Vivienda y oficina, dos en uno…

Ya estamos instalados en el pueblo, aunque quizás la palabra instalados no sea la más indicada. Creo que os comenté que mi marido también ha empezado a trabajar como autónomo, pues no sabéis la que me tiene montada en casa. En la planta baja teníamos una habitación que hasta ahora servía para invitados y para qué engañarnos, albergaba todo tipo de cosas (ropa de deporte, las cosas de la piscina, una estantería con libros, una cómoda con ropa de cama, todo muy «random» como dirían mis hijas). Lo único original que ha quedado es la cama. Trajimos un escritorio de Madrid en el que no se encuentra cómodo, así que le ha robado el de las niñas; trajimos una butaca de despacho y tampoco se encuentra cómodo, así que ha cogido una silla del salón; la cómoda donde guardaba las sábanas – que ya no cabe en la habitación – ha ido a parar a un dormitorio de la planta de arriba (problema, la cama nido es azul y blanca y la cómoda, de un verde que se me saltan los ojos al ver la mezcla, hay que pintar sí o sí).

Tengo un pedido en marcha en Amazon (por aquello que sea lo más rápido posible), con fundas nórdicas nuevas, lámparas para las mesillas de noche, cera para pintura chalk paint (de momento me queda pintura), meteré algo de decoración para la pared (aunque eso me lo tome con más calma) y me faltaría pedir una lijadora, porque la mía me la he dejado en Madrid. En fin, que hay un millón de cosas más importantes que hacer en esta casa, pero aquí el señor de barbas ha decidido que cambie mis prioridades. Os prometo que los ojos me hacen chiribitas cuando veo tal despropósito de muebles cada uno de su padre y de su madre. Ahora, él está feliz con su rinconcito, eso, vaya por delante.

De ahí que hoy os traiga una casa que, a pesar de su tamaño, fue creada con el fin de dar servicio para vivienda y oficina a la vez. Es un bajo de 40 metros cuadrados en Barcelona, con patio y de nueva construcción, la finca recibió el premio FAD de Arquitectura 2022, obra del estudio Arquitectura-G. De  la ejecución e interiorismo del apartamento se encargó Batte Interioristas.

Los altos techos permitieron construir un altillo para casi, duplicar el espacio. Los grandes ventanales ayudan también a otorgar de mucha luz al espacio, así como la paleta cromática elegida en tonos neutros. Era importante conseguir tanto la sensación de confort para el propietario que la adquiriese, como que, en un momento dado, pudiera ser viable para trabajar y crear una imagen de confianza o incluso poder exponer en caso de artistas. En esta paleta de neutros tanto en paredes, suelos, textiles, etc. el gran contraste lo ponen las plantas y algunas piezas en madera más oscura que caldean el ambiente.

En un espacio limitado, la opción más acertada son los muebles a medida. En esta casa, como no podía ser de otra manera, tanto la cocina, como el gran armario con espejo que va de suelo a techo, están hechos por un carpintero local. El suelo de microcemento, del mismo tono de paredes, techo y mobiliario, también favorece la amplitud visual, además de ser un revestimiento muy práctico para su limpieza.

El salón es un espacio casi diáfano, donde dos estantes de madera a poca altura con nombre tailor-made de Batte Interioristas, luce un gran cuadro de Chidy Wayne, el protagonista indiscutible del espacio. Frente a él, sofá también de Batte enmarcado por una alfombra de Zara Home y la mítica lámpara Cesta de Miguel Milá para Santa y Cole.

En la parte de arriba, otro armario y librería a medida, completan el espacio de almacenaje. Le acompañan la butaca modelo Soriana de Cassina en color piedra junto al reposapiés y a la clásica mesa auxiliar de Kartell.

El dormitorio es sencillo también, lo mejor son las vistas al patio. Los neutros siguen siendo la tonalidad predominante y sólo un olivo a las puertas del exterior, interrumpen las vistas con algo de verde. Todo un remanso de paz.

¿Qué os parece este apartamento de 40 metros? Yo no sé si para trabajar, al menos no pondría más que un portátil para no estropear tanta calma, a mí me invita más al relax.

Imágenes: María Pujol para AD

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En la Sierra de Tramontana

Es curioso, todos los inviernos me quejo y espero con ansia la llegada del verano, siempre fue mi estación favorita porque no soporto el frío. Ahora resulta que tampoco el calor, o al menos este que estamos sufriendo. Mareos, bajadas de tensión, tardes perdidas porque mi cuerpo no puede moverse,… Por la mañana me levanto activa, a pesar de lo mal que duermo, me doy una buena caminata por el campo de dos horas con la perrita, pero llego a casa, me ducho, me siento en el ordenador y mi batería ya está al 10%, eso para lo que queda de día.

