Casa JMA de Febrero Studio

¡Hola primavera! Aunque no hayamos tenido un invierno muy frío, el simple hecho de que comiencen mis dos estaciones favoritas, hace que me venga arriba. De ahí que esté pensando ya en exteriores, jardines, piscinas… todos estos espacios que en breve empezaremos a disfrutar y de ahí también, que hoy os lleve a ver una vivienda en Marbella.

Se trata de una antigua construcción a la que Febrero Studio devolvió a la vida conservando tan solo la estructura original y realizando una ampliación de obra nueva. Un total de 300 metros cuadrados más un pabellón de invitados, concebidos para el descanso y disfrute de sus propietarios.

Lo que se buscaba en esta reforma eran espacios abiertos y calmados, pensados para disfrutar tanto del interior como exterior los 365 días del año. La casa está dividida en dos zonas, en su parte izquierda encontramos la cocina abierta al salón con salida al jardín y un gran porche, mientras que la derecha, se reserva para la zona de descanso y los baños. También desde los dormitorios se puede disfrutar de las vistas de la piscina, el jardín y la naturaleza de la que se rodea la casa.

Para destacar el concepto «slow living» se ha utilizado la madera como elemento principal, así, podemos verla tanto en los marcos de las ventanas, como la carpintería integral de la cocina, las contraventanas exteriores e incluso en la pérgola del jardín (utilizando este mismo material en interior y exterior, nos da sensación de continuidad). La madera se ha combinado a su vez, con otros elementos naturales como estructuras de hierro en color negro, suelos de piedra caliza, textiles de lino. etc.

Esta sensación de calma se ve acentuada por la utilización de tonos neutros en la vivienda, colores tierra, grises, beige… todo ello arropado por la vegetación exterior, además de un selecto minimalismo con una decoración que se ciñe a pocos elementos, pero de calidad.

Deciros que el post de hoy ha salido de milagro, que es más escueto que otros, que mi cabeza está en otro sitio. Dos visitas tengo hoy al chalet y la primera ya me ha hecho una oferta, vamos a esperar a la de esta tarde y ojalá pueda irme al pueblo de vacaciones pensando en la losa que me quito de encima. No me malinterpretéis, me dará pena dejar esta bonita casa en la que llevo viviendo 20 años, pero me iré con ilusión, sabiendo que lo que viene será mejor y, sobre todo, que conseguiré una calidad de vida de la que ahora carezco. La vida son etapas y esta a llegado a su fin.

La semana que viene no estaré por aquí, tampoco creo que estéis vosotros. Como digo siempre, en vacaciones toca disfrutar y desconectar. Así que ¡Feliz Semana Santa!

Imágenes: German Sáiz para Febrero Studio

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Flechazo, las vigas y la escalera…

Encontrar una casa donde te gusten todos sus espacios es realmente difícil, a no ser que la hayas diseñado tú mismo. Y aunque siempre suele haber algo que queremos cambiar, los flechazos existen. Esto me ha pasado con la casa que os traigo hoy, no toda ella me convence, pero las vigas metálicas verdes azuladas y la escalera del mismo color, eran motivo para compartir :-) Pocas veces veo ideas tan originales, fáciles de ejecutar y que tengan tanto impacto visual. A ver qué opináis vosotros.

Esta vivienda viene de ser el almacén de un empresario local especializado en la extracción de madera, después pasó a taller mecánico, para posteriormente convertirse en garaje. Se encuentra en Barcelona y la arquitecta Judit Falgueras junto a la empresa de ingeniería Dimark Estructuras, se encargaron de darle una nueva vida sesenta años después de su construcción.

Fue necesario crear una nueva estructura metálica como forjado para el primer piso, así como la rehabilitación total de la cubierta. Para la fachada de la planta superior, se utilizó un bonito entramado de madera. Las vigas interiores, que estaban en buen estado y habían sido colocadas por el primer constructor con madera local, se reutilizaron para el techo y la madera de la antigua estructura dio paso a distintos muebles como la estantería, la mesa de comedor o el mueble del baño.

En cuanto a la distribución, la planta baja es una zona diáfana y abierta donde conviven salón, comedor y cocina, con transición directa al patio trasero. También encontramos una despensa y un baño. En la primera planta hallamos un distribuidor con una gran mesa central de estudio y zona de almacenaje, tres dormitorios (el principal con una galería) y otro baño.

