Si por el título habéis pensando que encontraríais una casa donde el blanco era el color predominante, error. Espacio en Blanco es el estudio de interiorismo encargado de la rehabilitación de esta vivienda de Barcelona, donde lo que se buscaba precisamente era resaltar todo el potencial del mobiliario, el colorido de los textiles y las obras de arte, eso sí, bajo un telón de fondo luminoso y blanco pero que nada tiene que ver con el nombre del estudio :-)
Si me conocéis no hace falta que os diga que ha sido suficiente ver la imagen del salón para intuir que lo demás estaría muy en sintonía con mis gustos y no me equivocaba sino todo lo contrario, la cosa ha ido a mejor.
El gran salón es el eje central de la casa del que parten el resto de habitaciones. Se respetó la chimenea original de los años 70 para crear contraste con la reforma de carácter más contemporáneo. A partir de ésta se diseñó una estantería a medida de chapa de hierro negro barnizada. De esta forma se crea todo un frente que sirve como biblioteca, zona de televisión y estar con chimenea (enamorada me tiene).
Los espacios se conectan o separan a demanda para dar paso a una circulación fluida y también a la luz, como el recurso de la puerta de hierro y cristal corredera existente entre cocina y salón que te permite por ejemplo, mantener el espacio cerrado cuando cocinas.
El comedor merece una mención aparte. Se mantuvieron las molduras originales y se pintaron a juego con la maravillosa mesa color azulón diseño de Barbara Aurell. Para rebajar tanta información de color, se añadieron contrastes naturales con las famosas sillas Wishbone de Carl Hansen y la conocida lámpara de Isle Crawford de Ikea ¿Quién dijo que el diseño clásico, el contemporáneo, el mid-century y el democrático, no iban bien juntos? Esta sin duda es una mezcla magistral.
Una de las cosas que más me gusta es la distribución del dormitorio principal. La realidad es que aunque no soy muy aficionada a la moda y no poseo gran cantidad de ropa, cuando veo cómo está resuelto el almacenaje y aprovechado el espacio al milímetro para sacar una zona de vestidor y a su vez acoger la cama con las mesillas integradas, me parece un sueño. Por supuesto está hecho a medida. Esta solución la tengo en la cabeza desde que se la hizo mi ebanista a un cliente y aunque viva en un chalet, mi dormitorio no tiene las dimensiones adecuadas para replicar la idea. Pero qué más da, si no sabría con qué llenar tanto armario :-)
Si os dais cuenta el dormitorio es el único espacio donde los tonos neutros son protagonistas, porque una vez cruzamos al baño vuelve a aparecer el color. Nos sorprende un lavabo en tonos rosas combinado con una pared azul. ¿Quién dijo miedo?
Os dejo disfrutar de esta belleza, mires por donde mires es una casa para tomar apuntes. No os perdáis la colección de réplicas de sillas icónicas de la última foto, yo podría añadir una que ellos no tienen, una «mini Thonet» que tengo en el pueblo y compré en un mercadillo de Portugal ;-)
Cuando los trabajos derrochan tanta personalidad difícilmente puedes decantarte sólo por uno, así que si después de estas pequeñas pinceladas a modo de popurrí de los proyectos de Leanne Ford os quedáis con más ganas como me pasó a mí, no os quedará más remedio que pasar por su web y meteros un chute de inspiración en vena, lo cual en este caso os aconsejo impetuosamente.
Seguía el trabajo de esta mujer por Instagram y no sé por qué nunca me había dado por escribir un post, quizás no sabía por dónde pillarla. No se acoge a patrones, no siempre sigue unas normas, como veréis lo bueno que tiene es que hace precisamente lo que le pide el cliente, sabia decisión. De ahí que veáis algunas viviendas al más puro estilo «cottage» americano, otras modernas, las hay adaptadas a sus inquilinos amantes del arte, o a los más rústicos y vintage.
De algunas piezas me he enamorado, como la que hace las veces de lavabo en «The Crissman Project» que en realidad no lo es (es una maceta de piedra vintage). También hay bonitas y prácticas soluciones como las colchonetas que sirven de sofás de día o camas de invitados en la pequeña buhardilla en «The Smith Project», por no hablar de la bañera de latón de la misma vivienda, maravillosa. Y así en cada uno de sus trabajos encontramos piezas con encanto. Mi debilidad son aquellas con solera y de aspecto rústico (aunque a la moderna chaise longue de cuero negro tampoco le haría ascos).
Para completar su trayectoria como interiorista, Leanne Ford se ha lanzado a diseñar su primera colección de mobiliario, decoración de hogar y textil para la firma Crate & Barrel. La define como una mezcla entre Mediterránea, mid-century, wabi-sabi, tradicional y scandi, donde encontraremos muchos elementos naturales, acero envejecido, roble blanco y elementos atemporales. Un mix perfecto. Al final del post os he puesto unos cuantos ejemplos de muebles que podemos encontrar, pero recordad que también hay elementos deco y textil, así que si os gustan mejor visitar la web.
Os dejo con sus maravillosos proyectos, inspiradores donde los haya!