Mañana comienzan mis vacaciones, aunque seguiré por aquí de alguna manera u otra. Este fin de semana nos vamos a Cantabria con unos amigos (estoy deseando bañarme en el mar con la perrita, espero que las olas no le asusten), a partir del lunes, al pueblo y a finales de agosto, a Portugal. Pensaréis que son muchas vacaciones, pero hay trampa, ahora pasamos a ser dos autónomos en casa (mi marido se viene al lado del mal ;-), lo cual me asusta un poco), lo que quiere decir que da igual dónde estemos, hay que seguir trabajando ya sea en el pueblo o en Portugal pero ¿verdad que no se ve de la mima manera? y sobre todo, dejaremos de achicharrarnos.

Hoy nos vamos a un sitio paradisiaco, donde hasta ahora no era una zona especialmente calurosa, aunque me dicen mis amigos que viven allí que este año lo están pasando muy mal, a las altas temperaturas se le junta la humedad haciendo que la sensación sea de más calor aún. Me refiero a Mallorca, a la sierra de Tramontana.

La belleza de esta vivienda radica en que parece que lleva toda la vida ahí y, sin embargo, es de nueva construcción. Nada como cuando un arquitecto decide respetar el lenguaje del entorno y construir en consonancia a él. Esto es lo que hizo Bernardo Oliver Jaume de BO-ARQ. que decidió levantar esta vivienda como fiel reflejo de las antiguas masías mallorquinas. Dado que se sitúa en una zona protegida, la vivienda debía tener las características que aquellas que ya estaban allí. Se utilizaron las mismas soluciones arquitectónicas y materiales con los que se construyeron los antiguas viviendas de la isla.

En el interior se utilizaron elementos locales, pero muchos de ellos son de nueva factura, como las vigas de abeto a las que se les dio un tinte oscuro para que parecieran más antiguas. Y en cuanto a la decoración, si bien podríamos hablar de una vivienda rústica, ciertos elementos le dan un toque contemporáneo que impactan muy positivamente, como las obras de arte (motivo por el cuál he sacado esta casa en el blog).

Ya desde la entrada se intuye lo que veremos después. La puerta es original, recuperada de una casa de Pollença, abre a un gran espacio donde resalta un gran cuadro de Castellanos. Salón y comedor se suceden en espacios continuos, con una decoración campestre, tejidos naturales, lino en las cortinas y sofás blancos de Isabel López Quesada, objetos de artesanía, lámparas de cerámica marroquí, etc.

Entre el salón y el comedor, se encuentra la pared más impactante (a mi parecer). Dos espectaculares fotografías, que por desgracia no sé de quién son, se apoyan sobre un fondo pintado con estarcido por María Trimbell  y justo bajo el marco, en el paso al comedor, una franja de cantos rodados en el suelo rompe con el pavimiento de piedra de Binissalem.

En el comedor, de claro estilo nórdico, encontramos la famosa Y-Chair de Carl Hansen& Son y la mítica lámpara Artichoke, editada por Louis Poulsen. Tras el comedor, encontramos la cocina, con office e isla. Tanto las encimeras como el suelo son de piedra de Binissalem y de nuevo la pared, está pintada con rayas horizontales por la artista María Trimbell.

El dormitorio principal cuenta con vestidor. Éste, amueblado con puertas de celosía en un lado y baldas enfrente, de nuevo encontramos un mural en la pared de la misma artista. En la zona de descanso el suelo ya no es de piedra sino de un confortable roble envejecido. Se ha elegido una paleta de colores pastel y telas de Quesada, que crean un ambiente muy confortable.

Por supuesto no podía faltar un bonito exterior donde disfrutar de las vistas. Las butacas de ratán, de Janer Decoración, están vestidas con los clásicos cojines de tela de lenguas mallorquinas. La piscina en forma de «L» está pavimentada con piedra de marés y es el complemento perfecto junto al comedor exterior, para pasar largas horas de verano en el bonito jardín.

Imágenes: Montse Garriga para Elle Decor

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Casa Lorena

Cuento los días para irme de vacaciones, ya queda menos. Me gustaría poder quedarme la semana que viene en el pueblo, pero aún me quedan cosas que hacer por aquí y es que, aunque a mí no me vaya la vida en esperar una semana más, realmente estoy sufriendo por mi perrita. Me pregunto, si yo que vivo en un pueblo a las afueras de Madrid y rodeada de campo, veo lo mal que lo pasa Titi con estos calores, ¿cómo sobreviven los pobres perros que viven en la ciudad? No quiero imaginar sus pezuñas tocando el asfalto abrasante. Ains! ¡qué pobres!

