Casa Oller

La Casa Oller es un emblemático edificio modernista situado en el Eixample de Barcelona. Fue diseñado por José Pérez Terraza y construido entre 1901 y 1903 para el industrial de tejidos Casimir Oller, de ahí su nombres. Es un ejemplo significativo del auge arquitectónico que vivió la ciudad a finales del siglo XIX y principios del XX, en plena época modernista, que transformó la fisonomía de Barcelona con una estética llena de elementos ornamentales y simbólicos.

Durante este período, Barcelona estaba experimentando una expansión rápida debido al Plan Cerdà (el plan urbanístico que creó el famoso Eixample) y la Revolución Industrial. Las clases burguesas, entre ellas Casimir Oller, querían reflejar su éxito económico construyendo majestuosas viviendas familiares que no solo eran funcionales, sino que también destacaban por su belleza y estilo artístico.

El edificio ha sufrido varias rehabilitaciones a lo largo de los años. Una de las más significativas fue a principios de la década del 2000, cuando se llevó a cabo una restauración profunda para devolver al edificio su esplendor original. Durante este periodo se repararon elementos deteriorados y se recuperaron detalles ornamentales. Dicha restauración fue realizada por el arquitecto Antoni Moragas Gallissà, una figura destacada en la conservación del patrimonio arquitectónico modernista de Barcelona.

Posteriormente, el arquitecto Octavio Mestre, se centró en la fachada y en la ornamentación interior, esto incluyó la restauración de las decoraciones de cerámica, los balcones con barandillas de hierro forjado y la tribuna acristalada. Modernizó también las instalaciones para adecuarlas a la normativa actual en cuanto a confort y seguridad pero sin alterar la estructura original. Esto incluyó la instalación de sistemas de climatización, electricidad y otros aspectos técnicos esenciales para convertir la Casa Oller en un espacio habitable y moderno. Mestre también se enfocó en la redistribución y optimización de los espacios interiores, adaptándolos a las necesidades contemporáneas de los inquilinos.

La contribución de Octavio Mestre permitió que la Casa Oller, un edificio modernista de más de 100 años de antigüedad, siguiera siendo un referente arquitectónico en Barcelona. Su intervención garantizó que el edificio pudiera seguir siendo utilizado como vivienda y espacio funcional, al tiempo que preservaba su identidad modernista.

Y llegamos a bellas intervenciones en cuanto a diseño interior se refiere, como el piso que os traigo hoy realizado por LUV Studio. Uno de los aspectos clave fue la preservación de los detalles originales del edificio, como los techos altos, las molduras decorativas y los suelos de mosaico hidráulico. LUV se esforzó por mantener la esencia modernista del edificio, restaurando estos elementos y dándoles un papel protagonista dentro de los nuevos diseños. buscó un equilibrio entre la estética modernista de la Casa Oller y las necesidades contemporáneas de los nuevos residentes. Esto se tradujo en un uso de materiales modernos y acabados que complementaban los elementos originales sin restarles importancia. Por ejemplo, se introdujo mobiliario y acabados minimalistas que respetaban las líneas arquitectónicas modernistas. El estudio, se enfocó en crear espacios interiores más funcionales y en potenciar la entrada de luz natural, gracias a la disposición estratégica de particiones de vidrio y materiales reflectantes. El resultado fue una mejor conexión entre las distintas áreas de las viviendas, favoreciendo un estilo de vida más acorde con los tiempos actuales. Por último, pero no menos importante, introdujeron conceptos de sostenibilidad haciendo un uso eficiente de la energía y recursos.

El trabajo del estudio LUV en la Casa Oller dio lugar a un interiorismo que respeta y realza la herencia modernista del edificio, pero que también lo dota de una funcionalidad actual y un diseño atemporal. Las decisiones de interiorismo, como la integración de lo nuevo con lo antiguo, lograron que los espacios interiores reflejaran tanto la historia como la modernidad, haciendo del edificio un ejemplo perfecto de rehabilitación patrimonial adaptada a las necesidades de la vida contemporánea.

Lámpara de pie de 101 CPH, sofá de Ditre Italia, butacas de Galloti and Radice, alfombra Rivera de Limited Edition.

Lámpara colgante de Andlight.

Lámpara colgante M101 Classic, de Henri Bursztyn, sillas de Artisan y mesa de NV Gallery

Fotografía: Pol Viladoms para AD / Octavio Mestre Arquitectos

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Round the Round, de Leanne Ford y Grace Mitchell.

