Destino Ibiza…

En Navidad me hice un regalo «envenenado», un viaje a Ibiza para el puente de mayo. ¿Verdad que suena muy bien? Pues lo llamo envenenado porque el destino tiene un propósito, hacer la media maratón. A tres meses escasos, o se produce un milagro o todo lo que voy a poder correr es del chiringuito al mar :-) Los médicos me han desahuciado una vez más, dicen que tengo fibromialgia, que es como decir «no tengo ni idea de lo que te pasa«. A día de hoy me están tratando una tendinitis en el hombro, pero también tengo trocanteritis de cadera, algo que desconozco en la rodilla y que molesta horrores, además de mis clásicos dolores de cuello y espalda con los que convivo desde hace años. El caso es que cada vez que entreno me quedo coja y mi frustración va en aumento, a veces se me caen las lágrimas en la pista de atletismo porque quiero seguir y no puedo, quizás os parezca una tontería pero para mi cabeza los beneficios del ejercicio son muchos. Lo dicho, veremos a ver si mi viaje a Ibiza se convierte en un fin de semana con mis compañeras del club, o se obra el milagro y consigo mi propósito.

Perdonad que os cuente estos rollos pero ya sabéis que escribir es terapia para mí y cuando he encontrado la finca ibicenca que os traigo hoy, no he podido contenerme y he hilado ambas cosas. Ya me conocéis…

Al ver de quién era el proyecto de interiorismo me sonaba mucho el nombre y es que ya en 2013 os hablé de La Grange Interiors (sé que muchos no estabais por aquí, así que si os apetece leerlo os dejo el antiguo post en este link). Por aquel entonces además de un par de proyectos os enseñé algunas de sus piezas de mobiliario, son realmente increíbles. Describí este estudio como un buen ejemplo de todo aquello que me gusta en decoración, una mezcla entre el clásico renovado, piezas contemporáneas y elementos naturales. Sin duda muy «yo».

La finca pertenece a un empresario holandés, Emile Kuenen, que buscaba una vivienda con arquitectura típicamente local. Se enamoró de la isla tras descubrir en la boda de su hermano, que Ibiza no son sólo locales y fiesta, que su mayor atractivo está en su naturaleza mediterránea y en su tranquilidad. Encontró una parcela en el interior y encargó al prestigioso arquitecto Rolf Blakstad la construcción de su vivienda soñada. Se realizó con una estética bastante minimalista y neutra, con el fin de que fuera el propietario el que le diera su toque y dejara la casa a su gusto. Y ahí es donde entra La Granja Interiors. El propietario había conocido en un viaje a Ciudad del Cabo (Sudáfrica) esta tienda y estudio de interiorismo. El gusto de Sumari Krige, fundadora de la firma, le encajaba perfectamente para su vivienda.

Lo que hizo la interiorista fue complementar el trabajo del arquitecto. La finca se compone básicamente de tres elementos: madera, piedra y yeso. La decoración siguió esa misma paleta de color añadiendo telas que complementaran y suavizaran el conjunto, también otras que recordaran los colores de la isla, como el mostaza, el verde oliva o el aguamarina. Apostó también por las texturas y el mobiliario de calidad, como la teca del jardín que apenas necesita mantenimiento y envejece muy bien.

De este tipo de casas lo que más me gusta y envidio es la comunicación existente entre interior y exterior, vivir en ellas debe ser algo parecido a tener la sensación constate de vacaciones. Un lujo que pocos nos podemos permitir, pero sí tenemos derecho a observar, envidiar (sanamente) e intentar buscar inspiración en cada uno de sus rincones.

Me declaro fan del comedor, de la entrada con su cuadro XXL y del dormitorio con el plaid mostaza y los tres espejos. Aunque estoy segura que a lo que más daría uso en esa casa es a la piscina :-)

Fotografía: Elsa Young

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Con vistas al mar

No sé vosotros pero yo a estas alturas de la película, o del año más bien, ya sólo pienso en las vacaciones y más concretamente en mi semana de playa. En el pueblo disfruto también pero la realidad es que allí no descanso, demasiados amigos y demasiados planes, Portugal es mi semana relax del año. Aún queda bastante para ello, pero a la velocidad que se me está pasando este año, en cuanto os despistéis os estoy hablando de decoración navideña ;-)

Esta casa que os traigo hoy, en la playa por supuesto, también tiene su porqué. Estoy haciendo un proyecto de asesoría de decoración online a una clienta de Barcelona. Hasta ahora los había hecho todos en Madrid porque soy de ir a las tiendas de ver, tocar y trastear,… pero sé que a distancia también se puede ayudar, aunque personalmente me guste más presencial. Tras enviar las primeras propuestas, me preguntaba mi clienta si quedaría bien introducir el color negro en un espacio donde predominan los blancos, las maderas claras y los tonos naturales; quería demostrarle y afirmarle categóricamente que sí. A quién ha ido a preguntar ¡es mi combinación preferida!, así que esta vivienda me viene como anillo al dedo para que lo vea con sus propios ojos.

La casa en cuestión se encuentra en Sudáfrica y pertenece a dos prestigiosos fotógrafos que la construyeron como segunda residencia para poder despejarse de sus exigencias laborales. Además tanto ellos como sus hijos son amantes del surf y la zona era muy adecuada para la práctica de este deporte. En la parte inferior de la casa, se encuentran las zonas comunes con altos techos que crean sensación de amplitud y ventanales que se abren por completo al exterior, donde el final de la piscina se confunde con el comienzo de las vistas del mar. Arriba se encuentran las zonas privadas, dormitorios y baños bajo techos abuhardillados, aquí la sensación de recogimiento es mayor. Todo ello se ha unificado gracias al color, un manto blanco cubre toda la casa a la que se le ha aportado calidez gracias a las maderas, a las fibras naturales y toques sofisticados con pinceladas de negro.