Cuando he encontrado Casa Lorena me ha transportado directamente al verano, claro que su localización también se presta a ello. El estudio de arquitectura Workshop rehabilitó esta casa centenaria en la ciudad mejicana de Mérida. Desde fuera su fachada de cuatro metros y medio, ya llama la atención gracias a su bonito color rosa pastel. Dentro, en un tetris de 125 metros cuadrados, se organiza la casa con un maravilloso jardín con piscina.

Entramos directamente al salón, donde se sigue con la paleta de color rosa en las paredes. Nos encontramos con un increíble techo de cinco metros de altura, cuyas vigas son originales de Francia de finales del S. XIX principios del S. XX. De ahí se accede directamente a la cocina a través de un gran arco. Destaca la gran isla central de cuarzo blanco que se combina con mobiliario en gris, haciendo juego con el hidráulico que discurre por todas la planta. Por favor, mirad el detalle de los dos banquitos de madera que se encuentran en una esquina de la cocina, supongo que a modo decorativo, además de preciosos le dan calidez al ambiente y pueden servir por ejemplo, como mesitas auxiliares en el salón, en un momento dado. El que no haya muebles altos, también es un acierto, permite contemplar toda la altura de la pared sin elementos visuales que interrumpan o acorten la altura del techo.

Y tras la cocina, una puerta nos da paso a un porche con un idílico comedor exterior. Madera, fibras, vegetación e incluso, una cornucopia barroca, conviven en él a la perfección. Este patio es el que divide la zona de día (salón, cocina, comedor) de la más privada (los dos dormitorios y el baño). Aquí, se han dejado las paredes originales y las han vestido con mucha vegetación, alrededor de la cual, una piscina alargada pone la guinda del pastel a esta bonita zona exterior.

La casa tiene dos dormitorios, uno de ellos está subiendo las escaleras y el otro se encuentra en la planta baja, a este se accede desde el patio y tiene su propio baño al que se le ha añadido ventilación y luz natural mediante un mini patio interior. El dormitorio también posee un oasis de relax con una pequeña zona de estar bajo una palmera. Está decorado de forma sencilla y en tonos que invitan al descanso, azules y tierras, colores que predominan también en el suelo de ambos espacios.

Casa Lorena que se encuentra en el centro de una ciudad, pero es como tener un oasis donde veranear todo el año ¿no os parece?

Imágenes: Workshop Diseño + Construcción

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Una cuadra en Formentera

Podría decirse que esta es la perfecta casa de vacaciones, es indiscutible su belleza, así como la belleza de su emplazamiento, Formentera. Pero más allá de lo puramente obvio, tiene algo tan práctico que no todas las viviendas podrían cumplir y no podrían hacerlo, porque estamos hablando de una antigua cuadra. La disposición de las originales estancias ha permitido que lo que antes eran caballerizas, ahora sean habitaciones que se abren directamente al patio y que la casa principal, quede reservada para los padres. De tal forma que cada uno tiene su privacidad y la vida común se hace fundamentalmente en el patio.

Quizás os parezca una nimiedad, pero para mí, con dos niñas adolescentes y un chalet donde veraneo, que parece el centro de reunión del pueblo, ya os digo que me encantaría una casa así, donde la gente no tuviera por qué pasar por la casa principal. A día de hoy me han debido ver en pijama la mitad de los chavales de entre diecisiete y veinte años del pueblo, porque todos pasan por mi salón sin ningún tipo de pudor para ir a las habitaciones de mis hijas, no me ha quedado más remedio que perder la vergüenza (mentira, en realidad no la he perdido, pero no me queda otra que aguantar).

Los arquitectos Nacho Alonso y Bill Wright se encargaron de la rehabilitación de la vivienda y acondicionamiento de los anexos independientes (antiguas cabrerizas) como cuartos para sus hijos e invitados. Convirtieron además, el patio central en un espacio común al aire libre donde disfrutar y compartir momentos en familia. En dicho patio se puede contemplar los gustos de la familia por lo exótico, lo rústico, lo eco y la sostenibilidad. Encontramos a modo de toldos para hacer sombra, tejido de malla empleado por los militares para camuflarse en el desierto del Sahara. Por otro lado, mobiliario exótico tanto de Indonesia, como de Bali o Sumatra, las mesas y alfombras son marroquíes,… un mix de culturas que conviven con la forma de construir típicamente de la isla, tal como los encalados de las paredes, los suelos cemento, vigas vistas o cantos rodados. Estos materiales se repiten en el interior potenciando el deseo de los propietarios de mantener el espíritu de la arquitectura local.