Hoy os traigo una historia que combina antigüedades, diseño y una aventura inesperada en Round Top, Texas. Dos de mis diseñadoras favoritas, Leanne Ford y Grace Mitchell, conocidas por su trabajo en HGTV, hicieron algo que ni siquiera ellas esperaban.

Leanne y Grace son unas fanáticas de la Feria de Antigüedades de Round Top de la que suelen volver con un camión lleno de tesoros antiguos, pero esta vez la suerte las llevó en otra dirección. Resulta que el marido de Leanne, que siempre anda buscando propiedades, les mostró una casa de campo de 1880. Antes de darse cuenta, tenían las llaves en la mano. 

Aunque la casa no estaba en mal estado, las diseñadoras vieron un gran potencial para devolverle su historia. Además de eso, decidieron que no sólo ellas iban a tener el privilegio de disfrutarla, así que está disponible para alquilar durante estancias cortas por algo más de 500$ la noche. Ya, ya sé que no nos pilla muy cerca Texas, pero al otro lado del charco también hay muchos lectores y ojalá, alguien tenga la opción de visitarla.

Una de las lecciones que nos deja este proyecto es cómo el mobiliario puede transformar un espacio. Muebles grandes para espacios grandes. Por ejemplo, uno de sus mayores atractivos en mi opinión, es la mesa de la cocina ¿Os parece grande? No lo es, es sencillamente perfecta.

Además, el uso de piezas vintage y antigüedades cuidadosamente seleccionadas, le dio a la casa un toque único. Apliques de una tienda local, la mesa vintage de @jerseyjunker o los maravillosos sofás personalizados de la colección de Leanne Ford de Crate & Barrel, son algunos de los elementos que hacen que todo encaje de forma perfecta.

Como siempre, no todo fue sencillo. Para dar ese toque personal debían encontrar un equilibrio entre ambas. Grace, es amante del color, y sin embargo Leanne, es más minimalista. Hubo piezas difíciles de conseguir, como la gran vitrina que luce en la cocina. Dudaron en un principio así que cuando volvieron a buscarla ya estaba vendida, por suerte a otro profesional del sector, al que se la compraron pagando un dinero extra.

La casa combina lo mejor de dos mundos: el encanto de lo antiguo y la innovación del diseño moderno. Detalles como la ducha revestida de yeso sobre los azulejos de metro existentes, una bañera de piedra que requirió de seis personas para instalarla, las puertas holandesas de los dormitorios que dan al porche, o la gran puerta de acero de la ducha (una de mis piezas favoritas) comprada en Jardin de France, muestra cómo cada rincón de esta casa está lleno de ingenio y dedicación. Sin mencionar que el baño tiene paredes de tadelakt impermeable (un revestimiento tradicional a la cal típica de Marruecos), lo que lo hace tan funcional como estético.

Para los amantes de la música, hay un rincón de discos iluminado por una gran lámpara de LooLoo Design, el lugar perfecto para disfrutar de una buena melodía. Justo enfrente, se encuentra la sala de estar que cuenta con una pared repleta de obras de arte.

En resumen, esta casa en Round Top es mucho más que una simple propiedad: es un proyecto lleno de pasión, tesoros antiguos y un amor compartido por el diseño de interiores. ¿Quién no querría pasar unos días en un lugar así?

Fotografía: Reid Rolls para Domino Mgz

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lot 1, The Barn…

Vuelvo a las casas de campo. ¿Será que ya estoy echando de menos la mía? No lo creo, porque acabo de volver :-), pero me llaman la atención, ¿qué le voy a hacer?

Estamos ante una vivienda que en el pasado fue un establo y que los actuales propietarios transformaron en una bonita granja, parte de una propiedad familiar más grande. El propósito era convertirla en una casa de alquiler para unas ocho personas, y para ello encargaron su rehabilitación al estudio de diseño Lot 1. Querían hacer de este lugar una vivienda con todas las comodidades: cocina, lavandería, comedor, sala, dormitorios, baños y espacio de almacenamiento. Se encuentra en Berry, en Nueva Gales del Sur.

Tras las grandes puertas de granero originales, encontramos un amplio y acogedor espacio. A penas tiene 83 metros cuadrados pero, gracias a un diseño acertado, parece aún más grande. Se utilizaron elementos existentes para darle ese aire de granja que buscaban, como las puertas mencionadas, las vigas vistas o el techo inclinado.

Para solventar la poca altura de los techos se abrió un vano en la parte central, dejando espacio a una preciosa escalera de caracol que lleva a la parte superior casi de forma escultórica, allí se encuentran los dormitorios. En esta zona, los techos son de color madera oscura teñida enfatizando así, la sensación de doble altura y profundidad.

