El refugio de un poeta…

Hoy es un vídeo el que encabeza el post. Si tenéis siete minutillos para verlo y escucharlo, comprenderéis lo qué me ha llevado a traer esta maravilla al blog. Es más, tenía otro post medio preparado casualmente con un mismo hilo conductor (los libros), pero de repente he ido a consultar mi mail y «et voilà», ahí estaba este refugio asomándose y diciéndome que lo debía publicar. Así que cambio de planes, el otro post tendrá que esperar.

Esta obra de arte realizada por el arquitecto Eric J. Smith, es el sueño materializado de un empresario y escritor que, tras su jubilación, quería dedicarse a tiempo completo a la escritura. Se inspiró en el ensayo «Walden», o «Life in the Woods«, de Pond de Thoraeu, que narra las reflexiones de un escritor que se retira a vivir a una pequeña cabaña en plena naturaleza. Este era el anhelo del propietario, tener un espacio sencillo, aunque moderno a la vez, donde poder escribir, reflexionar y estar en contacto con la naturaleza.

Para ello, encontraron una propiedad en una zona boscosa de Connecticut con acceso a pie a la misma. El estudio debía tener varias condiciones, lograr que fuera autosuficiente y estuviera perfectamente aislada, debido a los condicionantes del lugar. Por otro lado, a pesar de no tener un tamaño muy grande, tenía que poder albergar los más de 1.700 ejemplares de libros que poseía el cliente.

Piedra, acero, madera y vidrio, se alían para crear este espacio que pareciera llevar ahí toda la vida. Y es que toda la piedra, tanto la exterior como la interior, es la misma que salió de la excavación para realizar los cimientos, es decir que simplemente ha cambiado su forma, pero no de lugar. Todo un acierto aprovechar los recursos naturales.

A esta piedra, que le da el toque más rústico, le acompañan otros materiales como el acero, soportando las estructuras más pesadas del estudio, véase el voladizo. El cristal, permitiendo disfrutar de las vistas del bosque casi desde cualquier ángulo. Y por último la madera, sin duda el mejor soporte para mimar nuestros tesoros más preciados, en este caso, los libros.

Otro requisito fundamental en la construcción era que estuviera concebido como un espacio creativo, no hace falta decir que el arquitecto lo consiguió sobradamente gracias al voladizo donde se ha situado el despacho, con sus vistas 180 grados hacía el bosque la escritura debe fluir casi sola :-)

La estrecha entrada está flanqueada por paredes de piedra de casi 80 cm de espesor. La puerta de madera se desliza en el interior del muro para permitir que, un gran panel de vidrio haga las veces también de puerta permitiendo el paso de luz desde la entrada al otro extremo del refugio, donde se encuentra el voladizo.

Al entrar, el espacio se comprime y las paredes la conforman la misma piedra del exterior. Aquí es donde empezamos a encontrar los contrastes, aparece el roble blanqueado ahumado en suelos, techos y mobiliario. Destaca el pasillo en cuyos lados se han realizado sendas librerías que albergan la gran colección de libros del escritor.

Bajo uno de los estantes de la librería y a modo de cajón, se esconde una cama nido para las ocasiones en las que el propietario decide pernoctar. Y tras la trasera de la librería izquierda encontramos una escalera que da acceso, a través de una trampilla motorizada, a una terraza panorámica en el techo.

Pero sin duda, el mayor atractivo de esta pequeña construcción, lo tiene la sala de escritura en vidrio construida en voladizo sobre un barranco. Es sencillamente espectacular.

A modo de curiosidad, incluso la buena conservación de los libros está muy bien pensada. Para ello se instaló un sistema de calefacción y refrigeración geotérmica que lo asegura.

Un lugar pequeño y aparentemente sencillo, pero la realidad es que aquí todo está pensado al milímetro, el arquitecto J. Smith tuvo en cuenta todas las necesidades del cliente para materializar el sueño de un poeta.

Fotografía: Durston Saylor

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Munarq. Una preciosa rehabilitación en Mallorca

Este post lo podría haber titulado igual que el del viernes, aunque son casas muy diferentes yo sigo en la tónica del «menos es más», y no es que me hayan dejado de gustar otros estilos más coloridos y menos austeros, pero tampoco puedo mirar hacia otro lado y no reconocer que lo que veo me vuelve loca. Descubrí la primera imagen por casualidad, no sé ni cómo llegué a ella porque procedía de un blog holandés (inrichting-huis.com), yo siempre enredándome por internet :-) No necesité más estímulos que una sola foto para «rascar» hasta llegar a la autoría del proyecto.