Dentro de la casa, se mezclan elementos exóticos y rústicos con otros más románticos, como las lámparas de lágrimas de cristal que cuelgan a cada lado de la cama, compradas por los propietarios en la Provenza francesa. Me recuerdan mucho a las que vende Leticia de Vintage&Chic (claro que también proceden del mismo lugar).

Muchos de los muebles al ser de obra, ofrecen grandes soluciones. Como en el dormitorio, a cada lado de la chimenea una estantería, pero una de ellas se prolonga de tal manera que sirve de asiento, mesilla e incluso canapé. El armario, igualmente de obra, no ha necesitado puerta, tan sólo una cortina para protegerlo del polvo.

De igual forma, la cocina se ha realizado de obra con acabado en cemento pulido y además, responde a los cánones de la arquitectura local de la isla. Con las vigas originales restauradas, se le ha dado más calidez. Cemento pulido que también se ha utilizado para realizar los muebles del baño (lavabos y encimeras) y que se mimetiza con el suelo y las paredes.

Como veis todos los materiales que se han elegido son típicamente utilizados en las construcciones de las islas. Se ha buscado ser lo más respetuoso posible con el medio ambiente y poner un toque original con muebles exóticos y chic que le dan a esta casa, otro nivel.

Definitivamente quiero vivir en una cuadra.

Fotografía: Jordi Sarrá para Elle Decor

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Manteniendo la esencia…

Según publico este post empiezo un proyecto nuevo de decoración, no me llevará demasiados días, sólo hasta mediados de la semana que viene porque ya lo tengo todo gestionado desde hace tiempo, queda ejecutar (os lo iré enseñado por Instagram). Así que cuando termina y tal y como están las temperaturas por aquí, me estoy planteando seriamente adelantar mi huida al pueblo, me muero de pena ver cómo lo está pasando de mal mi perrita, es imposible sacarla de día.

Hablando de pueblos, porque en ciudades es más típico, ¿no os ha pasado alguna vez, encontrar construcciones que desentonan completamente con el entorno? En el mío en concreto, hay una gran zona donde se han ido vendiendo parcelas y cada propietario ha hecho lo que ha querido, unos con mayor fortuna que otros. Encuentras preciosas casas que se mimetizan con los pinares de la zona y otras, que directamente parecen pegotes con cúpulas y balaustradas, una especie de «quiero y no puedo» que cuando las veo, me reafirmo en lo poco que tiene que ver el dinero con el buen gusto.

La casa que os traigo hoy es un ejemplo de buen hacer. El constructor Steven Wade y su mujer Margaret, de Wade Builders, buscaban un lugar para establecer su vivienda. Querían una casa de campo, rústica, sostenible y acorde al entorno. Encontraron una gran propiedad con un río que la atravesaba, rodeada de cultivos, amplias praderas, cerca de la playa y de su familia en Melbourne, y no se lo pensaron más.

El tema de la construcción lo tenían resuelto con su propia empresa, Wade Builders, que se ocupó de dejar la casa con el mismo «alma» y «espíritu» que la antigua propiedad. Para el interiorismo contaron con Holman Designs que además, les ayudó con el diseño pasivo, reduciendo así la huella medioambiental. Cuestiones importantes como utilizar sabiamente los revestimientos o los cerramientos para sacar los máximos beneficios térmicos, fue algo que tuvieron muy en cuenta. Por ejemplo, se utilizaron suelos de cemento pulido, que son buenos conductores tanto de frío como de calor, y grandes acristalamientos para aprovechar la luz y el sol (muchos de ellos incluso, se benefician de las vistas al río). Por otro lado, también pensaron en el agua, cuyo abastecimiento proviene única y exclusivamente de los diversos tanques de lluvia distribuidos por los techos de los cobertizos.

Otro imprescindible, hablando de algo más estético y funcional, era la necesidad de la propietaria de tener una cocina abierta, con despensa, zona de lavado y comunicada con la zona de estar. Se eligió una paleta de color en blanco que contrasta con elementos como las fibras naturales, el cuero del sofá, la chimenea de hierro, o las grandes puertas de granero que hacen un guiño a la procedencia de esta construcción. Sus grandes ventanales, proveen a la casa de vistas infinitas de las que disfrutan todos y cada uno de los espacios, baño incluido.

Un lugar privilegiado es el dormitorio, un remanso de paz con textiles de lino, escaso mobiliario elegido acorde a esa sensación rústica y de calma que quieren transmitir y su ubicación, hace que puedas contemplar y escuchar el río desde la cama ¿no os parece idílico?