Al ser una cocina pequeña, todos los electrodomésticos están panelados, así como se apostó por carpinterías pintadas de un suave color crema, a juego con las encimeras de hormigón. La sala de estar comparte espacio con la cocina y se sitúa justo frente a las puertas, de tal manera que desde el salón se puede disfrutar de las vistas cuando las puertas de granero se encuentran abiertas.

Para la decoración se han elegido elementos de madera natural (incluidos los suelos), hormigón en un tono neutro, alfombras de fibras, cortinas de lino, complementado con grises, verdes, marrones cálidos… todas estas tonalidades y materiales hacen referencia a al entorno campestre en que se encuentra la vivienda. Pero lo rústico o campestre, no está reñido con el diseño, en el salón encontramos piezas como el sillón Bohemian´72 de Gubi , o las mesitas auxiliares de DWR, el sofá Leonard de líneas curvas de Few & Far,  la butaca  Cuoio Walterm de Knoll y la gran lámpara colgante Nelson Ball Bublle de HAY.

En los dormitorios del piso superior, los contrastes son más acuciados debido al color oscuro del techo, aunque, el resto de materiales sigue la misma línea. Igualmente encontramos piezas que ponen el toque de diseño a un ambiente mayoritariamente campestre, como es el sillón Little Petra de &Tradition diseñado por el arquitecto Viggo Boesen en los años 30 y caracterizado por su pequeño tamaño que permite integrarlo en cualquier espacio reducido.

En los baños también encontramos esa coherencia que discurre por el resto de la casa y con ello me refiero a las tonalidades elegidas, así como a los materiales.

Hasta aquí el home tour de hoy ¿Qué os ha parecido? ¿Os gustan las granjas o preferís pisos y casas más normales? Soy toda oídos…

Imágenes : Lote 1Est Living Fotografía: Prue Ruscoe

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Buchanan Studio

El de hoy será el último post hasta septiembre, ya sabéis que me gusta desconectar en agosto, o al menos tomarme ciertas licencias porque como autónoma siempre hay cosas que hacer, como cumplir con mis obligaciones contables o con hacienda que es algo que, por desgracia, no me lo puedo saltar.

Me gusta despedir el mes de julio y mi curso escolar :-) con una casa diferente, con tanta tendencia de «más de lo mismo» acaba una por aburrirse soberanamente. Hoy sin embargo he encontrado algo con historia, personalidad y alma vintage.

La vivienda es uno de esos espacios que, en Siglo XVIII, se veían poco atractivos ya que servían como cuadra o garaje. Por aquel entonces las escondían tras grandes mansiones para no ser vistas y sin embargo ahora, se han convertido en objeto de deseo para los londinenses. Se trata de la casa de los suegros del propietario de Buchanan Studio (si el nombre no os suena, seguro que sí lo harán sus famosas butacas que se hicieron virales en Instagram, os dejo un par de fotos al final del artículo, estoy convencida de que las habréis visto más de una vez).

Cuando compraron la casa, el anterior inquilino la había convertido literalmente en un cubo blanco carente de personalidad y poco ligada a su historia de cuadra. La intención era recuperar su pasado.

Al comenzar a picar las paredes encontraron los ladrillos antiguos, así como una traviesa de metal donde antaño, sujetaban a los caballos. Era un buen comienzo. Dejaron un comedor muy diáfano donde poder albergar la gran mesa de mármol, sitio de reunión de varias generaciones de la familia. El mármol es un guiño al abuelo, un apasionado coleccionista de piedras y fósiles. Si os fijáis, a la mesa se le añadieron ruedas para poder facilitar su movimiento y en el extremo que linda con la pared en lugar de sillas, se colocó un gran banco.

Para las paredes se usó un revestimiento de paneles machihembrados tradicionales, que permiten disimular aquello que no se quiere dejar a la vista (como la caldera, que se oculta en un armario del salón tras este revestimiento). Para el techo, se recuperaron vigas de una antigua escuela de Yorkshire. Y lo que parece la entrada de la calle, esos dos grandes portones tipo granero tras las butacas rosas del cuarto de estar, fue una idea para ahorrar. El espacio estaba cerrado en realidad, así que en lugar de hacer demoliciones sencillamente añadieron esas dos puertas decorativas sobre el ladrillo creando la sensación de puerta de paso a la ,calle.