Desde la entrada podemos ver el mismo tipo de suelo para toda la planta baja, el microcemento, un revestimiento muy acorde con la historia de la vivienda. Al igual que las paredes, donde se ha mantenido la piedra y el ladrillo visto. Si algo llama la atención es la bonita escalera y las grandes vigas metálicas que atraviesan el espacio en color verde azulado, sin duda lo más original de la vivienda.

Para la cocina se utilizaron muebles metálicos en color negro que combinan a la perfección con la madera y el tono de la viguería. Una gran isla central y un solo frente de armarios bajos es suficiente para albergar todo lo necesario. Al no poner almacenaje superior, se enfatiza visualmente la altura de los techos. Para iluminar la zona de trabajo se ha recurrido a luminarias de tipo fabril, así como una tira de led empotrada en la balda que hace de separación entre la zona de azulejos y la pared (en la parte del fregadero).

El piso de arriba es sencillo y con una decoración discreta y minimalista. El protagonista sigue siendo el bonito color verde azulado de las vigas metálicas y cómo éstas, contrastan con las viejas vigas de madera recuperadas del antiguo taller.

Como os decía al principio, es raro que todo lo que hay en una vivienda sea de tu agrado cien por cien. En este caso son los baños que, particularmente, no son de mi estilo (aunque sí salvaría la antigua madera utilizada como soporte del lavabo en el baño de la planta inferior).

¿Qué es lo que más os llama la atención de esta casa? ¿El color de las vigas y la escalera, o la rehabilitación en su conjunto? Me encantaría que me lo dejaras en comentarios.

Antes

Fotografía: Joan Guillamat

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Galán Sobrini Arquitectos

Voy como «pollo sin cabeza». El viernes pasado por fin publiqué el anuncio de venta de mi chalet, a su vez fuimos a ver con las niñas el piso donde nos mudamos (ellas no lo habían visto). Estuve cogiendo medidas y ahora me paso los días intentando hacer un tetris con los muebles. Por otro lado, estamos regalando gran parte de nuestra biblioteca, ya sabéis que tenemos muchísimos libros, nuestros amigos están encantados (se los llevan por cajas), pero a mí me da cierta nostalgia. También he hecho limpia de ropa y menuda limpia, 5 bolsas han ido al contenedor de reciclaje y tengo tres montañas a la venta en Vinted con ropa prácticamente nueva, algunas prendas con etiqueta incluso. Mi marido también se ha deshecho de buena parte de la suya, a él le salieron 7 bolsas y aún tienen que hacer lo propio mis hijas. Tengo el síndrome del nido, intentando mantener todo limpio a todas horas, pero es realmente imposible con una mascota y dos adolescentes. Así es mi vida ahora y lo seguirá siendo hasta que nos mudemos, no sabéis las ganas que tengo de que llegue abril, aunque el cambio será otra locura igualmente. Pufff….

Por cierto, si alguien está pensando en mudarse a la zona norte de Madrid o quiere adquirir ropa en perfecto estado a precio de ganga, que me escriba por privado y os mando la información (por favor abstenerse los que sólo quieran cotillear, que no me sobra el tiempo). ¡Gracias! :-)

Ahora que busco pisos o casas pequeñas para coger inspiración, me sigo encontrando con casoplones preciosos que a mí me sirven de poco. Espero que os sean de utilidad a vosotros.

Esta casa está en Pozuelo, una de las zonas más caras de Madrid, tiene ni más ni menos que 300 metros cuadrados, una casita en el jardín y una parcela de 1.500 metros, ahí es nada. Los arquitectos Galán Sobrini la sometieron a una reforma integral con el fin de conseguir una vivienda abierta al jardín gracias a grandes ventanales, así como a espacios diáfanos. Le dieron gran protagonismo a la zona de día, cocina, salón y comedor están comunicados entre sí, y a su vez se abren a un gran salón de verano, aunque estas estancias también pueden cerrarse a demanda mediante grandes puertas correderas.

Desde la entrada ya se intuyen los espacios y la amplitud de la vivienda, acentuado por el blanco impoluto de las paredes. Color que predomina en toda la casa, aunque encontramos también neutros como el topo, el gris o el negro. Sólo en las habitaciones infantiles, así como en sus baños, se han permitido otras tonalidades (rosa para la niña y azul para los niños). Hablando de las habitaciones infantiles y esto es una opinión personal, no soy partidaria de utilizar camitas pequeñas ya que duran poco tiempo y la inversión a la larga es el doble, ya que habrá que cambiarlas cuando los niños crezcan. Me parece más interesante poner directamente la cama que vayan a utilizar hasta que sean mayores (ya sea cama nido, cama de 90 cm individual o litera, por ejemplo).