Fotografía: Marnie Hawson para The Design Files

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Verano, calor y color,…

Por fin llegó el verano, mi estación favorita. Los días son más largos, gente más animada, las terrazas están siempre llenas y se huele en el ambiente que las vacaciones están a la vuelta de la esquina. Aunque el calor excesivo no lo lleve bien del todo, en cuando pueda estar a remojo en piscina, pantano, mar, o cualquier sitio que contenga agua, seré feliz.

Aprovechando el cambio de estación, también quería darle un toque veraniego al blog, con una casa algo diferente a lo que suelo traer por aquí. ¿Y qué mejor ejemplo que la vivienda de una artista para poner ese toque de color? Se trata de la ilustradora Rachel Castle cuya obra desprende optimismo, tanto en sus cuadros, como en la ropa de cama, alfombras, toallas, bolsos, etc. Su marca es el paraíso para los amantes de los colores vibrantes y divertidos.

Por supuesto su casa es un fiel reflejo de su marca y como tal, encontramos muchos de sus productos u obras en ella. Un popurrí sin estilo definido, pero que, en su conjunto, podemos afirmar categóricamente que desprende buen rollo por doquier.

El espacio más espectacular sin duda es el comedor, junto a esa maravillosa estantería repleta de libros y la enorme isla de la cocina que se asoman, gracias al cerramiento acristalado, a un increíble patio con piscina. Quiero recalcar y recalco :-) que los libros no tienen por qué ponerse del revés para que se vean sólo las hojas y parezca todo más ordenado. No sé quién inventó esa tendencia, que quedará muy mona para Casa Decor, pero es ridículo para una casa, poco funcional y los libros son lo que son y, por lo tanto, están para que puedan ser leídos sus títulos y ver sus portadas, sean del color que sean ¿O creéis que esta librería queda mal con todos sus libros vistos y cada cuál de su color? a mí me chifla, así deberían ser todas.

En el comedor encontramos cojines de la marca Castle como veis, uno de cada color, la lampara es de Ferroluce. Los cojines combinan con los taburetes de la isla, de Mark Tuckey. Tras la mesa de comedor, una de las obras de Rachel, se llama «Peace Bird», encajaba perfectamente en el espacio y a mi parecer su color oscuro, le da profundidad a esa pared.

Donde encontramos tumbado plácidamente al pequeño salchicha, es la habitación de los hijos adolescentes de Rachel, donde ven la televisión y juegan a la Play. En este caso la obra no es suya, es una lámina de The Standard Store.

El salón es toda una declaración de intenciones, no tengo claro quién tiene más protagonismo si los sofás rosas Togo de Domo, o las láminas de Vintage Posters Only. Se complementan con una bonita alfombra de la marca KosKela y una original mesa de centro de Mark Tuckey.

En el dormitorio de la niña, podemos ver un ejemplo de los dibujos de Rachel llevados a la ropa de cama, me encanta cómo lucen.

Aunque penséis que la parte «anárquica» de Rachel llevó a que todos estos espacios funcionaran así de bien por casualidad, la realidad es que no fue así, la mano de la diseñadora de interiores Tina De Salis, hizo su magia también.

¿Os atreveríais con una casa tan colorida o preferís los neutros para vivir? Siempre podéis echar un vistazo a su web, no hace falta comprar (entre otras cosas porque los precios no son muy económicos), pero inspiradora es un rato.

Fotografía: Annie Portelli para The Design Files

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Casa da Volta

Quizás esta casa se ha cruzado en mi camino para recordarme que en agosto volveré a pisar tierras alentejanas. Para los que sois nuevos por aquí (aún me sorprendo y agradezco las incorporaciones después de tantos años), llevamos yendo a Portugal unos 16 veranos con amigos. El pasado año no pudo ser por temas personales, aunque nos desquitamos con una escapada a Lisboa en otoño. No es que haya pasado tanto tiempo, pero parece que hace un siglo de mis largos paseos por las paradisiacas playas portuguesas, de las noches en casa haciendo «peixe grelhado» (pescado a la brasa) comprado por la mañana en el mercado, de los baños a temperaturas gélidas cogiendo las olas como buenamente se puede y este año además, con la ilusión especial de llevar a mi perrita, que tengo claro que lo gozará tanto como yo (aunque quizás no salgamos del agua, me ha salido nutria y yo soy un pez, buen combo).

La casa que os traigo hoy se llama «Casa da Volta«, que significa «Hogar del Retorno«, precioso nombre y que sin duda le hace justicia. Se encuentra en el Alentejo Portugués, en Setúbal, un poco más al norte de donde solemos ir nosotros, pero no queda lejos. Como muchas de las construcciones de la zona, destacan sus paredes encaladas entre un vasto y árido paisaje interrumpido por alcornoques.