En la pequeña cocina sin ventanas, echaron mano de la imaginación y por qué no, de la osadía. Pintaron los muebles de rosa y el techo de rojo, una combinación arriesgada pero que a los propietarios les gustaba.

En el baño principal dejaron la bañera, ya que la abuela es una fanática de los baños (sin renunciar al plato de ducha que se aprecia en el otro baño). Fue revestido de mármol, en color rosa muy clarito, los recortes de la piedra se utilizaron para hacer pequeñas estanterías que completan el almacenaje del baño.

Respecto al mobiliario, había que buscar algo acorde a al pasado de la vivienda, así que aprovecharon la tienda de artículos vintage Retrouvius que está cerca de la casa para hacerse con la mayoría de las piezas, además de comprar online otros artículos decorativos en la tienda Vinterior. El resultado como veis no puede ser más especial.

Y hasta aquí el post de hoy. No me voy sin desearon unas felices vacaciones, nos vemos en septiembre y os espero por Instagram también. Gracias por estar ahí! :-)

Las famosas butacas Studio:

Fotografía: KALINA KRAWCZYK

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La casa de la estilista de las Kardashian…

Como tantas veces he dicho, la moda y la decoración van de la mano. Dani Michelle, estilista de celebrities como Kourtney Kardashian, Kendall Jenner o Kristin Cavallari, entre otros, decidió probar con el diseño de interiores cuando llegó la pandemia y junto a la reconocida interiorista Leanne Ford, renovar y decorar su vivienda de más de 200 metros cuadrados en Los Ángeles, California.

Dani Michelle y su marido, el fotógrafo de moda Ian Morrison, encontraron esta vivienda tras dos años de búsqueda, enseguida vieron su potencial y qué toda esa luz que irradiaba por sus ventanas haría de esta casa el perfecto hogar para su recién estrenada familia. Por entonces, acababa de nacer su primer hijo.

La casa de mediados del siglo pasado sigue teniendo sus dos pisos originales. Se enfocaron en los acabados, como la gran cantidad de piedra cubierta por lechada blanca y sobre ella, un sellador de hormigón de alta calidad que, la interiorista ya había utilizado en otros proyectos y era una idea que propietarios querían replicar. Llegaron también toques de contraste como el revestimiento de la chimenea del salón, son láminas de acero oxidado que hacen que el espacio parezca más antiguo de lo que es en realidad. O el banco de obra que recorre la pared de la zona del comedor y que fue recubierto por cemento de la marca SureCrete.

En medio de la renovación llegó la pandemia y Leanne Ford, la interiorista, se mudó a su tierra natal dejado a los propietarios a la aventura, aunque siempre resolviendo sus dudas desde la distancia. El proyecto había que terminarlo. Un ejemplo de ejecución en solitario, fue la sala de estar, donde Michelle y Morrison recurrieron a su color, el negro, creando un rincón muy acogedor gracias al enorme sofá rinconera de RH y a la gran lámpara Vintage Orb de Mart Collective, que preside la pared central.

Como en casi todas las casas la parte que dio más quebraderos de cabeza fue la cocina. Tenían claro que querían seguir con la gama cromática existente, blanco y negro, pero sabían bien cómo hacerlo. Al marido se le ocurrió levantar unos centímetros la parte de la península de tal manera que pareciera una barra, es ahí donde introdujeron la parte de encimera en color negro en forma de cascada y rompieron con el monocromo del resto de la cocina en blanco. Se le añadió además, otros toques en negro como las tres lámparas colgantes de Big Daddy´s Antiques, la grifería o dos grandes obras de arte de Jackie Leishman.

Como estilista que es, los armarios eran importantes. Para ella creó un vestidor diáfano y práctico, tan sólo con barras negras donde colgar la ropa para tenerlo todo a la vista, lo organiza por estilo y color para que le sea más fácil el trabajo. A su pequeño también le dedicó un espacio con mucho mimo, el antiguo armario con puertas correderas de espejo desapareció y en su lugar, creó una zona de estanterías para albergar juguetes, un pequeño escritorio y una zona de armario, que ahora se cierra y se abre a demanda gracias a una preciosa puerta de granero que ella misma instaló.

Como no podía ser de otra manera, en una casa en Los Ángeles, donde se disfruta del buen tiempo todo el año, los exteriores cobran un gran protagonismo. Un suelo pintado en blanco y negro por el artista Tim Nguyen, acoge una gran mesa de comedor circular y una enorme lámpara, ambas de RH. Completan el conjunto unas bonitas sillas de estética vintage en fibras de Burke Decor.

