos modelos más.

Casi todos estos modelos que os cito, han aparecido o los he nombrado en alguna ocasión en el blog (son iconos, que le vamos a hacer, pero además me encantan). Vamos con ellos:

Quién no conoce la famosa Lámpara Cesta de Santa&Cole. Disponible en varios tamaños y fácilmente transportable, puedes dejarla sobre el suelo o cualquier superficie, me encantan sus curvas y el toque de madera que le da un aire natural.

Indiscutible es el espectacular diseño de las PH de Louis Poulsen, pero además de su estética poseen otra bondad. Como os comentaba antes no me gustan las lámparas que deslumbran y en este caso, gracias a su triple pantalla, el haz de luz se desvía hacia los lados produciendo una mayor sensación de confort.

Pocas presentaciones necesita la Tolomeo de Artemide diseñada en 1986 por Michele De Lucchi y Giancarlo Fassino. Aunque su versión más conocida es la de sobremesa, podemos encontrarla también de pared, en tamaño XXL e incluso para el exterior. Su brazo completamente articulado facilita su uso y adaptabilidad, de ahí que sea tan cómoda.

No es la primera vez ni será la última que aparece la lámpara AJ de Louis Poulsen en el blog, siempre estuvo entre mis favoritas (eso sí, en la versión de pie, la de sobremesa me atrae menos). Fue diseñada en 1957 para un hotel de Copenhage por Arne Jacobsen y supuso una evolución a las existentes luminarias de despacho, dando paso a nuevas formas más estilizadas, modernas y elegantes.

Otra archiconocida, la lámpara Arco de Flos, diseño de Achille y Pier Giacomo Castiglioni en 1962. Se caracteriza por su pesado pie de mármol y su circular estructura de acero y aluminio que le da nombre. Hay que tener cuidado con este modelo, ocupa bastante así que necesita el espacio suficiente para poder ser admirada en su totalidad.

La lámpara o el plafón Balloon de Estiluz, me parecen perfectos para habitaciones infantiles por su divertido diseño que simula un globo suspendido con su bonito cordón rojo bajo la luz (aunque el color del cordón es personalizable).

La lámpara NUT de LZF, fue diseñada por el español Miguel Herranz. Personalmente me encanta su diseño en chapa de madera natural, aunque está disponible en otros 11 acabados. La fabricación se basa en la torsión de dicha madera realizada a mano.

Tengo sentimientos encontrados respecto a la lámpara GUNS de Flos, diseño de Philippe Starck. Realmente creo que no sería una pieza que elegiría para mí, pero tiene su gracia ¿no? y se ha conseguido colar entre las más deseadas. La base es de aluminio fundido a presión con acabado en oro de 18K, aunque también la hay en versión plateada.

Otro clásico perfecto para dar luz de ambiente en un salón, la lámpara TRIANA de Metalarte, diseño Ramón Úbeda & Otto Canalda. Sus patas en forma de trípode no pasan de moda, aunque como veis no os tenéis por qué ceñiros a un color aburrido ¿Os atrevéis con el amarillo?

Por último un diseño más contemporáneo de la firma ALMALIGHT. Curiosamente aunque la estética es más moderna, esta firma catalana apuesta diseñadores locales, proveedores de proximidad y producción artesanal. En concreto esta luminaria se llama DOUBLE 1 CUBO CRISTAL, diseño de Sam Mey. Esta misma firma tiene diseños similares en suspensión con hasta 19 bolas de cristal.

¿Con cuál os quedáis?…

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