Los papeles pintados también tienen mucho protagonismo en esta casa, personalmente me encanta el que se ha utilizado en el baño principal, nada cansino, divertido y con un color que combina a la perfección con los complementos en negro, dorado o incluso, con el armario en gris. Me ha costado mucho buscar uno igual y el que encontrado no es del mismo color, pero sí el diseño, podéis verlo en la tienda Papeles Decorativos. Para la zona de mirador, unas clásicas rayas en tonos beige y tierras son un acierto seguro (podéis ver este casi igual en El Corte Inglés). Como también lo es el clásico tartán de la habitación infantil (he encontrado uno muy similar en Aribau Papeles Pintados).

Aunque los colores están muy definidos, no falta en ningún espacio toques cálidos como la madera, las fibras naturales, el cuero, o textiles en tonos tierra, restando de esta manera la frialdad del color blanco.

¿Qué os parece el casoplón de hoy?

Imágenes: Galán Sobrini

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Leanne Ford Interiors

Pretender que una vivienda siempre sea igual no tiene sentido, porque nuestras necesidades van cambiando con el tiempo y nuestros gustos evolucionan. Esto es lo que le ocurrió a la interiorista Leanne Ford con su casa de huéspedes en Pensilvania, en dos años pasó de ser un lugar rústico, en tonos tierra, con muebles antiguos y papeles pintados, a un lienzo en blanco.

La primera versión fue decorada para alojar a su cuñada durante un tiempo, así que buscaba algo muy acogedor para ella. Si pincháis aquí descubriréis cómo era la casa entonces. Para seros sincera, cuando la he visto, he pensado que tenía más carácter que la nueva, más alma, pero como he dicho antes las necesidades cambian y con ellas, nuestras casas.

En cuando su cuñada se mudó, Leanne realizó el cambio. Se trataba de simplificar y convertir este espacio en su estudio manteniendo a su vez, la función de casa de huéspedes. Para ello realizó ciertos cambios que, aun no siendo muy significativos, dieron un aspecto completamente distinto a la vivienda.

Lo primero que hizo fue abrir el espacio en la planta inferior. Donde antes había una habitación ahora hay dos sofás realizados con colchonetas apiladas, de tal manera que si se queda alguien a dormir hay capacidad hasta para cuatro personas. Las fundas de los colchones son de Crate & Barrel. También se deshizo de las baldas de la cocina ya que, siendo ahora un estudio, no necesitaba tanta capacidad de almacenaje en ese espacio.

Todo avance tiene renuncias, a veces difíciles de gestionar. Una de ellas fue decir adiós al papel pintado, e incluso a los colores tierra (que se mantuvieron en algunas zonas exteriores para no eliminarlos del todo). La suerte es que había muchas piezas antiguas que seguían encajado como sillas, taburetes, el sofá, las lámparas o los cuadros. Tener un gusto muy definido en este caso, jugaba a su favor, ya que todas sus adquisiciones en cuanto a mobiliario siguen una misma línea y aunque haya cambios, siempre hay lugar para volver a recolocar esas piezas o incluso almacenarlas para futuros proyectos.

Para unificar todo el conjunto, la interiorista pintó las paredes, el techo y las molduras en Blanco Natural de la firma Behr, dándole ligereza al espacio. Para vestir el suelo de las escaleras se le ocurrió comprar alfombras de sisal y graparlas al suelo, una forma original y más económica que hacer una moqueta a medida.

En este nuevo espacio carente de color, lo que llama la atención es el mobiliario, las texturas y la creación de rincones cuanto menos singulares. Me encanta la mesa camilla con la silla tipo Thonet del dormitorio principal, o el espacio bajo la escalera donde la interiorista ha creado un lugar de refugio que simula una pequeña casita, para su hija. También el precioso lavabo de pedestal negro del cuarto de baño, es de Noodco, y cómo se han revestido las paredes tapando el azulejo con un micro cemento de Surecrete Design que le otorga textura. El comedor es otra de mis zonas favoritas, mesa y sillas de Eneby Home, así como el banco tapizado con tela Bouclé de la entrada, de Crate & Barrel.