Y hasta aquí el «home tour» de hoy, una casa que me ha enamorado por su simpleza cromática y su elegancia. Aún no he visto ningún trabajo de Leanne Ford que no me encante, esta interiorista sabe lo que se hace. ¿Qué os parece a vosotros?

Fotografía: Amy Neunsinger para Domino

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El clasicismo de los años 20…

Nos encontramos ante un edificio construido en 1929, durante la llamada época del clasicismo. Un estilo arquitectónico que afloró entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, usado frecuentemente para diseñar edificios oficiales, aunque también, popularizado para la rápida construcción de viviendas en un momento en que, tras la guerra, había escasez. Las propiedades eran construidas con recursos limitados y poca ornamentación, aunque sin ceder a la funcionalidad, estética y por supuesto, su calidad.

A pesar de la poca ornamentación, no por ello las fachadas eran aburridas o insulsas. En ellas se podían ver elementos arquitectónicos clásicos como rosetones, guirnaldas, pilastras, etc. Además, lucían ventanas con formas redondeadas, cierres de guillotina, contraventanas y una carpintería perimetral en colores verde, granate o marrón, dándole al edificio una mayor presencia. Las fachadas transmitían calma y horizontalidad. Los techos a dos aguas eran comunes también y ofrecían la posibilidad de realizar apartamentos bajo cubierta.

Este es el caso que os traigo hoy. Un pisito abuhardillado, en venta en la conocida web de propiedades Alvhem, con orientación sur y grandes ventanales que lo inundan todo de luz. Dos dormitorios, uno completo y el otro sobre el altillo que se encuentra a la entrada. Bajo dicho altillo, se esconde un sencillo baño, aunque completo, y el resto de la vivienda es de planta abierta. En muy pocos metros, tan sólo 34 habitables, esta casa lo tiene todo.

Nada más entrar, el recibidor se resuelve con dos percheros «Hang it All», un clásico del diseño de los Eames de venta en Herman Miller y un gran panel que, además de decorar, tapa estratégicamente la caja de instalaciones. En ese mismo espacio, encontramos el baño y una escalera a través de la cual se accede al altillo, que funciona como dormitorio ocasional.

La cocina ocupa todo un frente, con electrodomésticos panelados, armarios superiores y baldas para salvar la inclinación del techo e incluso, una pequeña península que llega hasta la ventana y amplía la zona de trabajo y almacenamiento.

Un sencillo comedor hace de transición entre la cocina y la zona de estar. La mesa redondeada permite una mejor circulación así como, en un momento de necesidad, poder añadir algún que otro comensal más. Bajo la ventana, encontramos una zona decorada con un carrito de madera también con estética mid-century. No sé si habéis reparado en ello, pero en este apartamento hasta una bajante, se convierte en un aliado proporcionando una zona más de asiento. Simplemente se ha cubierto con una alfombra de borreguito para darle comodidad.

Bajo el siguiente ventanal, encontramos la zona de estar. Un sillón con tela Bouclè y una lámpara Cesca, crean el rincón perfecto para la lectura. Por otro lado, el sofá de dos plazas con mesitas auxiliares tipo nido, completan el conjunto.

Y al fondo, encontramos el dormitorio principal. Los armarios a medida siguen la estela del techo inclinado, ofreciendo cuatro zonas de almacenaje. Un sencillo perchero, un puf y la mesilla, es suficiente mobiliario para esta estancia. Como aquí no hay ventanal, la luz la recibe de la zona de estar y en lugar de un tabique se ha puesto un cerramiento de cristal que, si bien aquí no aparece, se me ocurre que para dar privacidad e incluso si como a mí, un ápice de luz te molesta para dormir, la cristalera se podría completar con unas cortinas por su parte interior.

Y hasta aquí la pequeña casita de hoy, que no por su tamaño es peor, diría que es un sueño de apartamento. ¿Podíais vivir en 34 metros cuadrados? Yo claramente, sí.

Imágenes: Alvhem

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Christina Cole Studio

Aunque por su carácter pueda parecer una vivienda antigua rehabilitada, se trata de un proyecto de nueva construcción. Una casa con siete dormitorios y nueve baños (ahí es nadad), a la que Christina Cole, quiso darle un aspecto atemporal, que pareciera que llevaba habitada durante años.

Desde la entrada ya se percibe su elegancia. Materiales como el mármol, la piedra caliza, el roble o el latón, elevan a esta vivienda a otra dimensión.