Todo empezó con un lienzo regalo de la maravillosa artista Laura Jurado. Me pidió una foto de mi salón, ella quería saber qué le transmitía mi decoración para comenzar a pintar y cuál fue mi sorpresa al recibir un cuadro en tonos mostaza. Es un color que yo no me hubiera planteado a priori y sin embargo al verlo junto a los tonos crudos y caldera de mi salón, de repente levantó todo el espacio como si de un rayo de sol se tratase. Creo que Laura quiso sacarme de mi zona de confort, ya sabéis que arriesgo poco cuando se trata de mi hogar, prefiero colores neutros y suaves para no cansarme, pero algo debió ver ella que acertó de lleno, y siguiendo su punto de partida he añadido cojines mostaza también. Es increíble el efecto que tiene el color por pequeñas que sean las pinceladas que demos. Sé que de momento sólo es un pequeño cambio, pero tal y como soy yo, con esto ya tengo para asimilar durante unos meses ;-) Gracias Laura por abrirme literalmente los ojos.
Y para ejemplo de piso repleto de pinceladas en esta tonalidad, el que os traigo hoy. Se trata de una antigua vivienda en Zaragoza, que fue sometida a una reforma integral por la arquitecta Sylvia Preslar. De ella sólo se salvaron las maravillosas molduras originales de los años 50 del comedor y del dormitorio principal, elementos arquitectónicos que le dan gran carácter a la vivienda. Haciendo un inciso, si tenéis una casa nueva o no tan nueva, y sobre todo si tiene los techos altos, podéis acudir a Orac Decor, si os apetece tener molduras en casa. Da igual que busquéis diseños antiguos o modernos, porque su catálogo es infinito (desando estoy de que llegue la edición de este año de Casa Decor para ver con qué nos sorprenden).
Continuando con la casa, se distribuyeron los espacios con el fin de conseguir la mayor amplitud posible. Por ejemplo, se eliminaron dos habitaciones para crear un salón más amplio, se prescindió también de un pequeño pasillo que hacía las veces de hall de entrada y se recurrió a crear elementos a medida que dejaran pasar la luz, como el acristalamiento de la cocina.
En la casa se recurre a los continuos contrastes, un ejemplo claro es la antigua lámpara de araña de la cocina junto a la estructura metálica que se ha utilizado como cerramiento en la misma estancia. O las puertas utilizadas en el armario de la habitación infantil, son de los años 30 y se recuperaron de una casa anterior, contrastan con el toque desenfadado de las fibras naturales de la alfombra. En el baño también se ha jugado con las mezclas, por un lado un gran espejo antiguo dorado preside el espacio, rompe su estética la grifería negra de corte moderno, un mueble de madera pintado que si me dicen que ha sido recuperado de una cocina, me lo creería, y por último la estancia se ha revestido con microcemento. Revestimiento práctico donde los haya y por el que suspiro desde hace años. Otro inciso por si buscáis una buena empresa que realice proyectos con este material, os recomiendo a Futurcret.
Y a lo que venía este post, el mostaza omnipresente en todos y cada uno de los espacios, ya sea en los textiles del salón, vajillas, mantelerías, pufs, adornos en el cuarto infantil, cojines del dormitorio principal e incluso las flores, también el dorado del espejo recuerda a este color. En definitiva, el mostaza utilizado en menor o mayor medida hace que, a pesar del mix existente en materiales y estilos, se vea un hilo conductor que lo unifica todo. Y vosotros ¿recurrís al color como elemento de unión o cada estancia tiene su propia identidad?
Seguro que cuando os hablan de los países nórdicos y de su estilo decorativo, enseguida os viene a la mente espacios muy neutros (incluso blancos), maderas naturales sin tratar y una cierta tendencia al minimalismo. Hoy os traigo algo muy distinto y radicalmente opuesto, una preciosa casa a tan sólo 10 km al oeste de Ámsterdam, donde el negro y los las tonalidades oscuras son los protagonistas. Ya conocéis mi adoración por el negro, pero si además está combinado con unos enormes ventanales donde el factor riesgo de oscuridad ya no existe, se crea un combo perfecto. La elegancia del color sumado al plus de la luz natural.
Esta vivienda, realizada por el estudio de arquitectura Arjen Reas Architecten tiene la peculiaridad de estar construida frente a un dique. El terreno tiene cierto desnivel que se ha aprovechado para crear distintas alturas dentro de la misma y los grandes ventanales, permiten disfrutar de las vista hacia el agua, al gran jardín trasero y a lo lejos, a la capital holandesa.
La fachada está realizada en madera pintada en negro combinado con un techo de metal del mismo color, pero fuera de parecer un bunker pesado, las grandes cristaleras favorecen el tránsito de la luz y dinamizan la visión de la vivienda.
Desde la entrada principal se accede a la cocina, que consta de un gran frente de almacenaje en color blanco y una gran isla con gaveteros negros en contraste. Ni hablar de lo que tiene que ser cocinar ahí con esas vistas al exterior.