En definitiva, estamos ante un manto blanco donde la interiorista ha conseguido un espacio sereno y calmado, un lugar idóneo para crear.

Fotografía: Erin Ash kelly para: Domino Mgz

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Estee Design

Creo que me va a costar escribir este post. Vengo de firmar las arras para la compra de un piso, mi vida está a punto de dar un cambio radical. Tengo sentimientos encontrados, porque llevo 20 años es mi casa actual, estoy nerviosa y sé que voy a pasar un par de meses frenéticos, pero no cabe duda de que la ilusión está ahí.

Cuando comenté a principios de este año que quería simpleza, minimalismo y calma mental, hablaba muy enserio. Nos vamos de un chalet de 270 metros cuadrados a un piso de 120 metros. Aún no tengo claro qué voy a hacer con todo lo que tengo, obviamente en el piso no cabe (venderemos, donaremos, llevaremos al pueblo y tiraremos al punto limpio las cosas que nunca usamos). Queda mucho curro por delante, pero es un trabajo ilusionante. Si me lo permitís, os iré contando por aquí y por Instagram, nuestras batallitas.

Voy a intentar ir al grano con la casa que os traigo hoy, aunque siendo realistas estoy un poco dispersa :-)

Se trata de una vivienda proyectada por ESTEE DESIGN donde vive una familia de cinco miembros. Nada más entrar, vemos cómo una bonita escalera circular, divide los espacios. En uno de los lados, encontramos un salón formal con las paredes paneladas y pintadas de blanco (tonalidad que se repite por todas las estancias menos aquellas, que han sido empapeladas). A continuación, otro salón más informal con chimenea de mármol es el lugar donde se reúne la familia y al que han añadido, una zona de despacho aprovechando una columna. Además del escritorio, se ha proyectado hasta la pared una zona de almacenaje con multitud de cajones. Una maravillosa silla Tulip, remata este espacio.

El juego de las otras tres sillas, sirven para cerrar la zona de comedor. Éste, es un diseño hecho de obra, un banco lacado en blanco con gavetas inferiores y colchonetas azul clarito, se combinan con las sillas, una mesa ovalada de palillería y una preciosa lámpara dorada que le da el toque «chic». Me encanta esta combinación de blanco, azul pálido y dorado, es serena, fresca y elegante a la vez.

Seguimos con la cocina, que se encuentra al otro lado de la escalera junto con la zona de comer. La paleta de color sigue siendo la misma, armarios inferiores en un azul grisáceo que conectan a la perfección con el salpicadero cerámico en espiga en tonos blancos y grises. Los muebles superiores se han dejado en blanco dando más ligereza visual al espacio.

En el piso de arriba encontramos las zonas privadas. El dormitorio principal, de estilo contemporáneo, está decorado con muebles y textiles neutros que transmiten mucha paz, además, se realizó un gran armario con puertas de espejo que refleja la luz de la habitación. Las paredes fueron empapeladas con un bonito papel en tonos grises y blancos. Siguiendo con la gama cromática, en el baño se apostó por azulejos en color azul grisáceo combinados con un suelo de diseño hexagonal.

Y pasamos al dormitorio infantil, el más curioso y original de la casa. Para la pared se decantaron por papel pintado degradado, desde un blanco en el techo, pasando por un rosa palo y finalmente azul verdoso en su parte más baja, es una maravillosa forma de dar dinamismo a la pared y a la vez, al utilizar colores tan suaves, crear un ambiente perfecto para el descanso. Se ha combinado con mobiliario en los mismos tonos, así como cuadros que también van en la misma gama.

Por último, en el baño secundario un original papel pintado también es el protagonista. Se ha mezclado con azulejos azules en las partes más húmedas, suelo de mármol y aplique dorado que, una vez más, le da un toque más sofisticado. En realidad, este detalle de los dorados podemos encontrarlo en todas las estancias, son pequeñas pinceladas como luminarias, tiradores, espejos, etc. que ponen el broche final elevando la decoración de la vivienda.

Fotografía: Erik Rotter y Kim Jeffery

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De inspiración Mid-Century…

Hoy os traigo una casa peculiar, al menos en cuanto a decoración se refiere. Puede que no sea del gusto de todos pero para mí, tiene muchos detalles inspiradores. Los baños principalmente y el modo en que un espacio abierto – como la zona de salón, comedor y cocina – se separan visualmente con tabiques a media altura dejando así fluir la luz y a la vez, consiguiendo puntos de apoyo para los muebles. Es ingenioso ¿no?