Hoy nos vamos a Mallorca a disfrutar de una espectacular rehabilitación realizada por el estudio de arquitectura e interiorismo Munarq. Dicho estudio está especializado en la integración de la arquitectura en el paisaje mediterráneo.

La vivienda está situada en el municipio mallorquín de Felanitx. En sus exteriores encontramos paredes blancas encaladas, piedra y las típicas contraventanas mallorquinas. Dentro, a pesar de haber sufrido una rehabilitación completa, se han conservado muchos de los elementos originales, como el arco de piedra de la entrada o las vigas de madera.

Para el suelo se eligió un hormigón en color gris claro que acentúa el aspecto limpio y fresco de la casa. La parte que más me gusta es el hall donde se ha jugado con texturas al añadir un camino de piedra, el efecto que se crea es muy bonito parece que invita a entrar, como si se tratase de una alfombra que nos da la bienvenida. Para los dormitorios sin embargo, se ha optado por poner madera que es más cálida (eso sí, en un tono claro que no rompe la uniformidad). El hormigón no sólo se ha utilizado en el suelo, también está presente a modo de revestimiento en algunas superficies como la enorme isla de la cocina o las encimeras de los baños.

Una vez más estamos ante una casa donde el protagonismo se lo lleva el trabajo de rehabilitación, el respeto por la arquitectura local y los materiales elegidos para ello (la piedra, la madera, el hierro o el hormigón,…todos naturales). Poca importancia al mobiliario, un ejemplo está en la entrada, han sido suficientes dos sillas Whisbone para llenar el espacio (vale, estas sillas son todo un clásico y muy bonitas, pero hubiera quedado igual de bien con un banquito de enea, por ejemplo, o incluso sin nada).

Que levante la mano a quien no se le caiga la lagrimilla de emoción al ver estas imágenes (sobre todo la primera)…

Imágenes © Gonçal Garcia

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Jennifer Robin Interiors

Dos casas de campo totalmente contrapuestas, ambas son proyectos de Jennifer Robin Interiors. Lo único que tienen en común es la utilización de elementos naturales como la madera, el hierro, la piedra, las fibras, los linos, el cuero,… Por lo demás son como la noche y el día.

Cuando vi la primera, ST. Helena III, os daréis cuenta de por qué me enamoré. Tiene todos los elementos de los que siempre hablo que me fascinan. La combinación de madera con el negro me resulta de lo más acogedor, el espacio del salón con esa chimenea de oscura embocadura me recuerda a un refugio de montaña, al igual que el entramado de vigas y la madera que discurre por toda la vivienda (suelos, techos, e incluso en las paredes de los baños). En algunas zonas se percibe también un toque fabril como el gran ventanal del comedor. Y en la cocina, que sigue la misma estética general de la casa, se han introducido elementos en cobre como los cazos a la vista, la parte baja del extractor y alguna pequeña pieza decorativa. Es una vivienda que recoge, parece estar hecha para el abrigo del invierno.

Y vamos con la segunda, South Bay, donde la luz lo inunda todo. De ahí que diga que es el contrapunto de la anterior, aunque no pierde la esencia de todos y cada uno de los proyectos de Jennifer Robin. A pesar de ofrecer un look más moderno, mantiene elementos tradicionales y fabriles como en ST. Helena III, véase las preciosas butacas de cuero con tachuelas de la zona de estar (que me las llevaría a casa ahora mismo), la gran lámpara de hierro del comedor, la pila de piedra natural del baño o los taburetes de la cocina, entre otros. Al igual que en la anterior decía que parecía concebida como refugio de montaña, esta casa me resulta fresca, como si invitara a disfrutarla en época estival.

Si os digo la verdad y me dieran a elegir, creo que lo tendría realmente difícil. Justo lo que me encanta de una, es lo que me gusta también de la otra ¿Me quedaría con el abrigo de la madera y el negro, o con la frescura y luminosidad del blanco?, no lo sé, la verdad… ¿Y vosotros?