La cocina comparte el mismo nivel que el salón con chimenea, a la que se ha enfatizado pintándola de color negro. Pero el resto del espacio destaca por sus cálido sofá en cuero marrón, una cómoda antigua empleada como mueble bar y muchas obras de arte que recorren la pared a ambos lados de dicha chimenea. En un nivel más alto encontramos la zona de estar con el enorme chaise longue y de nuevo como punto focal, la pared donde está instalada la televisión, pintada de negro en su totalidad. Un buen truco cuando quieres aportar sensación de profundidad.
La parte trasera de la vivienda, donde se encuentra el salón y el comedor, se cierra con una enorme cristalera que da al gran jardín. Para salvar el desnivel se ha creado una pequeña zona de estar con dos tumbonas desde donde disfrutar las vistas. En la planta superior la familia dispone de dos dormitorios infantiles con su baño y el dormitorio principal con baño en suite. Esta habitación necesita mención aparte, porque ¿cómo es esa pared pintada en un azul intenso con el cabecero y la lámpara en tonos oscuros, que contrastan con los suelos de madera en espiga y el gran ventanal con esas vistas? No tengo palabras.
Y visto lo visto, ¿seguís pensando que en el estilo nórdico imperan siempre los tonos claros u os convence también esta versión donde la elegancia del negro es protagonista? ¿Cuál os gusta más?
¿Sois de los que lleváis años con la misma decoración en vuestra casa o de los que nunca se están quietos y no paran de cambiar las cosas? Yo he de reconocer que me cuestan bastante los cambios en general, más aún cuando me encuentro a gusto rodeada de mis cosas, entro en una zona de confort de la que me es muy difícil salir. Por otro lado, recibo tantos «inputs» decorativos diariamente que a veces siento la necesidad del cambio, las ideas brotan de mi cabeza como si de una cascada se tratase y tengo además, una casa que se presta a ello, es amplia, con espacios abiertos, distribuciones cuadradas,… podría hacer mil cosas, pero la realidad es que la mayoría se quedan sólo en ideas.
Lo que sí me gustaría modificar son aquellas cosas que por el paso de los años y el uso se han ido deteriorando, mero mantenimiento vaya. Me encantaría renovar algunos textiles, sobre todo retapizar los sofás (no compraría otros porque los míos están hechos a medida y son comodísimos), igual no es gran cosa pero daría un cambio radical al salón. Si tuviera dinero, ya que supone una inversión mayor, cambiaría la cocina y los baños; los años no pasan en balde y aunque aparentemente no se note, hay un cierto desgaste.
Últimamente lo que sí he hecho son cambios con los objetos de decoración (no comprando unos nuevos, sino moviéndolos de sitio), también he reubicado en el salón una cómoda que se encontraba en el dormitorio de mi hija y por último, pinté los azulejos de mi baño (sobre esto ya os hice un post). Pocas cosas realmente, la verdad es que en su conjunto veo bien mi casa, es mi refugio, me resulta cálida y acogedora, y me trasmite esa sensación de «hogar» tan importante para mí. Lo dicho, tengo miles de ideas pero por otra parte ¿Por qué cambiarlo todo cuando te sientes tan a gusto en un sitio? ¿Cambiar por cambiar? No sé, ¿qué opináis?
Hoy os traigo lo que podríamos denominar como una casa en constante evolución. Se trata de la vivienda de la blogger sueca Janniche Kristoffersen, de Blogga I Bagis. Tanto su blog como su cuenta de Instagram generan un gran interés, porque además de tener una preciosa casa al sur de Estocolmo, está en constante cambio. Seguro que si os fijáis detenidamente en las fotos, encontraréis diferencias entre los mismos espacios, a veces tan sutiles como cambiar las patas de un sofá, quitar una balda de la cocina, modificar el color de los muebles, o añadir un simple listón de madera para separar la parte superior e inferior de una habitación con el fin de pintarla en dos tonos diferentes. Cambios a veces muy sutiles pero que suponen una gran diferencia en el conjunto.
Como recalco siempre, nada como vivir las casas para saber lo que te van pidiendo. Pienso que es un error intentar amueblar todo de golpe porque probablemente con el tiempo, nos daremos cuenta de que ese lugar necesitaba algo distinto. Para que os hagáis una idea, yo he empezado a cambiar mobiliario cuando mis hijas han crecido, vivo en esta casa desde hace 18 años y ha sido hace unos meses cuando moví la famosa cómoda para adaptar la habitación de mi hija mayor a sus nuevas necesidades. Y os tengo que contar esto, a veces las necesidades son tan extrañas como las costumbres de cada persona, mi hija mayor se maquilla frente a su espejo sentada en el suelo (así es como se siente cómoda). ¿Sabéis dónde le he puesto una pequeña estantería de rejilla para poner su maquillaje? Bajo ese espejo que es de cuerpo entero. Puede parecer raro, pero he adaptado la decoración para que resulte funcional, ya que es lo que mi hija necesitaba (y oye, tengo que decir que ha quedado sorprendentemente bien, por raro que sea el sitio).
Paso a enseñaros la vivienda y os destaco bajo algunas imágenes esos cambios que si no os los contase, quizás algunos os pasaban desapercibidos. Si queréis además leer el reportaje al completo sobre la casa, podéis hacerlo en este link.