Cruzando la puerta de entrada te recibe una preciosa escalera curva con pasamanos de hierro. Actúa como punto focal y tan sólo es interrumpida por una mesa redonda central con un gran centro de flores. Su desnudez acentúa su belleza.

El suelo de mármol y piedra caliza a cuadros, dirigen la mirada a las áreas de más interés. Una de ellas es la cocina, donde la interiorista mezcló varios materiales para crear esa sensación de espacio vivido. En ella encontramos zonas diferenciadas, por un lado, la de preparación y cocinado de alimentos, con una gran isla que combina encimera de mármol Calacatta Caldia de la firma Signorino, con un bonito frente de latón. En esta zona, dos vitrinas en roble contrastan con la campana de obra. En otra parte de la cocina, con salida directa al jardín, encontramos un nuevo espacio de lavado, con encimera de nogal y salpicadero de azulejos de cerámica artesanal. Por último, se ha reservado toda una pared para el almacenaje, con armarios de suelo a techo y del mismo tono que la pared o la campana, de tal forma que se crea una bonita continuidad sin sobrecargar el ambiente. Mención aparte, tienen los paneles y vigas de madera del techo en este espacio.

Es en el comedor, donde más se advierte el encanto antiguo, aunque en realidad sin serlo, ya que hablamos de una casa de nueva construcción, pero donde se han combinado a la perfección, elementos clásicos, contemporáneos y rústicos, creando un ambiente ecléctico y de aspecto vivido. Sin duda donde más se aprecia es en los armarios panelados con espejos antiguos que contrastan con la gran mesa de comedor de roble en líneas rectas y modernas, así como la lámpara hecha a medida al estilo de Jean Michel Frank.

Pasamos a la sala de estar con dos grandes ventanales de acero y corte industrial, que hacen que la luz llegue a todos los rincones de la casa. Si os fijáis en este espacio, las curvas cobran protagonismo, desde el mobiliario (como el sofá, o la mesa de centro, a butaca de tejido de lana bouclè firmada por Erik Wørts Rondell o los apliques antiguos de Jamb London) y también las formas arquitectónicas, como la base de la chimenea que se alza sobre un poyete de formas redondeadas. Todo esto permite que haya una mayor fluidez y mejor circulación alrededor de cada pieza.

El elemento sorpresa lo encontramos en el despacho, donde se ha habilitado un espacio para albergar un bonito coche deportivo antiguo. Es como una obra expuesta, una escultura. Preciosa la idea siempre y cuando tengas el espacio, claro.

El dormitorio principal y el baño siguen la misma línea que el resto de la casa. Colores envolventes, textiles elegantes como el terciopelo que cubre la cama, materiales nobles (mármol y roble) y un claro propósito de seguir combinando lo nuevo con lo antiguo, por ejemplo, la mezcla de una bañera oval y corte contemporáneo, junto a un lavabo clásico en mármol y el espejo vintage.

¿Tenéis ya vuestro espacio favorito en esta maravilla de casa? Os leo en comentarios.

Fotografía: Nils Timm para Estliving

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Paseo de Gracia, Barcelona

Tenía pendiente publicar esta casa desde la semana pasada que, como visteis, no hubo post. Se me complicaron los días entre papeleos y un viaje y no me dio tiempo. Pasé el fin de semana en Valencia con dos amigas, haciendo más bien poco, tan sólo desconectar que es a lo que íbamos. La ciudad ya la conocíamos por lo que nos dedicamos a la buena vida, playa, comer, beber y descansar.

Y mañana a estas horas estaré volando a Tenerife, acompañando a mi marido a hacer una ultra de montaña. Menos mal que nos quedamos unos días porque la carrera es tan larga (110 km) que, si fuéramos sólo a eso, mi plan iba a ser esperar y poco visitar. En esta ocasión sí que me apetece hacer turismo porque es la primera vez que voy.

Y después de mi resumen viajero, hoy os llevo virtualmente a Barcelona, a una maravillosa casa modernista de 200 metros cuadrados con otros tantos de terraza, en pleno Paseo de Gracia. Un proyecto de Nice Home Barcelona, que lo llevó a cabo respetando y conservando el pasado del lugar. Tanto los suelos hidráulicos, como la viguería o la carpintería de puertas y ventanas, mantienen su historia. También se mantuvieron los clásicos pasillos alargados de las casas de esa época y, en otras zonas, se abrieron completamente, como es el caso de la cocina que ahora comparte el mismo espacio que el salón y el comedor.

A esta joya en bruto se le sumaba, además, en la planta superior, una gran terraza de igual tamaño que el piso, lo que dio pie a proyectar un espacio exterior con distintos ambientes, comedor, zona de estar y solárium.