Se trata de la vivienda de una pareja de alemanes en Los Ángeles, que la compró sin siquiera haberla visto. Su idea inicial era trasladarse a Manhattan (Nueva York), pero con dos niños pequeños pensaron que una ciudad como Santa Mónica podría ofrecerles una vida más pausada y disfrutar de un clima más cálido. Así fue cómo llegaron aquí, primero se mudaron a una vivienda de alquiler y después compraron de esta joya de 1957 en Pacific Palisades.

Una vez allí, les presentaron a Stephanie Hauptli, diseñadora de Haup Tlihaus, con la que conectaron enseguida. Habiendo crecido en Suiza, hablaba perfectamente alemán y el entendimiento fue más fácil, incluso en la distancia, haciendo reuniones por Zoom o enviándose fotos por WhatsApp. La diseñadora supo ver el potencial de la madera en cocina y baños, algo que la propietaria no quería cambiar, es más, los armarios de la cocina son los originales. En lo que sí hubo cambio fue en las encimeras, en lugar de las tradicionales se optó por azulejos de la firma Zellige. Son realizados en Marruecos de forma artesanal, cada pieza es única ya que están hechas a mano, una a una. Tal y como lo veo yo, probablemente no sería la opción más limpia para una cocina o unos baños ya que, al no ser una superficie continua, la suciedad es más difícil de quitar. Lo que es indiscutible es su belleza y la forma que tienen de transmitir que, aún siendo nuevos, parece que siempre hubieran estado allí. Estos azulejos han sido mi flechazo de hoy.

Otro de mis flechazos, es la manera en que la diseñadora combinó los bonitos azulejos con papel pintado. El vegetal de la cocina, de Arjumand´s World, no me acaba de convencer, pienso que le hubiera quedado mejor algo más sutil y luminoso, para compensar el peso de la madera. Sin embargo, la combinación de los baños me parece que queda espectacular. El que más me gusta, el azul verdoso de pequeñas hojas que es de Sandberg Wallpaper.

El suelo también requirió de su intervención. Había que unificar los cinco materiales distintos que había inicialmente en la casa. Se optó por poner en toda su superficie baldosas en bruto de terracota de Mission Tile West, aquí sí, muy fáciles de mantener y limpiar.

Y algo que llama mucho la atención, es el sofá rosa que la diseñadora hizo a medida para la propietaria. Quería una pieza inspirada en los 60, divertida y fresca, de ahí el color y sus faldas. Esta inspiración concuerda perfectamente con el resto de elementos de sello Mid-Century que podemos ver distribuidos por la casa, como la silla infantil del escritorio de DWR de los Eames, los apliques del baño también de DWR para Artemide o la lámpara Nelson Bubble sobre la mesa del office diseño de 1952, entre otros.

Por último, aunque no menos importante, tiene el atractivo de su patio trasero con unas maravillosas vistas al campo donde la propietaria, ya tiene en mente construir una piscina. Se la ha encargado al marido arquitecto de la diseñadora.

¿Sería un lugar donde podríais vivir o la decoración os parece algo cargada? Me encantaría saber qué opinión os merece esta vivienda, os espero en comentarios.

Imágenes: Madeline Tolle / para Domino Magazine

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Una pared de libros…

Esta es la casa que quise traer al blog la semana pasada, totalmente conquistada por esa pared de libros. La realidad es que no todo de ella me gusta (la cocina, por ejemplo, no es mi estilo), pero no podía dejar pasar la ocasión de mostrar esa librería de suelo a techo. Ahora hay una tendencia tan minimalista que, aunque particularmente me de paz, veo cómo van desapareciendo elementos que a mi juicio, transforman una casa en hogar. Hablo de los libros, claro. ¿Dónde los esconde la gente? ¿Es que no tienen libros en casa? Si alguna vez me mudo de este chalet, mi intención es hacerlo este año, una de mis grandes preocupaciones es precisamente dónde meteríamos tanto libro.

Casualmente, como el post anterior donde los libros eran protagonistas y el propietario escritor, esta vivienda también se construyó para un artista e historiador de la arquitectura. Me hace pensar que exponer tus objetos (sean libros, fotografía, pintura, escultura, etc.) va inherente a este tipo de personas creativas, entre las cuales me incluyo.