El sofá es de la serie Söederhamn de Ikea y como veis sólo con un cambio de patas, ha pasado del frío acero a la cálida madera.
Este rincón junto a la chimenea también ha sufrido un cambio. Se sustituyeron los armarios por un banco realizado a medida, con espacio de almacenaje en su parte inferior para albergar objetos como la leña.
Esta mesa de comedor es una de las piezas que la bloguera y su marido, artista de profesión, lucen con más orgullo. Fue diseñada y construida por ellos mismos, como muchos otros elementos de la casa.
El hueco lateral derecho de la cocina lleva una balda volada en verde, como el tono de los armarios, pues fijaros en las imágenes que vienen a continuación, también está con la balda en blanco (en origen) y finalmente tras su deterioro, procedieron a quitarla ¿Cómo os gusta más, con balda o sin ella?
La habitación infantil estaba pintada en origen en un azul grisáceo, precioso color en mi opinión, pero el dormitorio tiene orientación norte por lo que este tono la oscurecía más. Mirad qué luz se ha conseguido tan sólo pintando algunos elementos en rosa palo. Además de eso, se aprovechó el hueco que quedaba entre el armario y la pared, para construir un pequeño sofá como rincón de lectura. Y a media altura de la pared se añadió un pequeño listón, que separa la parte superior de la inferior permitiendo así pintar la zona a dos colores (el mismo rosa en la parte inferior y en blanco, para ganar luminosidad, en la superior).
Sabéis que el azul grisáceo es mi color, pero he de decir que la habitación ha ganado mucho con el cambio.
Entre la imagen superior del dormitorio y la inferior, tan sólo se ha añadido un espejo y las cortinas, con eso ya hay un cambio sustancial. Y aunque aquí no lo vemos, en su blog cuenta que el dormitorio también era de color verde (como el de la cocina), pero decidió cambiarlo para que resultara más acogedor.
Si lleváis tiempo conmigo, sabréis que cada año hago alguna escapada con amigas, dos para ser exacta. Una con las de cole, este año ya tenemos cerrado el viaje y nos vamos a Salamanca a finales de febrero. Y la otra, con mi grupo de amigas de siempre. Planificar este fin de semana es más complicado porque somos más chicas y muchas no viven en Madrid, por lo que hay que pensar en aquellas que tienen que coger tren o avión, o en el caso de que viajen en coche, que la distancia no sea excesiva para ellas. Otra cosa todavía más complicada si cabe, es planificar nuestras agendas, buscar una fecha que nos encaje a todas siempre es complicadísimo. Seguro que a muchos os suena esta situación.
Si por mí fuera, y así se lo haré saber a ellas, el destino estaba elegido ya. Cuando he descubierto esta finca rural, ha sido amor a primera vista. Hay algo que para mí no puede faltar cuando nos vamos de fin de semana, si no hay playa necesito piscina, y la de esta casa de agua salina con vaso desbordante, me está pidiendo a gritos unos largos. Ni que decir tiene que nuestros viajes siempre son al comienzo de la época estival, cuando los primeros baños se cogen con muchas ganas y tumbarte a tomar el sol es casi una necesidad.
Las Casas del Naval son tres fincas que se encuentran al pie de la sierra de Gredos, en su pico más alto (El Almanzor), en la comarca de La Vera (Extremadura), a tan sólo dos horas de Madrid. De las tres casas, hay una que está en construcción y entre las otras dos, me quedo con Las Encinas (aunque todas tienen su encanto).
Para aprovechar el desnivel del terreno, está dividida en dos alturas y dos naves. En la planta superior encontramos tres dormitorios dobles, uno de ellos en una nave y los otros dos, en la otra. El primer dormitorio, el de matrimonio, cuenta con cama de 160 cm, vestidor y baño en suite, además de un cuarto de estar donde hay un sofá cama adicional. Los otros dos dormitorios son dobles, con camas individuales, aunque en uno también hay un altillo con dos colchones extra. Ambas habitaciones comparten un baño completo.
Para llegar a la planta baja, accedemos por una escalera cuyo techo es de cristal, por lo que recibe mucha luz natural. En una de las naves encontramos un gran salón con chimenea exenta y en la otra, la cocina y el comedor, además de un baño extra con ducha.
La casa se encuentra rodeada por un gran jardín con varios ambientes. La zona orientada al sur tiene una gran pérgola con mesas y sillas. En la zona que da al salón y al comedor, podemos disfrutar de las vistas de la alberca con vaso desbordante, de 10 metros de largo por 3 de ancho y borde de granito, está rodeada además, de amplias zonas para tomar el sol.