El proyecto fue realizado por estudio de arquitectura, con sede en Lisboa, Promontório, y aunque se hizo como residencia vacacional para una familia y sus cuatro hijos, cuando no está en uso también se alquila. La construcción está inspirada en una fortaleza, sus muros blancos rodean la vivienda y en el centro, se puede disfrutar de un gran patio interior.

Los dormitorios mantienen su intimidad a pesar de los grandes ventanales, ya que están orientados a los altos muros fortificados. Lejos de crear sensación de agobio, el blanco encalado de las paredes les aporta gran cantidad de luz y el espacio que discurre entre dichos ventanales y el muro, a modo de corredor, hace visualmente de separador, a lo que también contribuyen los distintos materiales del suelo (cemento en el dormitorio y madera con gravilla en el exterior). Por otro lado, las zonas comunes ofrecen su salida directa al gran patio interior. La casa está precisamente pensada para ello, que fluya libremente la circulación entre las estancias de día y el exterior, siendo el punto neurálgico la cocina. Aunque a mi manera de ver pueda parecer algo fría, tened en cuenta que no está pensada para vivirla todo el año, sino para que sea práctica y limpia, para ello, nada mejor que un blanco inmaculado así siempre estará a punto.

Respecto a los materiales, aquí nada es lo que parece, se crean ilusiones. Los muros de piedra en realidad están revestidos sobre bloques de cemento que los hacen más resistentes y a su vez, evocan sensaciones de naturaleza, tradición y consonancia con el entorno. Aunque el techo sea plano, está realizado con un sistema de vigas de madera que hace que a la vista se vea inclinado. Una manera de jugar con los elementos para conseguir el efecto que se desea.

Además, la casa cuenta con una gran piscina realizada también en cemento, con forma geométrica, que contrasta con el paisaje y con la propia vivienda. Doy fe que, si no te encuentras a pie de playa, por pequeña que sea la piscina, alberca, o tener sencillamente una manguera, es algo necesario en el Algarve portugués. A igual que necesitas sudadera por la noche.

Después de esto, me quedo con más ganas de ir si cabe. ¿Habéis estado alguna vez?

Fotografía: Luis Viegas para Dwell

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De escuela rural a vivienda

A estas alturas de la vida del blog, sigo encontrando interioristas a los que admiro y que curiosamente, no habían pasado por aquí. Tanto buscar fuera de las fronteras, cuando tenemos lo mejorcito en producto nacional. En este caso me refiero al bilbaíno Mikel Larrinagacuya trayectoria profesional cuenta con más de 40 años. Importante también que sepáis que tiene un perrete adorable, que bien podría ser el hermano mayor de mi Titi y que se llama Pantxo :-) Esto nada tiene que ver con interiorismo, pero une mucho, qué demonios.

El proyecto que veréis hoy es una antigua escuela situada al norte de Burgos, allí donde las casas de piedra y teja se mezclan con el Románico más puro y animan a conservar el espíritu de las construcciones de antaño. Larrinaga quiso transformar la escuela y convertirla en vivienda pero recuperando los elementos arquitectónicos originales, como ventanas, vigas, el suelo,… todo data de 1936. Lo combinó a su vez, con elementos industriales (el ejemplo más obvio es la cocina) y colores neutros que transmitieran paz. El toque final, como en casi todos los trabajos del interiorista, fue una acertada mezcla con piezas de brocantes y antigüedades.

Ya en la entrada podemos ver una gran composición de láminas procedentes de un herbolario que datan de los años 60, toda una declaración de intenciones. En el comedor destaca la imponente visión de la vitrina, las sillas se compraron en un brocante de Francia y la mesa de corte antiguo y campestre, en Isabel Madinabeitia.

El salón se divide en ambientes, el comedor hacia un lado, la zona de estar y por otro, con la tarima elevada tal y como estaba en la escuela, una pequeña zona de estudio. En ella, tanto la mesa como la silla de hierro también son antigüedades. El salón, además, comunica con la cocina y un baño. Al entrar en la cocina, un imprescindible, porque ¿quién puede vivir sin pizarra en la cocina? (yo desde luego tengo una en mis dos casas), ojalá fueran como la de esta vivienda, se trata de la pizarra que encontraron en el aula de la antigua escuela, la idea no me puede gustar más. Bajo ella, una mesa de oficio adquirida en una feria de antigüedades de Francia. Respecto a la pared de enfrente, se ha respetado su aspecto original de piedra. Los muebles de acero de Ikea crean un gran contraste y para suavizar, un precioso vajillero procedente de la India, mantiene toda la loza a mano y a la vista.