Estos elementos originales fueron combinados con una decoración mucho más actual, un ejemplo claro lo encontramos en la cocina diseñada en negro haciendo un potente contraste con las carpinterías antiguas. También en la elección de elementos decorativos modernos y más minimalistas, como la utilización de baldas voladas en salón y cocina en lugar de muebles más pesados.

Aunque no sé exactamente de dónde es cada pieza, he encontrado parecidos muy razonables, por si estuvierais interesados. Los sofás verdes bien podrían ser de Kave Home (quizás es este porque es igual). Las sillas de comedor son tipo Cesca de Marcel Breuer en cuero, podéis encontrarlas en muchos sitios (más o menos económicas según sean originales o de imitación), aquí os dejo una firma donde podéis adquirirlas exactamente iguales a las de esta casa y a un precio razonable. Para completar el look del comedor, tenéis esta mesa de Kenay Home, muy similar también, e incluso la luminaria sobre ella, es igual que la Bubble de la misma firma.

Por supuesto las baldas voladas se pueden encontrar un cualquier parte, incluso en Ikea, pero le daréis un poco más de «rollo» si las compráis en firmas como Decowood, que son de madera maciza, hechas a mano, de manera sostenible y con sello nacional. Poco más que añadir :-)

Pasando al dormitorio, llama la atención el gran escritorio por tamaño y forma, como sabréis las curvas son tendencia, pues os diré que he encontrado exactamente el mismo en NV Gallery. Y para completar el conjunto, una silla con tela bouclé de Sklum, que no es exacta pero sí muy similar. En la esquina, la butaca Martina de Kave Home en color mostaza.

Es una pena no saber de dónde es el cuadro que luce sobre la cama y no voy a buscar algo similar, el arte tiene demasiados matices como para buscar réplicas o parecidos razonables. Las molduras es posible que sean originales de la casa, pero si no fuera así y queréis conseguir ese aire señorial, siempre se puede recurrir a Orac Decor

Si os interesa algún objeto en particular de esta preciosa vivienda, podéis hacérmelo saber que lo buscaré encantada. Ya sabéis que algunos de los elementos que os he puesto simplemente son muy parecidos, otros son exactos, y no me cuesta nada escrutar la red si es que queréis conseguir un look tan sorprendente como este.

Fotografía: Eric Pamies

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Laura Killam Architecture

Estoy en un punto muerto en cuanto a decoración se refiere, no tengo claro qué quiero para el blog y lo que es peor aún, tampoco para mi nueva casa. Ahora mismo me da la impresión de que todo lo que veo es prácticamente igual y aunque, lo que publico por aquí me gusta, empieza a parecerme repetitivo ¿es mi percepción o estoy en lo cierto?

Os habréis dado cuenta de que estoy en un momento donde lo que más me atrae son los espacios que me trasladan a la naturaleza y me trasmitan paz, donde los materiales como la madera, la piedra o el hierro son un «must». Intento buscar casas que, aunque tengan este punto en común, también contengan algún elemento sorpresa, algo diferenciador, por pequeño que sea. Si algo no me gustaría es aburriros con casas cortadas por el mismo patrón. Reconozco que hubo un tiempo donde era más ecléctica, quizás más divertida o atrevida ¿será la edad? :-)

Y esto también se refleja en mi vida personal. Acabo de mudarme de casa y está completamente anodina, sin alma. No me preocupa porque sólo llevo un mes aquí, así que es normal que aún no esté montada como quisiera, pero el problema es que no tengo claro lo que quiero ahora mismo. Intento tomar distancia porque, como digo siempre, para convertir una casa en hogar hay que vivirla, ella misma se encargará de pedirme lo que necesito.

Y todo este rollo para presentar la casa de hoy que, si bien no es igual que la de la semana pasada o las anteriores, sí comparten muchas cosas en común. Si estáis hasta el «moño» de este tipo de casas, por favor hacédmelo saber y me pongo a buscar otras más divertidas.

Nos encontramos en una finca en la costa de Vancouver, una zona muy frecuentada por los canadienses para pasar la temporada estival. Sobre un acantilado, posee bonitas vistas al mar y, además, se encuentra rodeada por una vasta extensión de naturaleza salvaje.

El cliente, tras acampar en la zona durante una temporada, decidió acudir al estudio de arquitectura de Laura Killamar y a la diseñadora Sophie Burke, para dar vida a este rancho familiar. La condición era levantar una vivienda acogedora pero informal, con posibilidades de hacer vida al aire libre, por lo que interior y exterior debían estar perfectamente conectados.