La casa sigue los patrones de la arquitectura de la zona, construida con materiales naturales, como las vigas de madera, los suelos de barro, madera o granito y las paredes en yeso. Como veis está decorada de forma rústica y tradicional, lo que la hace muy acogedora (casi que con el chéster del salón frente a la chimenea, ya me habían ganado), luego he visto la cocina de madera y el comedor con modelos de sillas diferentes, con divertidas telas de dibujos en colores geométricos, las vigas de madera y la lámpara de fibras ¿cómo no enamorarse? Los dormitorios son una mezcla de piezas antiguas, con otras más nuevas y frescas (como los cabeceros de bambú), confortables telas como el lino y el algodón, diría que en cualquiera de esas camas se debe dormir bien. Aunque si os cuento un secreto, allá donde vayamos siempre me toca la cama de matrimonio, mi amiga Ana y yo formamos un pack indivisible, nos conocemos desde la más tierna infancia y nuestra amistad es casi como si fuéramos familia (hermanas, primas,… da igual, porque no nos pueden separar :-)), así que siempre dormimos juntas, aunque no revueltas ;-).
Echad un ojo a la casa y decidme si no tenéis las mismas ganas que yo de hacer un kit-kat de fin de semana e ir a probar esta maravilla. En cuanto publique el post, lo primero que voy a hacer es pasar el link a mis amigas, a ver si vamos buscando fecha y les gusta la idea de alojarnos en Las Encinas. ¡Ah! no os lo he dicho, pero de precio también está fenomenal. Espero tener suerte y poder ir, ya os contaré…
¡Feliz año a todos! Cómo cuesta volver a la rutina, ¿vedad? ¿Qué tal han ido vuestras vacaciones? Mis Navidades han sido más o menos lo esperado, con el trajín que corresponde a esta época pero al menos tenemos ambas familias en Madrid, así que no hay que desplazarse a ningún sitio. Y aunque son cansadas por todos los compromisos que conllevan, la verdad es que he tenido bastante tiempo de desconexión, tanto es así que me temo que he dejado a mi marido con dolor de espalda de ver tantas series en Netflix :-)
La semana pasada empecé a correr de nuevo tras una parada de un mes por una lesión y el comienzo no pudo ser mejor. Tras el entreno del domingo con algunos compañeros del club, uno de los matrimonios nos invitó a su casa a comer roscón casero y chocolate. No sé si visteis las Stories de ese día (el 5 de enero), pero no me quedó más remedio que hacer un vídeo y sacar mil fotos a su casa, más concretamente de la zona que han destinado a taller, un sueño para cualquier artista (ambos lo son). Una vez más me volvió a ocurrir que al abrir las puertas de su casa, se me escaparon las lágrimas de emoción ¿Os ha pasado alguna vez entrar en una casa y pensar «aquí hay duende, hay alma»? pues es lo que me pasó a mí. Reflexionando me pregunto cómo cuatro paredes pueden llegar a emocionarme hasta el extremo de las lágrimas y llegué a la conclusión de que hay personas que desprenden una energía especial, que son capaces de transmitir mucha información aunque no lo pretendan, porque tienen tanta personalidad que cuando cogen un espacio lo hacen suyo de tal manera que con sólo verlo, puedes ponerle nombre y apellidos. Así son Jose y Carmen, tan especiales como su casa.
Pero hay algo más que llamó mi atención, tanto como para pensar que su casa era lo más parecido que he visto a mi idea de vivienda ideal. ¿Y por qué? por la aplastante luz que entraba por los grandes ventanales que daban al jardín, acentuada además por los espacios abiertos y el blanco de las paredes. Tal fue la sensación que a pesar de estar en invierno me daba la impresión de que ellos debían vivir como en una primavera constante. Esa misma sensación es la que me gustaría tener a mí cada día, porque el sol y la luz influyen aplastantemente en mi estado de ánimo.
Mi casa, aunque la siento acogedora y confortable y dispone de una distribución muy buena, tiene un «pero» que es precisamente la luz. Las zonas que tienen orientación norte son más sombrías, como el salón por ejemplo. Supongo que al entrar en casa de mis amigos quedé impresionada por aquello de lo que yo carezco (como todo en la vida, siempre queremos lo que no tenemos). Pero hay algo contradictorio porque a la vez, tanta luz y tanto espacio diáfano me resulta más frío que mi hogar, y yo también necesito esa sensación de recogimiento. ¿Qué sería lo ideal para mí? Pues supongo que la mezcla de ambas cosas, algo así como la casa que os traigo hoy donde precisamente se hizo una remodelación (la mayoría con pintura) para ganar luz a los espacios, pero a la vez gracias a la decoración (los acentos en madera, el cuero, los textiles, o los papeles pintados), se ha conseguido la calidez que yo particularmente busco en una vivienda.
Tengo varios amigos, entre ellos el matrimonio de la que casa os he hablado, que han tenido la suerte de poder comprar un terreno y construir una vivienda a la medida de sus necesidades, un verdadero lujo aunque la tarea es más difícil de lo que pensamos. Porque si tú pudieras hacerte una casa a tu gusto ¿sabrías exactamente lo que quieres y cómo lo quieres? Difícil ¿verdad? Si a mí me dieran esa oportunidad sólo tendría claro tres cosas: sería una vivienda en planta (pensando en la vejez, para qué escaleras), elegiría siempre la mejor opción de orientación (sur y este) porque así te aseguras tener el mayor número de horas posibles de luz y por último, la decoraría con elementos naturales para no perder nunca la sensación de recogimiento, en mi vida no pueden faltar la madera, las fibras, los linos y algún color oscuro (negro, gris o azul) ya sea en alguna pieza concreta o como método para poner el acento en algo que quiero destacar. Estas son las únicas cosas que tendría claras, pero bendito problema si el dilema de mi vida fuera cómo hacer mi casa perfecta :-) ¿Sabrías decirme tú cómo sería la tuya?