El gran bloque de hormigón, acero y madera se construyó en el patio trasero de una propiedad de los años 40. Ambas edificaciones coexisten de tal manera que la original, que da a una calle transitada y comercial en Austin (Texas), conserva la estética histórica de vecindario y en su parte trasera, se erige la nueva vivienda más contemporánea haciendo referencia al contexto más urbano donde se encuentra.

Se construyó con bloques de cemento y para el techo se optó por madera de abeto Douglas, madera sin tratar que en sus inicios es blanquecina, pero con el paso del tiempo, va cogiendo una tonalidad amarillenta e incluso rojiza. Como veis, tanto los sistemas de electricidad, fontanería, refrigeración, etc. se dejaron vistos, de tal manera que su mantenimiento fuera más fácil, así como su colocación. También pensando en un futuro para posibles cambios de ubicación.

La vivienda de concepto abierto cuenta con una gran sala que comparte la zona de estar y el comedor con la cocina. Aquí es donde encontramos la gran librería de dos alturas que contiene una extensa colección de libros de arte y arquitectura. En la planta baja también se añadió un espacio más privado para almacenaje, lavandería y un baño. Arriba, se sitúa el dormitorio principal en suite con una bañera exenta de patas, que permite darse un baño mientras disfrutas de las vistas al jardín. Si os fijáis la estructura revestida con espejo junto a la cama, tiene una puerta, me queda la duda si esta es para ocultar la zona de inodoro del baño o si se trata de un «walk in closet». En cualquiera de los dos casos, me parece un acierto y aunque no me llama mucho la atención las paredes cubiertas con espejo, en esta ocasión, la librería se refleja creando el efecto óptico de que se duplica y la cama, parece que estuviera rodeada de libros. Además, tiene el poder de multiplicar la luz natural y que donde sólo hay una ventana, parezca que hubiera dos.

El almacenaje de libros y CD´s se aprovecha en el altillo por las dos caras, de tal manera que tienes acceso a ellos desde la escalera y también al subir al dormitorio.

Siendo honesta, no sería una opción de vivienda para mí, seguramente tampoco para la mayoría de vosotros, pero es indiscutible que esa pared de libros enamora a primera vista. Me encantaría saber vuestra opinión al respecto.

Fotografía: Leonid Furmansky / Arquitectura: Murray Legge

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RQHstudio

Cuántas veces hemos pensado que podríamos llevar a cabo la decoración de nuestra casa por nuestra cuenta para después, descubrir que nos quedamos por el camino, que las cosas no salen como queremos o que las ideas no nos terminan de encajar. Entonces es cuando, aún teniendo una casa habitable, siempre parece que nos falta un pasito más, algo que la convierta en hogar.

Eso mismo fue lo que les ocurrió a esta pareja de Logroño. Adquirieron un piso de unos 100 metros cuadrados en el centro de la ciudad al que le dieron un primer lavado de cara por su cuenta, pero al tiempo se percataron de que necesitaban la mano de un profesional para sacar todo el potencial y la personalidad que tenía. Para ello confiaron en Rober Quiñones-Her, del estudio de interiorismo RQH.

El interiorista encontró una casa donde predominaba el blanco en sus paredes, tenía un precioso suelo de roble de lamas anchas y una luz que lo inundaba todo (al estar en un sexto piso, sobre todo el salón y el dormitorio, disfrutaban de mucha luz natural), todas estas características hacían de esta vivienda un buen punto de partida para empezar a darle una nueva imagen. Necesitaban buscar el equilibrio entre los muebles que ya tenían los propietarios y otros nuevos de corte moderno, como así lo solicitaron ellos.

La carpintería también era un aspecto muy importante, la casa carecía de puertas, ya que no habían encontrado ninguna que se ajustara a sus gustos, sin embargo, ahora tras el paso de estudio RQH, es una de las cosas que más les gusta. Se hizo un estudio completo de iluminación, aprovechando los altos techos para añadir lámparas colgantes decorativas y otros puntos de luz estratégicamente colocados con lámparas de pie y de sobremesa. Ah! Sin olvidar el uso del color, gracias al lienzo en blanco como protagonista y al atrevimiento de los propietarios, se permitieron la licencia de incorporar elementos con toques de color, azules, rosas, mostazas, e incluso los verdes de las plantas, conviven a la perfección.