ST. Helena III

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(Paul Dyer Photography)

South Bay

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(Alyssa Rosenheck Photography)
Imagen portada: Carlie Statsky Photography

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Casa Tiba, Trancoso

Con la edad, la mayoría de la gente se vuelve más exigente, supongo que es normal. Se tiende a buscar la comodidad, cierta sofisticación, quizás a tener más posesiones,… Yo debí nacer «rarita», siento que según me voy haciendo mayor me vuelvo más rústica. Me sobran casi todas las cosas materiales y me atrae el «menos es más» (y no me refiero que me guste el minimalismo en decoración, pero sí a la idea de no necesitar demasiado para lograr espacios bonitos e interesantes). Os lo demostraré con esta preciosa vivienda de vacaciones, se llama Casa Tiba y se encuentra en Trancoso (Brasil).

Trancoso se hizo conocido hace veinte años como lugar de escapada hippie. Un antiguo pueblo pesquero que se puso de moda entre los brasileños más top que buscaban esconderse en sus playas vírgenes (algo así como Ibiza en España). La zona sigue conservando su esencia con sus pequeñas casas de madera bajas pintadas de colores, sus calles empedradas y sus caminos de tierra.

Cas Tiba era un antiguo taller de cerámica transformado ahora en 500 metros de alojamiento con piscina y rodeado por un bonito jardín con plátanos, palmeras y flores. Los muebles de la vivienda están hechos de piedra y maderas locales, elaborados por artesanos de la región (para mí es ahí donde radica su belleza). Pese a su simplicidad, está perfectamente equipada para satisfacer los deseos de los huéspedes más exigentes.

No hay duda sobre lo espectacular de sus exteriores, es como para tumbarse en una de sus hamacas y quedarse eternamente en plan vida contemplativa. Pero ¿habéis visto los dormitorios?, ¡ainss! esas camas con dosel y vistas al jardín, tampoco tengo claro si sería capaz de salir de una de ellas.

Se me ocurre que en breve llegará la época de bodas, ¿no os irías a un sitio así de luna de miel? Es obvio que yo sí, aunque quizás no querría volver después. Ahora que lo pienso, en junio hago 15 años de casada, así que hago saber a ese señor guapo con perilla que sé que está detrás de la pantalla leyendo mi post, que me encantaría ir a un lugar así. ¡Ahí lo dejo! :-)

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Villa Kalos

Esta semana está siendo un poco gris, rara diría yo, igual que el tiempo. A mí el sol me da la vida así que el otoño y sus lluvias, que han llegado de golpe, me han dejado un poco baja de moral. Será cuestión de acostumbrarse. Soy como los niños pequeños, los cambios los llevo mal :-)

Hacía tiempo que no publicaba una reseña sobre algún hotel o lugar chulo para hacer una escapada, hoy viajamos virtualmente a la isla griega de Ítaca. ¿Os apuntáis?

Vi el artículo en Est Magazine y enseguida me enamoré de Villa Kalos. Cuesta creer que lo que veréis era en 2004 una casa abandonada, en ruinas. Recobró vida gracias a la visión de dos fotógrafos sudafricanos, Gerda Genis y Robbert Koene, que supieron ver todo su potencial y lo aprovecharon. Buscaban un lugar donde poder ofrecer a sus clientes paz y desconexión, lo mismo que encontraron ellos al visitar la isla. Con mucho cariño y amor, y gracias a trabajadores locales, consiguieron convertir unas ruinas en esta preciosa villa boutique.

Desde mi ordenador puedo apreciar la calma que transmite este lugar. Me encantan los materiales naturales con los que han cobrado vida los espacios. Los suelos de cemento, la fachada de piedra, los linos que visten las camas, mesas o cortinas, la madera y la sencillez con la que está decorada la casa. Nada sobra, nada falta. Creo que lo importante está en el exterior.

Debe ser todo un privilegio pasar unos días en un sitio así. Qué digo pasar unos días, yo me iría a vivir allí…

¡¡Feliz fin de semana!!

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PHOTOGRAPHY © Robbert Koene
Imagen portada vía GrecoTour

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D’Oliva Terra

Me ha parecido muy curiosa la combinación de productos que ofrece la firma D’Oliva Terra, tan curiosa como bonita. Tienen lo que ellos denominan «piedras del mundo» (pizarra, piedras de río, cuarcita, mármol,…), otra parte de griferías para baños y cocinas, así como lavabos, bañeras exentas, maderas, terracota, he incluso piezas antígüas y de recuperación (como la última foto).

«D’Oliva Terra recoge pedazos del mundo para ofrecer materiales únicos, auténticos», así es como se definen.