¡Qué ganas tenía de presentaros este proyecto! La obra la terminamos hace un par de semanas pero he retrasado el post mientras intentaba convencer a mi «yo» perfeccionista de que aunque las fotos me hubieran salido mal era mejor mostrar lo que tenía, que no hacerlo. Creo que entre el vídeo, las fotos del antes y las del después os haréis una idea del cambio radical que ha dado este piso.
Además de la mala calidad de las fotos, el vídeo lo grabé en vertical, en lugar de horizontal, así que hemos tenido que inventar este formato donde a la derecha os hago el «home tour» mientras a la izquierda os cuento por dónde estáis. Algún día mi cabeza retendrá que los vídeos se graban en horizontal, salvo si son para Stories de Instagram, que entonces se hacen en vertical. En fin, igual me podría haber ahorrado todas estas explicaciones y os hubierais quedado tan contentos, pero ya conocéis mi sinceridad y me da rabia que un proyecto que me hacía tanta ilusión, tengáis que verlo con esta calidad, sinceramente la casa es tan bonita que nada de lo que aquí aparece le hace justicia.
Esta vivienda se encuentra en el Barrio de Salamanca, en la misma calle donde nací y he vivido hasta que me independicé, es justo el portal de la acera de enfrente de la casa de mis padres, por lo que salvo en el tamaño de la vivienda (que esta es algo más pequeña), muchos de los elementos arquitectónicos, el precioso suelo de madera en espiga, algunos elementos originales de la distribución, etc. me recordaban mucho a la casa de mi infancia y donde aún sigue viviendo mi madre. Al final del post, tenéis «el antes» de esta vivienda, tal y como se encontraba desde sus orígenes allá por los años 50. Lo que han hecho sus propietarios es el sueño de mi vida, coger una casa antigua (pero no cualquier casa, ya sabemos en qué zonas de Madrid podemos encontrar viviendas centenarias bien construidas) y hacerla a tu gusto, conservando todos aquellos elementos que la dotan de personalidad (siempre que se pueda) como suelos, molduras, radiadores (en este caso también hemos conservado los de hierro antiguos), etc.
En origen la vivienda disponía de tres dormitorios y dos baños, uno principal muy estrecho y situado en el pasillo y otro, dentro de la cocina. Como sus propietarios son un matrimonio con un hijo, preferían tener dos dormitorios en lugar de tres pero más amplios y a su vez dos baños, uno para ella y el otro para el padre y el hijo (de ahí que uno sea más femenino y el otro más masculino). Al salón le dimos el espacio del tercer dormitorio y lo que antes era el comedor, se convirtió en la habitación infantil, que ahora queda al lado de la de matrimonio y frente a los dos baños. Ese segundo baño, se sacó al quitarle a la cocina el aseo que había dentro, cerrando el espacio por la cocina y abriendo por el pasillo. La cocina al ser muy espaciosa, sigue teniendo espacio suficiente como para albergar por un lado la zona de trabajo, con electrodomésticos panelados y un gran espacio central destinado a office donde se le ha añadido un lineal de almacenaje y lavado (todo oculto en armarios iguales que los de la cocina).
Os habréis dado cuenta de que una parte muy importante en este proyecto ha sido la carpintería. La propietaria trabaja en la misma editorial que mi marido y él, en otra editorial, así que como ocurre en mi casa, los libros los tienen a puñados. De ahí que se diseñara una pared completa de estanterías de madera lacada en el salón y otras dos a ambos lados del pasillo (aún así no les caben todos los que tienen). Estoy deseando ver esas estanterías llenas de vida, creo que es lo que más me gusta de toda la casa.
La habitación infantil tiene su propio armario doble vestido por dentro y para el dormitorio principal, se diseñó (donde antes se encontraba el último dormitorio) un gran vestidor con armarios en «L» dejando un hueco al final que cumple una doble función, por un lado, evitar que al abrir la ventana chocara con el armario y por otro, se pensó que sería un buen lugar para poner una pequeña zona de trabajo. Otro detalle importante de la carpintería y que quizás no se aprecie bien en las imágenes, es la altura de las puertas, no son estándar, ni las de apertura normal que tienen una altura de 2,30 cm, ni las tres correderas que abren la entrada, la cocina y la zona de suite, que son de 2,80 cm de alto, lo que enfatizan la altura de los techos y da un plus de elegancia.
El suelo aunque estaba en bastante mal estado y era complicada su restauración, quisieron conservarlo y la verdad que con algún que otro quebradero de cabeza mediante, ha sido todo un acierto. Ha quedado espectacular. Para no rebajar el nivel, en la cocina se utilizó un suelo porcelánico italiano que imita al cemento. En los baños hidráulicos de la firma Harmony y en las paredes azulejos Mavolica Matt White con yaga en gris y en blanco, todo en Discesur.