La entrada ya es una declaración de intenciones. En la puerta, realizada a medida por el estudio, ya se puede ver el tipo de carpintería que encontraremos en el interior. Se ha creado un armario bajo con una pequeña alacena que no ocupa mucho espacio visual ya que no llega hasta el techo y junto a él, se le ha dado textura y movimiento a la pared con un panelado realizado a base de arcilla (es una pieza del estudio de interiorismo). También sorprende la pequeña escultura de hierro que luce al otro lado del armario, la realizaron los propietarios.

Del recibidor se accede directamente al salón y aprovecha su luz natural. Lo primero que encontramos es el comedor, donde se han mezclado los muebles e iluminación nueva de esta zona, con el aparador que apoya contra la pared ya existente en la casa. También aquí, el estudio de interiorismo ha creado otra pieza exprofeso para los clientes. Sobre el aparador luce un gran tablero de madera revestido con papel pintado. Una solución que servía por un lado como elemento decorativo y por otro, era una manera de disimular la curvatura de dicha pared donde les era imposible colgar nada. Junto al segundo ventanal, se encuentra la zona de estar. De nuevo las paredes se llenan de detalles, revestimientos como las molduras o el diseño de palillería, las realzan y les aportan elegancia y dinamismo.

Uno de mis elementos favoritos de esta vivienda, quizás por la que hoy está en el blog, es la puerta de la cocina. Como ya os he contado en varias ocasiones, estoy algo cansada de los cerramientos en negro y cristal, éste con la perfilería metálica en color champán me parece todo un acierto (una tonalidad atemporal y de la que difícilmente te cansas). Si os fijáis está hecha con el mismo diseño que el resto de las puertas.

Los muebles de la cocina ya estaban en la casa, son en blanco neutro por lo que resultaban fácilmente combinables. La madera era la opción perfecta para darle un toque de calidez.

Finalmente llegamos al dormitorio principal. Se conservaron los armarios empotrados a los que simplemente se les cambiaron los tiradores. La cama y el cabecero ya lo tenían los propietarios, así que el interiorista decidió introducir más color a la estancia con la cómoda, las mesillas y algunos textiles. Particularmente me encanta el rincón donde se ha colocado una descalzadora con un espejo dorado sobre ella.

Del baño se conservó casi todo, sólo se cambió el armario por uno suspendido y de diseño minimalista, la grifería y el espejo, pero todo muy sencillo y atemporal.

Como veis, aunque muchas de las cosas ya las tenían los clientes, en la mayoría de los casos es un acierto total contactar un profesional para conseguir resultados como este y transformar una vivienda en hogar. ¿Qué os parece esta casa? ¿No es una maravilla?

Imágenes: rqhstudio

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Jai Alfama

Parece que esta semana no me centro en lo que debería. Por aquí los adornos de Navidad brillan por su ausencia y es que sigo con el dilema del año pasado, con un cachorro que aún hace de las suyas, no me veo poniendo el árbol. Por otro lado, la mitad del tiempo lo pasamos en Madrid y la otra mitad en el pueblo, así que tampoco tengo claro qué casa decorar. La verdad es que se me hace todo un poco bola. Y ya de los regalos ni hablamos, terminaré por comprarlos a toda prisa la última semana, como siempre. Es que no tengo remedio.

Mientras tanto, no paran de aparecerme bellísimas casas en Portugal. Prometo que no las voy buscando, que entre todo el contenido que veo para publicar cosas que me gustan a mí y que también os puedan gustar a vosotros, ¡ahí están!, llamando mi atención sin ni siquiera saber su localización, después cuando veo dónde me llevan, pienso que eso debe ser algún tipo de señal. Y es que existen lugares donde sin saber por qué, conectas de una manera especial.

Si os encanta la casa que vais a ver tanto como a mí, que sepáis que está a la venta en Fantastic Frank por la módica cantidad de 3,4 millones de euros y aunque os parezca una locura de precio, quizás cambiéis de opinión al ver todo su encanto. Soy consciente de que pocos bolsillos aguantan estos precios, pero ¿y si os toca la lotería o el euro millón? quizás es para pensárselo :-)

El valor de esta vivienda tiene su porqué. Se encuentra en Alfama, el barrio con más historia de Lisboa, en un singular edificio del Siglo XVII. Entre sus cualidades más destacadas están sus frescos originales, así como también azulejos de la época, sus altísimos techos y unas privilegiadas vistas que, por un lado, desde los salones, dan al río Tajo y por el otro lado de la vivienda, a la Plaza de la Torre de Sao Pedro, presidida por su enorme naranjo.