El proyecto se estructuró en forma de «L». Por un lado, se encuentra la casa cuyas habitaciones, todas, tienen salida al exterior. Y por otra, un módulo tipo granero que se usa como espacio multiusos. Incluso podemos encontrar una zona de baño y ducha al aire libre, nada como esto para sentir la comunión con la naturaleza.

Tanto los techos como las paredes de ambos edificios están revestidos con tablas de cedro. En su parte interior, estas tablas se tiñeron de un tono más grisáceo para apaciguar el sol directo que entra por los ventanales. Esto, junto a un mobiliario cálido y rustico, evoca la sensación de vivir en una granja. Una paleta inspirada en un entorno que, en su día, fue un prado para ganado.

Fotografía: Andrew Latreille

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Merchant Modern

Parece mentira cómo sólo un elemento puede llegar a enamorar de tal manera que, lo demás, deja de tomar relevancia. Yo también hubiera sucumbido a estas puertas amarillas como le sucedió a Denise Portmans, copropietaria de la firma Merchant Modern, tanto, que decidió irse a vivir junto a su hija, al desierto de Santa Mónica.

La idea de vivir en el desierto ya le rondaba la cabeza, aunque su búsqueda estaba siendo infructuosa. Aquella búsqueda terminó cuando una amiga de la familia, que viajaba por una zona montañosa al norte de Joshua Tree se perdió, terminando en un callejón sin salida y et voilà, allí encontró una preciosa finca de los años 50 con dos grandes puertas amarillas que llamaron su atención. Cuando la amiga de Denise comenzó a enviarle fotos, estaba convencida de que había acertado y así fue.

La casa fue remodelada por completo, excepto las puertas amarillas que lucen en la entrada principal y que son las protagonistas indiscutibles de esta vivienda. La reforma fue austera, se inspiró en el entorno desértico que la rodea y añadió toques de estilo español y marroquí. Las paredes enyesadas y el suelo fueron pintados en un tono blanco roto, dejando las antiguas vigas de madera para contrastar.

A pesar del minimalismo existente, la casa está llena de puntos de interés. La propietaria colecciona piezas de arte y bonitas esculturas contemporáneas, es amante del mobiliario danés y, a todo ello, se le suma una cuidada mezcla de textiles vintage y multitud de texturas, como alfombras marroquíes, cestas de fibras convertidas en lámparas, cuero, cerámica y otros de elementos naturales.

Nada más entrar encontramos un porche cuyos antiguos ventanales han sido sustituidos por redes (tipo mosquiteras), de esta forma se da continuidad entre exterior e interior, pero protegiendo el porche de un clima tan extremo como es el del desierto. Este porche, se ha decorado con algunas piezas antiguas como la mesa italiana de travertino de los años 80 o la tumbona de madera japonesa.

Además de las maravillosas puertas amarillas, en el salón se puede ver otra de mis piezas favoritas de la casa, un cuadro abstracto de la artista californiana Sara Marlowe Hall. El resto de la estancia es sencilla, un sofá y una butaca, enfrentados a una chimenea exenta, son más que suficientes para hacer de este espacio un lugar acogedor. Tan siquiera encontramos televisor, los libros y el tocadiscos son la fuente de distracción. Los textiles como las alfombras, los grandes cojines distribuidos por el suelo y los pequeños elementos decorativos, hacen el resto.

La cocina está comunicada con el salón a través de un gran arco que proporciona continuidad y sensación de conjunto. En lugar de estanterías y con el fin de no abigarrar los espacios, se han instalado hornacinas o vanos que sirven como apoyo a los objetos decorativos.

Los dormitorios están equipados con camas bajas, hechas a mano de inspiración japonesa y con ropa de cama procedente de Francia.

Ya en el exterior, encontramos varias zonas diferenciadas. Un porche con espacio de comedor y un par de tumbonas para relajarse, una gran extensión elevada donde se ha instalado un jacuzzi (con tapas movibles para cubrirlo en las épocas que no se usa), una pérgola, bajo la que se encuentra una bonita bañera de piedra exenta y, por último, un rincón con ducha en el jardín.

Si os ha gustado esta casa, que sepáis que se alquila por temporadas. Ya sé que ni nos pilla cerca y tampoco es barata, pero si alguien se plantea un viaje por esa zona de California, que sepa que tiene da opción de disfrutar de ella. Sólo tenéis que pinchar aquí.

Fotografía: Anaïs Wade para Domino

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