Además de aquello que podéis ver, se han intervenido todas las instalaciones antiguas, fontanería, iluminación, nueva instalación de aire acondicionado, etc. Por supuesto también se ha cambiado la carpintería exterior, con ventanas de aluminio lacado en blanco oscilobatientes. Y una curiosidad, no es muy típico en España y en las fotos tampoco se aprecia demasiado, pero las ventanas llevaban alfeizar interior, muy común en los países nórdicos, también se han conservado y revestido con piedra para poder utilizarlas como soporte para adornos, macetas, o lo que se quiera.
Y hasta aquí la obra, creo que donde mejor se aprecia cómo ha quedado es en el vídeo, espero que os guste el resultado tanto como a nosotros y nuestros clientes. Y ya sabéis si queréis una obra, reforma integral o levantar un castillo, no tenéis más que poneros en contacto conmigo, estaré encantada de hacer vuestros sueños realidad (o más bien será un trabajo en equipo junto a los artistas con los que tengo el honor de colaborar, el equipo de Olcasa, S.L.) Espero vuestro email: contacto@decofeelings.com
Os deseo unas Felices Fiestas y ya sabéis que si no asomo la cabeza por aquí es que estaré disfrutando de los míos.
¡Nos vemos a la vuelta de Navidad, os deseo todo lo mejor para este 2020!
Sé que os prometí enseñaros hoy la última obra que hemos entregado, pero estos días de fiesta se han dado de tal manera que no he tenido tiempo de trabajar lo que hubiera querido, así que el vídeo está a medio editar y las fotos tengo que retocarlas, tendréis que esperar un poco más. A duras penas llegué a poner el árbol antes de que terminaran estos días de puente, lo decoramos mi hija pequeña y yo el lunes por la tarde, no sin antes tener que ir comprar los adornos de madera que aún no tenía. Ya os dije que este año voy como si las Navidades no fueran conmigo. Y por no pensar, prefiero ni mencionar los regalos que a tan sólo unos días de Noche Buena me faltan por comprar más de la mitad. Lo dicho, os prometo el post de la obra, pero como veis quizás no puedo cumplir con los plazos previstos. Seguro que me entendéis.
Y como ya es tradición por estas fechas, Pantone ha comunicado su color elegido para el 2020 y a mí no me puede gustar más. Lo han llamado Classic Blue, es un azul atemporal, un tono que aporta paz, serenidad, confianza y conexión, un color reconfortante que invita al recogimiento, sencillo pero a la vez elegante.
Dentro de la decoración de interiores puede tener muchos usos y según lo utilices transmitirá una cosa u otra, desde tradición o elegancia a la fuerza inesperada cuando se usa como punto focal. Tiene cabida en cualquier estancia de la casa, en más o menos medida según tus gustos, lo cierto es que al ser un color atemporal no pasará de moda rápidamente.
En el recibidor: Al no soler ser un espacio demasiado grande, yo lo usaría comedidamente, quizás con un bonito papel pintado que combinara este color azul con blancos u otros tonos y lo pondría en un sólo paño de la pared, aquél que queramos resaltar. Por ejemplo, donde situamos el mueble o consola donde dejamos las llaves y demás, con un bonito espejo encima y tras él, el papel. Sería una buena manera de presentar tu casa ¿no creéis?
En el salón: Os diré que las bibliotecas o boiseries pintadas en estos colores fuertes me encantan, más aún si el espacio dispone de elementos arquitectónicos que puedan resaltarlos y darles más carácter, como cornisas o suelos antiguos, por ejemplo. Pero siendo realista y con mi personalidad de «me canso enseguida», probablemente limitaría este color al sofá porque para mí como tapizado es una apuesta segura.
La cocina: al igual que las negras están en mi «wish list», pero quizás acabaría pasándome lo mismo que con el salón y tendría que pensarme muy mucho si soy tan valiente. Ahora, no me negaréis que quedan ideales :-) Estos colores oscuros contrastan muy bien con griferías o elementos decorativos en tonos dorados, cobres u oro rosa, poniendo un punto extra de elegancia.
Los baños: Viendo estos azulejos de la primera imagen de Porcelanosa, hay poco que añadir, es un SI con mayúsculas. Más abajo hay otros dos ejemplos, un aseo con papel pintado en blanco y azul combinado con un mueble de madera y por último un baño súper sencillo de Ikea (la vedad es que el baño en sí no me va mucho), pero me ha encantado cómo han llevado el alicatado hasta media altura y se ha pintado la parte de arriba de este tono. Creo que es un color muy acertado para los baños, quizás porque el tono recuerda al agua.
En el dormitorio: ¿Qué os voy a decir si soy mono tema con el azul en el dormitorio? Este color además de ser mi favorito, me transmite mucha paz, así que ¿dónde podría usarlo mejor que para descansar? Tampoco es necesario llenar toda nuestra habitación de azules, basta jugar con los textiles, alfombras, cojines,… para crear esa sensación de calma.