Este edificio, al que se le ha llamado Jai Alfama, fue sabiamente rehabilitado conservado todos los elementos históricos del mismo, mientras se combinaban con otros más modernos. Así, las vigas de madera, los azulejos de cerámica y los frescos del siglo XVII, conviven con una moderna escalera hecha a mano en madera y metal, de igual modo, se optó por un estuco para revestir las paredes y un roble francés para vestir el suelo, dando sensación de confort.

También en el mobiliario podemos apreciar una sabia mezcla de estilos desde lo más clásico, pasando por el arte moderno, piezas contemporáneas, mobiliario vintage e incluso clásicos del diseño. Uno de los espacios donde más se puede ver este mix, es en la habitación infantil. Quizás algunos penséis que es algo recargada, a mí me parece maravilloso que un niño pueda tener un espacio tan amplio con distintos rincones que le ofrezcan diferentes estímulos, ¡menudo privilegio para un peque tener un columpio y un piano en su habitación! entre otras cosas.

Mención aparte, merece la suite principal, un dormitorio austero que culmina con un baño digno de Reyes. Ducha de mármol y pared revestida de espejo (al igual que todos los armarios cuyas puertas también son de espejo de manera que reflejan la luz y amplían el espacio), en el centro, una espectacular bañera exenta, griferías doradas que dan un toque sofisticado y la guinda del pastel, el gran Dogo negro que posa majestuoso junto a la bañera. Hasta la elegancia de esta raza de perro, parece escogida ex profeso para esta preciosa casa del Siglo XVII. ¿No creéis?

Imágenes: Francisco Nogueira

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Cuestión de orientación…

Viendo la primera imagen, quién diría lo que esconde esta casa en su parte trasera. Como veis se trata de una construcción tradicional, su parte delantera se compone de pequeños habitáculos, techos altos y detalles ornamentales propios de la época. Pero a su vez, tenía un potencial enorme, un gran patio trasero que permitió crear un anexo que, literalmente se funde con el jardín. El proyecto es obra del estudio de arquitectura Bent Architecture y se encuentra a unos 5km de Melbourne, Australia.

En todos sus proyectos intentan orientar las viviendas hacia el norte, extendiéndolas de manera longitudinal de este a oeste, de esta manera aprovechan el calor del sol en invierno (calefacción pasiva) y la brisa en verano. El patio que nos ocupa, sin embargo está orientado al este, lo que quiere decir que la casa disfruta de mucha luz y aunque en invierno el calorcito está asegurado, la desventaja es que en verano también.

Además de la importancia de la orientación, necesitaban privacidad. Sus vecinos estaban demasiado cerca, pero no querían restar luz ni sol al jardín. Para ello añadieron vegetación estratégicamente colocada, mediante arbustos, enredaderas y algunos árboles se consiguió dicha privacidad y junto con los grandes ventanales acristalados, se creó un espacio donde es difícil discernir si estás en el interior o en el exterior de la vivienda.

Si os fijáis también, para conectar la parte más antigua y oscura con la nueva y luminosa, se ha creado un gran tragaluz en el techo de la parte central de la casa que lleva la luz natural a todos esos rincones más lúgubres de la vivienda.

La viguería ya existía, dándole carácter histórico en la zona más antigua, mientras que, en la nueva estas vigas se perciben como elementos modernos y por supuesto en toda la vivienda, la madera aporta calidez y riqueza natural a los espacios. Por otro lado, los colores más apagados como los grises, los verdes oscuros o los negros, compensan el colorido jardín.

Como bien resumen los arquitectos, lo ideal en cualquier hogar es maximizar sus virtudes y minimizar sus defectos. Esta casa no contaba con la mejor orientación posible, además de tener una vivienda de dos plantas en su parte trasera que les restaba mucha intimidad. Por ello había que reorientar los espacios hacia el sol, esconderse de miradas indiscretas y crear un espacio abierto donde los propietarios pudieran sentir la naturaleza a sus pies. Creo que el reto está más que conseguido ¿no os parece?

Imágenes: Tatjana Plitt para Bent Architecture 

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