En la planta superior se encuentra el dormitorio, vestido con ropa de cama de Zara Home y cojines de Vap Decoración. Aquí también encontramos antigüedades como las mesillas, de Antigüedades Cerrajería, los apliques son de Susaeta. Vemos que el suelo en el piso superior se ha sustituido por baldosas de barro artesanales, en lugar de madera.

Seguimos por el baño, incluso aquí las piezas singulares y la antigüedades siguen haciendo acto de presencia. Lo que más llama la atención es el maniquí, procede de China y lleva puntos de acupuntura. Por otro lado, el mítico taburete Tolix, versión original de un desembalaje francés. Los apliques son de Luz Bilbao y lo más sencillo el espejo, que es de Ikea.

Pero si algo llama la atención en esta casa, es su patio. En origen era una ruina adosada a la escuela, que en los años 70 se convirtió en pajar. Ahora permite tener una zona de porche con comedor más la de estar, y otra de exterior. En la zona de porche, un retablo antiguo preside el espacio de estar, con muebles recuperados de un bazar. En el otro extremo, encontramos un comedor con mesa procedente de un anticuario y sillas de brocante, junto a éstas, una cocina de obra con barbacoa.

Sé que Burgos no se caracteriza precisamente por su buen tiempo, pero en los días soleados, aunque fríos, y durante el verano, ese patio es oro puro. ¡A mí no me sacarían de ahí!

Fotografía: Montse Garriga para Elle Decor

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Directora Creativa Interiorismo

Sigo a Montse Morales en Instagram desde hace años. Su cuenta, @directoracreativa, es pura inspiración y su trabajo, absolutamente impecable. Dudaba si publicar esta casa, que por cierto es su vivienda, ya que me sonaba hasta tal punto que pensé que ya la había sacado en el blog, pero no, sencillamente es que la he visto tantas veces en sus stories y en su feed, que por ello me era tan familiar. Así que después de saber que se trata de la casa de Montse, tenía que compartirla.

La vivienda se encuentra en Premià de Mar, Barcelona. En un principio eran dos casas unidas, separadas por un muro que ella tiró. Antes de hacer la reforma integral, estuvo viviendo en ella tres meses, con el fin de saber lo que le demandaría en un futuro. Las casas se dividían justo por donde se encuentra ahora el pilar. Fue necesario reforzar con una gran viga de 7 metros, además de colocar el mencionado pilar que fue adquirido en un anticuario.

Todo el suelo de la casa está revestido de un precioso y robusto roble, incluido las escaleras. Y las puertas, se consiguieron reciclándolas de una antigua masía.

La planta baja es abierta, así mientras se cocina pueden interactuar con quien esté en el comedor e incluso en el salón. Pero, además, tras la isla se encuentra la habitación de juegos, por lo que Montse o su pareja pueden controlar a los niños mientras cocinan. El concepto abierto se lleva hasta las últimas consecuencias, todo queda a la vista en la cocina. Esto sólo es apto para personas muy ordenadas o desde tu salón todo parecerá un caos (por mucho que te guste, piensa en esta opción antes de hacerla). En el caso de Montse quería algo así de funcional y para ella no había problema ya que se considera más ordenada que la propia Marie Kondo. La cocina se hizo a medida por un ebanista y la encimera es de Silestone.

El comedor se encuentra a continuación de la isla. La madera y las fibras vegetales le dan calidez al blanco inmaculado de la misma. También detalles como la colección de tablas de madera, a las que Montse diseñó un expositor especial, aportando también un toque cálido y original.

Las baldas continúan desde la cocina y a través del pasillo hacia el estudio de Montse, un añadido que se realizó en el patio y donde ahora, tanto ella como su equipo, tienen su lugar de trabajo.

Aunque parezca raro, en esta casa sólo hay un baño y es que Montse pensó, que llevando horarios diferentes los niños y los adultos, para qué más. Yo soy de la opinión que un baño y un aseo es lo perfecto, para una emergencia siempre viene bien, porque a veces nos volvemos locos con tanto baño y al final sólo dan más trabajo (hablando de una familia de no más de cuatro miembros, como es el caso). Por cierto, ¿os habéis dado cuenta de que hay un mismo suelo en todo el baño, incluido en la ducha?, es un truco decorativo que consigue dar más amplitud al espacio.

En el dormitorio de la niña, se ha creado como un lugar de refugio en la zona de la cama. Se le han añadido baldas que actúan de mesilla y tienen mucha capacidad de almacenaje. Así mismo, por la zona exterior, dedicada al estudio, las baldas continúan a modo de estantería. Me encanta la mesa, tiene un aire antiguo y sin embargo es de Maison du Monde (como muchos otros muebles de la casa), lo han combinado con una silla moderna de Ikea y queda realmente bonito y práctico.