Una casa para disfrutar no sólo en verano, la chimenea del salón también se me antoja perfecta para los disfrutar de una taza de café con el fuego encendido y las vistas al mar. ¡Todo un lujo!

Imágenes: Revista Interiores

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Apartamento con vistas al mar…

Nos encontramos en Clifton Beach, Cape Town, o lo que es lo mismo la zona de costa más exclusiva, la favorita de ricos y famosos en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Clifton posee algunas de las viviendas más caras de África debido a su entorno onírico rodeado de montañas, playas de arena blanca, un mar cristalino y abundancia de luz natural.

Este apartamento, proyecto de MicheleThrossell, se distribuye en dos plantas y cuenta con dos dormitorios. Tiene una situación privilegiada en primera línea de playa de Clifton, su luz y su ubicación fueron determinantes en la elección, eran perfectas, aunque el espacio necesitaba mucho trabajo. Para conseguir lo que buscaba el cliente, la renovación tuvo que ser completa. Por un lado había que cambiar las antiguas calidades ya que eran mediocres y por otro, abrir los espacios para dejar pasar la luz y maximizar las vistas como por ejemplo con la eliminación de la pared que separaba la cocina y el comedor, consiguiendo así un habitáculo diáfano. Había una dificultad añadida y es que las casas y apartamentos situados en esta ladera, presentan irregularidades debido a su terreno inclinado.

Para la decoración y siguiendo el deseo del cliente de no perder luz natural, apostaron por todas las variantes de blancos, cremas y beige, aportando además texturas mediante objetos y textiles. Desde muebles de ratán, suelos y piezas de madera natural, alfombras blancas, cestería, mimbre,… nada en la vivienda se escapa a estas tonalidades, ni tan siquiera el arte, todo forma un conjunto sereno y armónico que transmite paz, la misma que el océano del que disfrutan a través del ventanal del salón. ¡Qué afortunados!

Una de las partes que más ha llamado mi atención, además de las vistas, es cómo se ha resuelto la escalera. Incluso ahí se ha tenido en cuenta que nada interrumpa el paso de la luz, los peldaños van volados y el tiro de la misma se ha dispuesto con maderas de suelo a techo separadas entre sí, de tal manera que en ambos casos la luz discurre libremente entre las separaciones.

Setenta metros de casa, decoración natural, mucha luz y unas vistas que quitan el hipo,… voy a pedirme una casa como esta por Navidad :-)

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Poniendo a punto mi jardín…

Me encanta la jardinería aunque sea más bien torpe con ella. De momento sólo he conseguido dominar los cuidados de unas cuantas plantas, pero poca cosa. La cuestión es que trabajar con ellas me relaja bastante y además las pobres son de lo más agradecidas, nunca se quejan aunque estén un poco moribundas :-)

Este fin de semana nos hemos dedicado a poner a punto el jardín, o mejor dicho las terrazas, nuestro chalet tiene una delantera y otra trasera. El sábado volvimos a Fronda, nuestro centro de jardinería de referencia, e hicimos acopio de lo necesario para intentar devolver un poco de vida a nuestros exteriores. Antes de seguir y sin pretensiones de hacer publicidad, deciros que cada vez que voy a Fronda vuelvo más enamorada, estuvimos en Navidad comprando el árbol pero ya sabéis que soy más de verano que de invierno, así que el sábado lo disfruté más. Su sección de decoración es muy extensa, incluso me resultó difícil frenar los impulsos de mi hija mayor que lo quería todo.

Una vez llenamos el carro con lo necesario, tocaba ponerse manos a la obra. Lo que en un principio me parecía que sería sencillo, se volvió tedioso. Una vez más tenemos problemas con los gatos de los vecinos, que si antes tenían tres, ahora son cinco y campan a sus anchas por nuestras dos terrazas. Si sólo se pasearan por ellas no habría problema, pero han decidido otra vez utilizar mis jardineras para hacer sus necesidades, os ahorraré los detalles respecto a esto. De momento hemos puesto unas mallas plásticas (de este tipo) rodeando las plantas para impedir que lleguen a la tierra a ver si nos funciona, ya hemos probado de todo (sin perjudicar a los animales, eso jamás lo haríamos) y tiene difícil solución.

Cuando por fin terminemos con la limpia, aún me quedará pensar qué puedo hacer con mis desastrosos muebles. Sigo con los mismos de siempre, son de madera y van de mal en peor. Por eso al comenzar la temporada primavera-verano siempre me gusta echar un ojo a las tiendas bonitas que se ajustan a mi bolsillo, como Maison du Monde, quizás en el futuro pueda cambiarlos. Este año sus colecciones de jardín están basadas en lugares tan inspiradores como Córcega, Inglaterra o Sudáfrica. Seguimos encontrando los materiales naturales como pilar de todas las ellas, las fibras, la madera o el hierro, no faltan en ninguna de las propuestas. Sí veo nuevos modelos pero la materia prima es la misma, porque al final los clásicos nunca mueren y lo natural siempre será tendencia.

Espero algún día poder renovar algo más que las plantas de mi jardín :-) Muy fan del sillón colgante de resina trenzada de la primera imagen ¿no os encanta?

 

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