En la mesa: Cuando recibimos a nuestros invitados nos gusta complacerles y crear un estilismo bonito en la mesa es más, hace que incluso la comida sepa mejor. Cada día lo tenemos más fácil para conseguir tanto menaje como cristalerías con colores atrevidos para poder hacer bonitas composiciones en las mesas. Siempre fui muy fan de las copas talladas en este color y si no fuera porque tengo dos cristalerías más, ya tendría una en mi poder.
Puntos focales: Sin duda cualquier color potente sobre una base neutra, hace que dirijamos nuestra mirada a ese espacio determinado. Como ocurre con la carpintería azul de la casa portuguesa (tercera imagen) que además me trae buenos recuerdos del verano, o en la foto de Annie Sloan (famosa por sus pinturas) donde se ha enmarcado una zona de la pared dejando el resto en una tonalidad neutra para que las miradas se centren en él. Si el azul es tu color, pon un punto focal en tu vida :-)
Y vosotros ¿Utilizaríais este color para decorar algún rincón de vuestras casas? Me encantaría conocer vuestra opinión…
Si las obras ya son estresantes de por sí, que se lo pregunten a mis clientes :-), imaginad cuando haces la propia obra de tu casa a contra reloj y embarazada. Esta reforma integral de una vivienda de los años 70, duró algo más de cuatro meses, justo cuando la interiorista y paisajista María Salazar, estaba a término del embarazo de su tercer hijo.
La casa era perfecta para la gran familia, los padres, tres hijos y una mascota. Suficientemente grande pero también con la típica estética compartimentada que se llevaba entonces, muchas habitaciones y pequeñas. Decidieron tirar varios tabiques para abrir y ampliar los espacios.
El recibidor y el salón están unidos a través de un gran vano sin puerta. Como protagonista de la entrada, una espectacular pieza preside el espacio, una cómoda antigua austriaca con marquetería. A María le gusta conectar visualmente las estancias, de ello se encargan las coloridas alfombras por ejemplo, o el truco de pintar el techo del mismo color que la chimenea. Dice que frecuentemente los techos son los grandes olvidados, por lo que es uno de los elementos a los que María les da una gran importancia. Fijaos cómo resalta la maravillosa lámpara bajo ese techo negro ¿verdad que no se vería igual si este fuera blanco? La espectacular luminaria pertenecía a la familia su marido y ya desde novios la tenía fichada, sabía que algún día tendría que ser suya, se ve que lo consiguió.
El sofá es diseño de la interiorista y los cojines son de Kenza & Co., María prefirió elegir la pieza más grande en liso porque siempre es más fácil jugar con los cojines y si te cansas, tan sólo hay que cambiar las fundas. He de decir que no conocía esta marca de productos naturales de Marruecos me ha encantado (alfombras, cojines, marroquinería… todo). Os dejo el link por si queréis echar un ojo. La alfombra que bien podría ser también de algún país exótico por su colorido, es del estudio de María Salazar.
El plus de la casa está en la terraza que asoma al jardín, un espacio donde contemplar la naturaleza y del que antes carecían. En él encontraron dos antiguas tumbonas de bambú que por supuesto se quedaron (¡ainns! cuántas maravillas desecha la gente sin saberlo), ahora se han convertido en su lugar para el relax. Junto a ellas para adornar, unas bandejas de fibra de Deco & Living (una de mis tiendas favoritas).
El comedor es otro espacio que me encanta, elegante, sobrio y sencillo a la vez. Tanto la mesa como las sillas son de Hanbel. La cocina se rige también por ese mismo concepto, el cocinillas de la familia es él, y quería algo sencillo y funcional. Se decantaron por encimeras de granito negro con muebles acabados en madera que dan calidez. Los complementos son una vez más de Deco & Living. En la cocina se añadió un comedor de diario, donde incluyó una colección de figuritas de sus hijos para personalizar el espacio. Las originales lámparas pertenecían al hotel de su abuelo que cuando se puso en venta, todas las piezas se repartieron entre los familiares.
El baño está integrado en el dormitorio principal y revestido con un precioso porcelánico que imita al mármol calacatta. Para el dormitorio en sí, se han elegido colores relajantes en tonos pastel, con telas lisas y algo de contraste, como las rayas en los cojines. Las alfombras a los pies de la cama son de La Casita de Margaux y el cesto de la ropa sucia, de nuevo de Deco & Living.
El dormitorio infantil está pensado para fomentar la creatividad, en él duermen los dos más pequeños de la casa. La cuna fue comprada por la abuela para su primera nieta, desde entonces ha pasado entre hermanos y primos.
El segundo baño diría que es sólo apto para valientes, soy de las que me gusta la mezcla de materiales y el uso de papel pintado para crear carácter en un espacio y ese efecto «WoW» que tanto busco, pero en este caso no me acaba de convencer, creo que tantos patrones distintos juntos acaban por no poner el foco en ninguno de ellos, para mí es demasiado caos. Pero ya se sabe que sobre gustos los colores y excepto por este espacio, al resto de la vivienda le pongo un sobresaliente.