El dormitorio principal sigue la misma línea, predomina el blanco y son las fibras y la madera las que aportan calidez. La ropa de cama de Calma House, le dan el toque de color. Como algo original, espejos a cada lado de la cama, son de Maison du Monde.

Y qué decir del patio, Montse cerró la mitad a modo de invernadero y creó una zona de comedor con una gran mesa, un banco, taburetes, textiles de Calma House, plantas y un bonito espejo de Maison du Monde, un espacio que invita a pasar allí largas horas. Pero además dejo otra zona exterior, con un gran árbol para dar sombra, un par de butacas, de pufs de mimbre de Ikea e incluso un brasero para calentarse en los días fríos, que, poniéndole una tapa de madera, se convierte en mesa auxiliar.

La mires por donde la mires, esta casa es una maravilla y si os habéis quedado con ganas de más, sólo tenéis que seguir a Montse en Instagram para conocer no sólo su casa, sino todos los proyectos que hace, a cuál más bonito.

Imágenes: Jordi Canosa / para Elle Decor

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mxTAD

El mundo está lleno de contrastes. Vengo de un fin de semana en Asturias donde la vegetación era tal, que en ciertos lugares donde el sol incidía de determinada manera el verde era tan potente, que parecía fosforito. Y ahora os traigo un paisaje casi desértico, en Méjico, que quizás no sea tan asombroso hablando de vegetación, pero al que, sin duda, no puedo dejar de sacarle sus encantos también.

Es un proyecto del estudio mxTAD, una vivienda construida para un diseñador gráfico. Observándola de frente vemos cómo la puerta principal separa la casa en dos. Y al abrir dicha puerta, el espacio discurre de manera abierta desde la entrada hasta el fondo de la casa, llegando a un patio interior cubierto de grava.

El terreno sobre el que está construido la casa, no era regular, pero se diseñó de tal manera para que desde fuera se observara una edificación completamente horizontal. Por dentro, los cerramientos de cristal, así como las ventanas (algunas de ellas con espacio para sentarse), toman una gran importancia. Los espacios se comunican entre sí a demanda como el salón, la cocina o el patio.

Para la sala de estar, el comedor y la cocina, se ha elegido la madera como protagonista, aunque en esta última se ha colocado un antepecho en color negro para proteger la zona de cocinar, que hace juego con la carpintería metálica de las ventanas. Posiblemente sea una sensación óptica mía a causa de las fotos, pero la mesa de comedor me resulta algo pequeña respecto a las grandes dimensiones del espacio, como si sus proporciones no fueran las correctas ¿no os da la misma sensación?

En casa de un diseñador no podía faltar un espacio para el trabajo, aquí se ha resuelto con una balda volada bajo una de las ventanas que dan al patio, lo que le otorga de mucha luz natural. Al ser un escritorio tan espacioso, permite que trabajen dos personas a la vez.

El dormitorio principal es muy relajante gracias a los tonos empleados, colores tierra, neutros y algún toque de negro. Además, goza de bonitas vistas gracias a una gran puerta corredera con salida al jardín, donde se ha colocado una pequeña zona de estar. Cuenta con su baño, una de las zonas que más me gustan de esta casa, con un tocador doble, espejos ovalados, azulejos rectangulares de corte tradicional (los podéis encontrar muy similares en Nais), un toque industrial en griferías y mobiliario, la combinación con la madera que hace de este baño un espacio muy cálido y por supuesto la iluminación, que siempre juega un papel muy importante en cualquier ambiente. He encontrado apliques iguales a los que hay a ambos lados de los espejos en The Masie.

Un segundo baño, sigue el mismo patrón que el baño principal, sólo que en este caso el lavabo sólo tiene un seno y se ha apostado por un gran armario para disponer de mucho almacenaje. Y todavía hay un tercero, con una pila volada, griferías encastradas en negro (al igual que el resto de la casa), pero esta vez en lugar de armario, nos encontramos con una estantería abierta donde lucen adornos de decoración, algunas revistas o pequeños cuadros.

Por último, la casa también cuenta con una gran habitación infantil basada en el método Montessori. Todo está al alcance de los niños, tanto la cuna/cama, las baldas para los libros, la cocinita para jugar, o las cajas con juguetes que directamente se apoyan en el suelo. Particularmente, me encanta la silla de loneta que parece de playa, pero en tamaño infantil. Ah! si os habéis dado cuenta, en esta habitación tampoco falta un espejo con forma circular asimétrico situado sobre la cama. Y al igual que las otras habitaciones, también tiene salida directa al jardín.

¿Qué opináis de esta casa? Es algo más moderna de lo que normalmente suelo traer. ¿Os gusta?

Imágenes: Amy Bello para Contemporist

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